Ciudad de México, 30 de julio de 2009
Servicio informativo núm. 706
Sumario:
I. En Manifiesto al pueblo de México, llama López Obrador a trabajar cotidianamente en la organización del pueblo
II. Deterioro político y económico, por Rogelio Ramírez de
III. Manual para el acreditado, por Laura Itzel Castillo
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EN MANIFIESTO AL PUEBLO DE MÉXICO, LLAMA LÓPEZ OBRADOR A TRABAJAR COTIDIANAMENTE EN LA ORGANIZACIÓN DEL PUEBLO
AL PUEBLO DE MÉXICO
Como es aceptado por casi todos, México atraviesa por una de las crisis más severas de su historia reciente. Es algo más profundo que una simple recaída económica. Se trata de un proceso de degradación progresiva que afecta a todos los órdenes de la vida pública y de la convivencia social.
Desde nuestro punto de vista, esta decadencia ha sido ocasionada por un grupo minoritario que ha venido imponiendo una política de pillaje, contraria al interés nacional.
La actual oligarquía se conformó desde el gobierno de Carlos Salinas cuando un puñado de traficantes de influencias, inició, al amparo del poder público, el despojo de bienes de la nación y del pueblo, con el engaño de una supuesta modernización del país. El modelo llamado neoliberal, más bien de corrupción y saqueo, se consolidó con los gobiernos de Zedillo, Fox y Calderón.
Este grupo de potentados, con el paso del tiempo, fue adquiriendo poder político hasta situarse por encima de las instituciones constitucionales. En los hechos, ellos son los que verdaderamente mandan en el país. Deciden sobre cuestiones fundamentales en
Con ese poder omnímodo, la oligarquía ha logrado mantener y acrecentar sus privilegios, condenando a la mayoría del pueblo al sufrimiento, al destierro y a la sobrevivencia. Es innegable que en los últimos 25 años unos cuantos mexicanos acumularon riquezas, como no ha sucedido en ninguna otra parte del mundo, pero en contraste, México es uno de los países con mayor desigualdad económica y social en todo el planeta. La riqueza de unos pocos se ha edificado con la miseria de otros muchos y éste es el origen de los males que aquejan y atormentan a la nación.
Desde luego, nuestra visión de la realidad no es compartida por los culpables de la tragedia nacional y sus secuaces. Por el contrario, ellos no sólo eluden su responsabilidad, sino que ante el desastre que han causado maniobran tenazmente para continuar engañando y confundiendo. Actualmente, sus voceros, con análisis superficiales y simplistas, atribuyen la crisis a factores externos, a la falta de culminación de las llamadas reformas estructurales o a las fallas de los políticos. Inclusive, está de moda que los otrora defensores de Calderón, hoy achaquen la debacle a su ineptitud y a la inexperiencia de los gobiernos del PAN, soslayando deliberadamente las causas de fondo.
Sin embargo, nosotros vemos las cosas de otra manera. Sostenemos que la crisis se agravó cuando la oligarquía decidió imponer a Felipe Calderón para impedir un verdadero cambio. Como es lógico, y lo advertimos en su momento, es difícil gobernar luego de un fraude electoral, sin legitimidad ni autoridad moral y política. Además, en un entorno de crisis, era prácticamente imposible que Calderón pudiese ejercer el poder, atado a los intereses creados y aplicando la misma política antipopular y entreguista de sus antecesores. Desde su origen, el gobierno espurio estaba condenado al fracaso.
Pero no nos confundamos, la caída de Calderón después del 5 de julio, no significa que los que realmente mandan y deciden en el país hayan perdido fuerza. Una vez más estamos siendo testigos de la restauración del mismo régimen, una operación que antes se llevaba a cabo al final de cada sexenio y que ahora, por la descomposición social y la falta de decisión para enfrentar los problemas, se tiene que efectuar cuando el gobierno de Calderón ni siquiera ha cumplido tres años.
Esto explica por qué la oligarquía impulsó o cuando menos permitió que, con dinero a raudales y con el apoyo de los medios de comunicación, resurgiera el PRI y con éste progresara la intentona de imponer a Enrique Peña Nieto como candidato a
También tengamos en cuenta que los potentados no están dispuestos a permitir ningún cambio que ayude realmente a enfrentar la crisis económica. Para ellos es intrascendente que México sea uno de los países con menor crecimiento en el mundo o que no se generen empleos. Les da igual que se deje sin apoyo a los productores del campo, a los pequeños y medianos empresarios o que se termine de arruinar la industria eléctrica y la del petróleo. En su estrategia seguirán protegiendo a los monopolios, utilizando el presupuesto público y las reservas internacionales del Banco de México para rescatar y favorecer a banqueros y a grandes empresarios. Sin duda, en la próxima legislatura, en vez de reformar las leyes fiscales para que los potentados paguen impuestos en proporción a sus ganancias, tratarán de cobrar IVA por la comida y los medicamentos, y harán todo lo posible para recaudar más, aumentando el precio de las gasolinas, de la luz y de otros bienes y servicios. Por lo mismo, cuando se tenga que aprobar el nuevo presupuesto, antes de cancelar los privilegios de la alta burocracia, estarán a favor de recortar el gasto destinado a programas sociales.
Pero lo más grave es que no se hará nada, absolutamente nada, para detener la descomposición social que ha llevado a la inseguridad y a la violencia. Nunca aceptarán que a millones de mexicanos, en particular a los jóvenes, se les ha cancelado el futuro pues no tienen oportunidades de trabajo ni de estudios y sólo les han dejado el camino de la migración o de las conductas antisociales. Van a seguir queriendo resolver este problema eminentemente social con medidas coercitivas, sin tomar en cuenta que la paz y la tranquilidad son fruto de la justicia.
En pocas palabras, desgraciadamente, no vemos en el corto plazo ninguna posibilidad de que las cosas mejoren en beneficio de las mayorías. Todo indica que persistirá la degradación del país. En consecuencia, la única alternativa que se tiene es seguir luchando hasta derrotar a la oligarquía en el terreno político, de manera pacífica, para hacer valer la democracia y establecer un gobierno que combata la codicia y la corrupción, distribuya con justicia las riquezas de México y garantice el bienestar y la felicidad del pueblo.
En esta nueva etapa, considero que los integrantes de nuestro movimiento y todos aquellos ciudadanos concientes y dispuestos a contribuir a la transformación del país, debemos cumplir de acuerdo con nuestras posibilidades las siguientes tareas:
1. Trabajar cotidianamente en la organización del pueblo. Es necesario tener claro que si no hay un cambio profundo no se puede enfrentar la decadencia que se padece ni mejorar las condiciones de vida y de trabajo de la población. Asimismo, debe tenerse presente que esta transformación sólo podrá darse de abajo hacia arriba, con el criterio de que sólo el pueblo puede salvar al pueblo. Sin la voluntad y la decisión de la gente no se puede enfrentar a la oligarquía que posee inmensas riquezas y controla los medios de comunicación.
2. Para hacer este trabajo de concientización y de organización es indispensable continuar sumando a más representantes del gobierno legítimo, a partir de consolidar los comités municipales y crear nuevos comités en barrios, colonias, unidades habitacionales, pueblos y comunidades del país.
3. Es fundamental seguir creando redes alternativas de información para romper el bloqueo, resistir el embate de nuestros adversarios y contrarrestar la manipulación de los medios de comunicación. Debe tenerse muy presente que el principal instrumento de dominación que tiene la oligarquía es el control que ejerce a través de la televisión, la radio y la mayor parte de la prensa escrita.
4. Estar atentos para detener, con la denuncia y la movilización ciudadana, como lo hicimos en el caso del petróleo, todo aquello que signifique nuevos retrocesos, en particular, no permitir el cobro del IVA en medicinas y alimentos; la reducción del presupuesto a la educación, la salud y la seguridad social; la llamada reforma laboral; el aumento de los precios de las gasolinas, la luz, el diesel y otros bienes y servicios; y la violación sistemática de los derechos humanos. En esta tarea mantendremos una estrecha coordinación con los diputados y senadores afines al movimiento.
5. Seguir insistiendo en la defensa de la economía popular y del petróleo. Consolidar el funcionamiento de las casas del movimiento para organizar a la gente y frenar los cobros excesivos en luz, predial, agua, créditos hipotecarios y otros servicios. Dar seguimiento permanente a la entrega de contratos de PEMEX y combatir las privatizaciones, el contratismo y la corrupción en los gobiernos.
Amigas y amigos:
Es larga la travesía. Enfrentamos intereses muy poderosos, se requerirá de muchas fatigas, pero siempre será mayor la satisfacción que produce el luchar por nuestros ideales y por causas justas.
De cada uno de nosotros depende el destino del país. No nos desanimemos, no nos detengamos y, sobre todo, no dejemos de luchar.
La mafia del poder en México se cree invencible, pero recordemos, como decía Hidalgo, que “el poder de los reyes es demasiado débil cuando gobiernan contra la voluntad de los pueblos”.
Andrés Manuel López Obrador
Presidente Legítimo de México
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DETERIORO POLÍTICO Y ECONÓMICO
por Rogelio Ramírez de
(publicado en El Universal el 22 de julio de 2009)
Los gobiernos mexicanos siempre han temido a la combinación del deterioro económico y al mismo tiempo del político, pues ambos han siempre causado grandes crisis económicas.
Por ejemplo, Ernesto Zedillo enfrentó la debacle económica que heredó de Carlos Salinas de Gortari con medidas económicas de alto costo social, porque al mismo tiempo creó las condiciones políticas en las cuales apoyarse. Así, procesó a Raúl Salinas y además aceptó perder las elecciones de medio término en 1997.
Sin la válvula de escape de la política no hubiera sido posible el tratamiento de choque que le recetó a la economía, mismo que causó gran pérdida en el nivel de vida de la mayoría.
El actual gobierno no ha podido aplicar sus proyectos económicos, como el IVA en alimentos y medicinas o la apertura energética, porque no trabajó suficientemente el terreno político. Conociendo su propia limitación, desde el principio titubeó y ni siquiera llegó a proponer las medidas económicas que consideraba óptimas, ya ni se diga las que le aprobó el Congreso.
Con el tiempo ha permitido que el clima político se siga deteriorando, comenzando con el problema de creciente inseguridad y ahora las tensiones casi permanentes con gobiernos estatales de la oposición. Estas tensiones van a degenerar por la falta de recursos que repartir, lo que lo situará en lo peor de los dos mundos.
La misma tensión política ya contaminó a su propio partido, el PAN. En tales condiciones sería ilusorio esperar que propusiera las medidas económicas que juzga óptimas para sortear la actual emergencia económica. Pero el resultado sería entonces una pérdida de confianza en la economía.
Si el gobierno no valora la retroalimentación entre la economía y la política y no endereza el rumbo, acabaría como acabó el sexenio de Carlos Salinas, con una gran crisis económica y al mismo tiempo una crisis política.
Ya pasó el momento de proponer las mejores soluciones económicas y a partir de ellas trabajar con el aparato político para aplicarlas. Hoy ya no es viable la reducción del gasto corriente o del tamaño de la estructura burocrática o aumentar impuestos para compensar los menores ingresos petroleros y la caída de la recaudación
.
El gobierno sin duda puede persistir en estos objetivos, y así parece que lo hace en el caso del IVA en medicinas y alimentos. Pero por su impacto social eso sólo lo llevaría a que el PRI juegue con él y que lo poco que le conceda y aumente la recaudación sea para los gobernadores del PRI. No para los proyectos que en algún momento pudiera haber considerado como prioritarios a nivel federal.
La estrategia alternativa sería comenzar a trabajar en el campo político y bajar el nivel de sus ambiciones para hacer cambios económicos. A diferencia de lo óptimo, es decir, que la política se adapta a las necesidades de la economía, aquí debe ser al revés, porque ya se perdió la oportunidad de lo óptimo.
Quizá trabajar en el campo político obligue al gobierno a hacer cambios de gabinete y hasta a permitir la entrada de políticos del PRI o cercanos a este partido. Eso no debería verlo como un problema, sino incluso como una oportunidad para mejorar la calidad del gabinete.
Podría encauzar algunos cambios económicos y sociales, por ejemplo, en apoyos a las pequeñas empresas, construcción de infraestructura o aumento de la producción agropecuaria. Esto es preferible a seguir sin brújula, observando cómo empeora el clima económico y político, cada cual en su propio carril, para finalmente desembocar en una gran crisis de confianza.
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MANUAL PARA EL ACREDITADO
por Laura Itzel Castillo, secretaria de Asentamientos Humanos y Vivienda del gobierno legítimo de México
(publicado en El Gráfico el 29 de julio de 2009)
En estos últimos días, desde el Consejo de Defensa de
La publicación, editada por El Periódico, compila, entre otras cosas, una serie de artículos sobre el tema que he venido tratando en las páginas de ese rotativo y también en El Gráfico desde el mes de septiembre de 2007. En ellos se resume la posición en torno a la política habitacional que plantea el gobierno legítimo de México, y la crítica al modelo mercantil impulsado desde la derecha en este país.
Este documento contempla un apartado denominado Manual para el derechohabiente, en donde se resume la experiencia adquirida por el CDV en las mesas de trabajo con el Infonavit. Mesas en las que, por cierto, se ha logrado la reestructuración crediticia de innumerables trabajadores y también se ha evitado el desalojo de una gran cantidad de familias de sus hogares.
Es obligación de Infonavit dar a conocer a sus acreditados las diferentes soluciones a su problemática. Sin embargo, la información se maneja discrecionalmente, con el objeto de sorprender a los trabajadores, quienes, amedrentados y bajo presión, optan por las peores soluciones. Por ello considero fundamental este apartado, debido a que se convierte en un arma básica para poder defenderse contra los abusos de las autoridades, que han preferido rematar y casi regalar a las empresas trasnacionales el patrimonio de las familias trabajadoras, en lugar de vendérselas a un precio justo a sus legítimos propietarios.
En otro de los capítulos del libro se encuentra íntegra la iniciativa de Ley del Infonavit que presentó el CDV, a través del Grupo Patria, integrado por diputados del PRD, PT y Convergencia. Lo fundamental de la propuesta es que rescata a la institución como organismo público descentralizado de la administración pública. Dicho proyecto fue presentado en
La aprobación de la iniciativa calderonista significaría descapitalizar drásticamente al Infonavit, ya que se le quitaría 80% del ahorro de los trabajadores, además de autorizar a la dependencia endeudarse con terceros (bancos) y que la garantía del pago sea el fondo constituido por 1% de los trabajadores. Esta situación encarecería aún más el crédito, por lo que la posibilidad de obtener alguno se volvería realmente inalcanzable.
Finalmente la iniciativa del “malasuerte” Calderón no fue aprobada y la del CDV se negaron a dictaminarla. El PAN ha declarado recientemente que urgen los cambios en materia de vivienda. ¿Será?
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