Servicio informativo núm. 579
Sumario:
I. Reitera López Obrador el plan de movilizaciones para los próximos días
II. Crisis de humanidad, por Leonardo Boff
III. Proteger la salud en la crisis, por Asa Cristina Laurell
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11 de noviembre: mitin frente a Televisa; 23 de noviembre marcha-mitin del Ángel a Bellas Artes
Desde la tierra del general Lázaro Cárdenas del Río, Andrés Manuel López Obrador anunció las acciones que se llevarán acabo en los próximos 15 días para continuar con la defensa del petróleo y de la economía popular.
El presidente legítimo de México especificó que la primera acción será acudir el próximo martes, 11 de noviembre, a las 17 horas, a las instalaciones de Televisa, para solicitar a sus directivos que garanticen el derecho de réplica y con ello exponer a la opinión pública los motivos por los cuales continúa el Movimiento Nacional en Defensa del Petróleo.
Al conceder una entrevista al noticiero nocturno “En Resumen” que conduce Alberto Ortega, el cual se trasmite por el Canal 7 de Uruapan, señaló que los medios de comunicación que manipulan la información y que ocultan que México está inmerso en una profunda crisis económica, política y social provocan un grave daño a la población.
También detalló que el próximo domingo, 23 de noviembre, a las 11 horas, se efectuará una marcha-mitin del Ángel de la Independencia a las inmediaciones del Palacio de Bellas Artes para reiterar que se mantendrán las acciones de defensa de la industria petrolera y la economía popular.
En el recorrido de este sábado, López Obrador destacó que el Movimiento en Defensa del Petróleo logró que se frenara la privatización de la industria petrolera. Sin embargo, aclaró que “todavía hay un riesgo latente porque los vendepatrias, quieren entregar en lotes las tierras y las aguas del Golfo de México para que empresas extranjeras puedan explorar y explotar el petróleo que es de todos los mexicanos”.
Los potentados “quieren entregar lotes de 5 mil kilómetros cuadrados cada uno, cantidad equivalente al territorio de Tlaxcala o Colima. Quieren entregar 110 lotes en concesiones de 20 años a empresas extranjeras”, explicó.
López Obrador señaló que el pasado martes, 4 de noviembre, presentó ante diputados federales del PRD, PT y Convergencia el Programa de Defensa de la Economía Popular, con el propósito de mitigar los efectos de la crisis económica que vive México. El mencionado plan está formado por 18 acciones. “Primero, propusimos que se establezcan precios de garantía a productores del campo; la construcción de tres refinerías para dejar de importar la gasolina; y aplicar un programa de construcción de caminos de concreto”.
Prosiguió: “Es necesario la construcción de infraestructura en los pueblos y regiones del país para generar empleos y reactivar la economía; echar andar el programa de mejoramiento, ampliación y construcción de viviendas; dar apoyos a adultos mayores, madres solteras y discapacitados”.
Otras acciones propuestas, expresó, es devolver los ahorros a los ex braceros; otorgar becas mensuales a todos los estudiantes de preparatoria; brindar atención médica y medicamentos gratuitos a la gente e instalar comedores o cocinas económicas en zonas pobres. También bajar los precios de la gasolina, el diesel, el gas y la luz; y al mismo tiempo proteger los fondos de pensiones de los mexicanos, añadió.
Para hoy domingo, López Obrador convivirá con los habitantes de Aguililla, Apatzingan, Parácuaro, Nueva Italia, Lombardia, Taretan, y Ziracuaretiro.
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por Leonardo Boff
Distribuido por Refugio del Río Grande (http://members.tripod.com/~RefugiodelRioGrande/esphome.html) el 9 de noviembre de 2008
La crisis económico-financiera, previsible e inevitable, remite a una crisis más profunda. Se trata de una crisis de humanidad. Faltaron rasgos de humanidad mínimos en el proyecto neoliberal y en la economía de mercado sin los cuales ninguna institución a mediano y largo plazo se mantiene en pie: la confianza y la verdad. La economía presupone la confianza de que los impulsos electrónicos que mueven los papeles y los contratos tengan lastre y no sean mera materia virtual, por lo tanto ficticia. Presupone además la verdad de que los procedimientos se hagan según reglas observadas por todos. Ocurre que en el neoliberalismo y en los mercados, especialmente a partir de la era Thatcher y Reagan, predominó la financiarización de los capitales. El capital financiero-especulativo es del orden de 167 billones de dólares, mientras que el capital real empleado en los procesos productivos gira en torno a los 48 billones de dólares anuales. Aquél deliraba especulando en las bolsas, dinero haciendo dinero, sin control, apenas regido por la voracidad del mercado. Por su naturaleza, la especulación comporta siempre alto riesgo y viene sometida a desvíos sistémicos: a la ganancia de ganar más y más por todos los medios posibles.
Los gigantes de Wall Street eran tan poderosos que impedían cualquier control, siguiendo solamente sus propias regulaciones. Contaban con informaciones anticipadas (Insider Information), las manipulaban, divulgaban rumores en los mercados, nos inducían a falsas apuestas y de ahí sacaban grandes lucros. Basta leer el libro del megaespeculador George Soros, La crisis del capitalismo, para constatarlo, pues cuenta en detalle estas maniobras que destruyen la confianza y la verdad. Ambas eran sacrificadas sistemáticamente en función del beneficio de los especuladores. Tal sistema tenía que derrumbarse un día, por ser falso y perverso, lo que de hecho ocurrió.
La estrategia inicial estadounidense era injertar mucho dinero en los «ganadores» para que la lógica continuase funcionando sin pagar nada por sus errores. Hubiera sido prolongar la agonía. Los europeos, recordando los vestigios que han quedado del humanismo de las Luces, han tenido más sabiduría. Denunciaron la falsedad, pusieron en el campo al Estado como instancia salvadora y reguladora, y en general como actor económico directo en la construcción, en la infraestructura y en los campos sensibles de la economía. Ahora no se trata de reflotar el neoliberalismo sino de inaugurar otra arquitectura económica sobre bases no ficticias. Esto quiere decir que la economía debe ser un capítulo de la política (la tesis clásica de Marx), no al servicio de la especulación sino de la producción y de la adecuada acumulación. Y la política deberá regirse por criterios éticos de transparencia, de equidad, de justa medida, de control democrático y dando especial cuidado a las condiciones ecológicas que permiten la continuidad del proyecto planetario humano.
¿Por qué la crisis actual es una crisis de humanidad? Porque subyace en ella un concepto empobrecido de ser humano que sólo considera una parte de él, su parte de ego. El ser humano está habitado por dos fuerzas cósmicas: una de autoafirmación, sin la cual desaparece. En ella predomina el ego y la competición. La segunda es de integración en un todo mayor, sin el cual también desaparece. En ella prevalece el nosotros y la cooperación. La vida sólo se desarrolla saludablemente en la medida en que se equilibra el ego con el nosotros, la competición con la cooperación. Dando rienda suelta a la competición del ego, anulando la cooperación, nacen las distorsiones que presenciamos y que han llevado a la crisis actual. Por el contrario, dando espacio sólo al nosotros sin el ego se generó el socialismo despersonalizante, y la ruina que provocó. Errores de esta gravedad, en las condiciones actuales de interdependencia de todos con todos, nos pueden liquidar. Como nunca antes tenemos que orientarnos por un concepto adecuado e integrador del ser humano, por un lado individual-personal, con derechos, y por otro social-comunitario, con límites y deberes. De no ser así, nos empantanaremos siempre en crisis, que serán menos económico-financieras y más crisis de humanidad.
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por Asa Cristina Laurell
(publicado en La Jornada el 8 de noviembre de 2008)
Para Gustavo Iruegas, hombre generoso y comprometido con su país
En 2005, la Organización Mundial de la Salud (OMS) integró una Comisión de los Determinantes Sociales de la Salud (CDSS) que acaba de presentar sus resultados.
Se verificará además una conferencia los días 7 y 8 de noviembre en Londres, para discutir los resultados de los distintos grupos de trabajo compuestos por especialistas y representantes de la sociedad civil que participaron en este esfuerzo.
Esta iniciativa tiene el propósito de reposicionar a la OMS, organismo de la Organización de las Naciones Unidas como máxima autoridad mundial de salud frente a otros organismos supranacionales, particularmente el Banco Mundial, que ha dictado a los países la política sanitaria a seguir mediante el manejo de cuantiosos fondos condicionados al cumplimiento de políticas de corte neoliberal.
El documento en el cual la CDSS presenta sus resultados comienza así: “La justicia social es una cuestión de vida o muerte. Afecta al modo en que vive la gente, a la probabilidad de enfermar y al riesgo de morir de forma prematura”. Sigue y fija tres ejes de acción que son: “Mejorar las condiciones de vida, es decir, las circunstancias en que la población nace, crece, vive, trabaja y envejece; luchar contra la distribución desigual del poder, el dinero y los recursos, esto es, los factores estructurales de los que dependen las condiciones de vida, a escala mundial, nacional y local, y medir la magnitud del problema, evaluar las intervenciones, ampliar la base de conocimientos, dotarse de personal capacitado”.
Constata lo que J.P. Frank expuso en 1790 en su famoso tratado La miseria del pueblo, la madre de las enfermedades, noción que posteriormente fue retomada por el médico R. Virchow en 1848, cuando resumió: “la medicina es una ciencia social y la política es medicina a gran escala”.
La concepción sobre el carácter social del proceso salud-enfermedad y socio-político de la práctica médica dieron origen en los años 70 a la corriente científica y crítica de la medicina social latinoamericana. La razón por la cual ésta se adelantó 30 años a la OMS era muy visible, ya que el rápido crecimiento económico no se había traducido en mejores condiciones de salud o el acceso universal a los servicios de salud, debido a que iba acompañado de desigualdad e injusticia social.
Veinticinco años de políticas neoliberales causaron este mismo proceso en casi todo el mundo, desarrollado y subdesarrollado. Con ello se hizo visible lo que hoy se ha convertido en un campo de estudios científicos y preocupación de la sociedad.
Los resultados de las indagaciones la CDSS se hacen públicos en un momento crucial, el momento de la crisis global del capitalismo. El informe demuestra que la creciente polarización entre una mayoría pobre y una pequeña minoría enriquecida deja en la pobreza, el desempleo, la inseguridad y con falta de recursos para atenderse decenas de millones de seres humanos, y disminuye su posibilidad de vivir sanos y desarrollar sus potencialidades y capacidades. La crisis actual profundiza esta tendencia y los condena a una vida insalubre o a la muerte prematura. La CDSS establece que es un imperativo ético cambiar esta situación.
Estamos en condiciones de hacerlo y ser omisos al respecto es una grave responsabilidad. La crisis está, pero sus consecuencias no son destino insalvable. Las crisis son momentos de encrucijada: se aceptan como fatalidad o como oportunidad. México tiene los recursos para proteger a su población mayoritaria contra los efectos nocivos de la crisis, pero hacerlo depende de la voluntad política para lograr el cambio.
En el campo de la salud existen las condiciones para cambiar la política y cumplir el derecho universal a la protección de la salud. Para ello se requiere abandonar la obsesión de la competencia de mercado y reorientar la utilización de los recursos disponibles de todas las instituciones públicas de salud. En el corto plazo, con el presupuesto de 2009, se pueden movilizar los recursos y utilizarlos eficientemente para fortalecer la infraestructura de salud, contratar personal médico faltante y comprar medicamentos e insumos necesarios para prestar gratuitamente la atención requerida a todos.
Con una nueva política económica se puede además amortiguar los determinantes sociales de la enfermedad.
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