Servicio informativo núm. 561
Sumario:
I. ¿Se atreverán a reconocer con honestidad que nos asiste la razón?, pregunta López Obrador a sus detractores
II. Resistencia, por Alejandro Encinas
III. Prisiones: eslabón perdido, por José Luis Piñeyro
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¿SE ATREVERÁN A RECONOCER CON HONESTIDAD QUE NOS ASISTE LA RAZÓN?, PREGUNTA LÓPEZ OBRADOR A SUS DETRACTORES
Carta del presidente legítimo de México, Andrés Manuel López Obrador, al pueblo de México
Al pueblo de México.
A todos los defensores del petróleo.
Amigas y amigos.
El día de ayer, en la columna Capitanes, de la sección Negocios del periódico Reforma, bajo la responsabilidad editorial de ese diario, se da a conocer una información que deja al descubierto la gran trampa “escondida” en la reforma petrolera aprobada en el Senado de la República.
El texto es el siguiente:
“PETROLERAS PENDIENTES
“Calladas, pero cabildeando. Así andan las huestes de grandes petroleras, como Shell, Exxon Mobil, Petrobras, Statoil Hydro y hasta Chevron.
“Aunque no han fijado una postura abiertamente, está claro que no descartaron de facto su posible intervención en la producción de hidrocarburos bajo las reglas de la reformita petrolera que ya pasó el Senado.
“La primera tarea que encargaron a su equipo en México está en manos de firmas de abogados locales, agremiados en la Asociación Mexicana de Derecho Energético, que preside Tomás Mueller Gastell.
“Su misión: interpretar los esquemas contractuales que detonarán los cambios realizados a la Ley Reglamentaria del 27 constitucional en el ramo petrolero.
“La segunda tarea está en manos de las áreas de desarrollo de negocios.
“Estas analizan la conveniencia de entrar a las nuevas opciones que dará Pemex, bajo la modalidad legal de contratos de servicio.
“Antes de eso falta un último paso.
“Ahora que las leyes están casi planchadas, sigue el reglamento de la Comisión Nacional de Hidrocarburos.
“Esta decidirá sobre la asignación de bloques para la exploración y producción de hidrocarburos, el tiempo de adjudicación mediante contratos de servicios y las medidas para la asignación de incentivos económicos.
“Así que las extranjeras no pierden de vista el proceso, pues no descartan que pese a la “reforma chiquita” al final todavía puede salir algún negocio interesante.”
Ante esta evidencia, ¿qué dirán ahora nuestros detractores?; ¿se atreverán a reconocer con honestidad que nos asiste la razón? Digan lo que digan, actúen como actúen, lo cierto es que la verdad, como la esperanza, es una fuerza muy poderosa.
Andrés Manuel López Obrador
Presidente Legítimo de México
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RESISTENCIA
por Alejandro Encinas
(publicado en El Universal el 25 de octubre de 2008)
A lo largo de mi vida he mantenido y defendido de manera abierta y libre mis ideas y posiciones políticas. En esta ocasión, mi posición respecto a las reformas en materia energética no es la excepción.
Comparto la posición del comité que integró el FAP para elaborar una iniciativa alterna a las presentadas por Calderón y el PRI, que considera que los dictámenes aprobados en el Senado conjuran la pretensión privatizadora promovida en las propuestas oficiales, ya que se evitó que particulares puedan construir, poseer y operar instalaciones de refinación y petroquímica básica, así como de transporte en ductos y almacenamiento de petrolíferos y petroquímicos básicos; impiden los contratos de riesgo bajo cualquier modalidad; permite que Pemex haga uso de sus excedentes de operación y elimina la mayor parte de las características lesivas, con lo que se fortalece la paraestatal.
Estoy convencido de que el vuelco que tomó esta discusión es un logro del Movimiento Nacional en Defensa del Petróleo y de miles de ciudadanos que se oponen a la privatización de Pemex, y es resultado de una estrategia de lucha política que fue severamente cuestionada desde la toma de las tribunas en el Congreso de la Unión por legisladores del FAP que impidieron un albazo en la aprobación de las iniciativas originales, lo que obligó a un amplio debate público en el Senado y permitió más adelante una consulta pública nacional y la elaboración de una iniciativa ciudadana, que fueron fundamentales en la rectificación que representan los dictámenes aprobados.
He de señalar que en la consulta que se realizó en el Hemiciclo a Juárez el miércoles, mi voto fue a favor de “aceptar lo hasta ahora logrado, vigilar que se cumplan los compromisos y seguir luchando para evitar cualquier retroceso que signifique violar la Constitución, privatizar o que continúe la corrupción en Pemex”, haciéndome cargo de lo señalado tanto por Cuauhtémoc Cárdenas como por AMLO en lo que se refiere a “bloques o áreas exclusivas” que puedan concesionarse a particulares mediante contratos que pudieran significar que se excluya a Pemex del control sobre esos trabajos de exploración, lo que abre una franja de riesgo respecto a actividades sobre las cuales no debería quedar en duda el control que el Estado debe mantener sobre la explotación de los hidrocarburos, lo que el Senado se negó a prohibir expresamente.
En México se ha dado un añejo debate, en el que distintos juristas han señalado que el Estado sólo está facultado para actuar en los casos expresamente establecidos en la ley, aunque el ejercicio gubernamental en nuestro país ha actuado bajo la lógica de que “lo que no está prohibido está permitido”, lo que hace legítima la preocupación de quienes consideran que esta ambigüedad encubre la tentación privatizadora.
Por ello participé en la movilización al Senado el jueves, no sólo porque es genuina la preocupación; lo hice por congruencia y reciprocidad con quienes me han apoyado; porque no comparto la idea de alentar la diferenciación dentro de la izquierda, el partido y el movimiento; porque esa diferenciación acerca a viejos compañeros con nuestros adversarios; porque asumo el resultado de la consulta pese a que voté en otro sentido; pero, fundamentalmente, porque no voy a tomar distancia del movimiento, ni voy a ahondar la fractura entre el PRD y el movimiento, menos aún ante el momento crítico que vive el país, que exige una izquierda firme, capaz de encabezar una alternativa que permita enfrentar la incapacidad de la derecha para conducir los destinos de México.
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PRISIONES: ESLABÓN PERDIDO
por José Luis Piñeyro
(publicado en El Universal el 25 de octubre de 2008)
Calderón, que tanto ha presumido de contar con una estrategia anticriminal integral (estricta cooperación y coordinación entre las instituciones de seguridad pública), todo indica que no le ha funcionado.
Las mejores pruebas recientes son la iniciativa de ley para crear una Policía Federal que sustituya a la Policía Federal Preventiva (después de casi 10 años de fundada y multimillones de pesos gastados) y el nombramiento de Jorge Tello Peón como asesor presidencial en seguridad nacional. La iniciativa legal sólo refrenda la visión represiva sobre la preventiva de delitos y participativa social respecto al combate al crimen profesional; la reincorporación de Tello Peón evidencia la mala coordinación y cooperación y la deficiente labor de inteligencia civil.
Hemos insistido en que una estrategia integral pasa por varios eslabones: un efectivo sistema policial hoy ausente, pues la prevención es casi inexistente, la investigación, poco científica, y la consignación del presunto delincuente, improbable; un sistema judicial en el que la liberación del acusado es frecuente, el enjuiciamiento, lento y parcial, y la absolución, mayoritaria y la condena minoritaria y mínima; un sistema penitenciario en el que el encarcelamiento es de lujo para pocos y la readaptación para ninguno; una rehabilitación amplia y real de drogadictos, y no sólo formal y, una permanente participación social, hasta ahora de adorno. Esto, complementado con un rescate de la sociedad por el Estado vía empleos masivos y salarios dignos, ¿o sólo se vale rescatar a los grandes señores del dinero como hoy se perfila en México? Por supuesto, eso no es populismo.
Ahora bien, los últimos meses y días, el eslabón penitenciario ha explotado de forma sangrienta en varias prisiones; se dice que el narcotráfico ha llevado la guerra a éstas, abriéndose un frente más para las autoridades.
Los problemas que potencian el accionar de los narcos son los de siempre. Hacinamiento de reos: de las 439 cárceles en el país, 228 están saturadas; funcionarios que permiten la venta de todo (drogas, alcohol, mujeres, armas blancas y de fuego, etcétera) o el cobro de “protección” de los narcos a los presos; la mezcla de reos de alta peligrosidad con convictos comunes en las crujías; el escaso o nulo control social o de autoridades del funcionamiento carcelario; la ausencia de medidas de readaptación, entre otros.
Todo dentro de un universo que cubre 220 mil presidiarios donde el narco tiene un mercado cautivo para vender protección, drogas y todo tipo de prebendas a pesar de que se supone que están allí para que no delincan más y se regeneren. Las respuestas de las autoridades son las de siempre: operativos policiacos “sorpresa” para decomisar drogas y armas, y trasladar presos a otra cárcel o, frente a motines, cerco a la prisión hasta recuperarla a sangre y fuego como lo demuestran los 70 muertos y 120 heridos en lo que va del año.
Aquí, de nuevo persiste la lógica represiva sobre la de readaptación para reos con delitos menores, como puede ser la preliberación o el trabajo comunitario como forma de reparación del delito, como manera de reinserción en la sociedad, como descarga económica para el Estado (cada reo cuesta un promedio de 180 pesos diarios), como táctica para disminuir la sobrepoblación y las fugas de reos.
Se requiere eliminar la tensión de este eslabón y que se encarcelen más narcotraficantes y menos drogadictos y delincuentes ocasionales.
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