martes, 29 de abril de 2008

“La lucha y la resistencia civil pacífica deben continuar, pues no hemos detenido la privatización de Pemex”: Claudia Sheinbaum

Ciudad de México, 29 de abril de 2008
Servicio informativo núm. 406



“LA LUCHA Y LA RESISTENCIA CIVIL PACÍFICA DEBEN CONTINUAR, PUES NO HEMOS DETENIDO LA PRIVATIZACIÓN DE PEMEX”: CLAUDIA SHEINBAUM


Discurso de la secretaria de Patrimonio Nacional del gobierno legítimo de México, Claudia Sheinbaum Pardo, en la Asamblea Informativa del Movimiento Nacional en Defensa del Petróleo, en el Zócalo, el 27 de abril de 2008


Compañeras y compañeros:

Cuando denunciamos el fraude electoral del 2006, a través del cual Felipe Calderón usurpó la Presidencia de la República, expusimos que el objetivo de ese grupo no sólo era su avaricia por el poder y el dinero, sino que llevaban la encomienda de entregar el patrimonio de la nación a las grandes empresas nacionales y extranjeras.

La iniciativa de contrarreforma energética que presentó Calderón hace unas semanas es la mejor demostración de ello. Es una iniciativa privatizadora, entreguista, que promueve la corrupción y, por si fuera poco, viola flagrantemente la Constitución.

Creen que por repetir mil veces en las televisoras la falsedad de que nuestra riqueza petrolera no se va a privatizar, el pueblo de México les va a creer. No sólo son entreguistas, sino abiertamente mentirosos, soberbios y perversos.

Cualquier diccionario dice claramente que “la privatización es la acción por la que un bien público pasa a ser controlado por empresas privadas”. Pues bien, en la iniciativa de contrarreforma a la Ley Reglamentaria del 27 Constitucional se establece en el artículo cuarto que:

“Pemex, sus organismos subsidiarios y los sectores social y privado, podrán realizar las actividades de transporte, almacenamiento y distribución de gas, de los productos que se obtengan de la refinación de petróleo y de petroquímicos básicos”. Eso significa que la nueva infraestructura de transporte, almacenamiento y distribución, en vez de ser un bien público, pasará a manos privadas. Eso es privatización.

Más adelante la iniciativa dice: “Pemex y sus organismos subsidiarios podrán contratar con terceros los servicios de refinación de petróleo”. Eso significa que las nuevas refinerías serán privadas. Eso es privatización.

Y continúa la iniciativa diciendo que: “Las personas que pretendan realizar las actividades o prestar los servicios a que se refieren los dos párrafos anteriores podrán construir, operar y ser propietarios de ductos, instalaciones y equipos”. Eso es privatización.

En la propuesta de contrarreforma a la Ley Orgánica de Pemex, se establece en las atribuciones del Consejo de Administración, lo que ellos llaman pomposamente “la autonomía de gestión”, que no es más que la supuesta legalización de contratos de servicios y obras, que incluyen exploración y explotación de crudo y gas, pagando el equivalente en dólares a la extracción de hidrocarburos que hagan empresas privadas, entregando parte de la renta petrolera. Eso es privatización.

Nos quieren engañar también con los mentados “bonos ciudadanos” cuando a la letra la iniciativa dice: “Podrán ser titulares de los bonos ciudadanos las administradoras de fondos para el retiro, los fondos de pensiones, las sociedades de inversión para personas físicas, así como otros intermediarios financieros...” y que “La Secretaría de Hacienda y Crédito Público determinará… la adquisición, los montos, características y los límites de adquisición”.

O sea, parte de la riqueza petrolera para los banqueros y la bolsa y el señor Carstens dirá de a como les toca. Eso es privatización y eso es corrupción.

Por si fuera poco, se pretende permitir que los contratos de obra y servicios se hagan a través de asignaciones directas, facilitando la entrega a las empresas favoritas del gobierno. Eso es privatización y eso es corrupción.

De acuerdo con nuestra Constitución, y la cito textual: “la nación” tendrá “el dominio directo”, “inalienable e imprescriptible” del “petróleo y los demás hidrocarburos”, “función que se ejercerá de manera exclusiva” a través del “sector público”; y explicitando aún mas dice que “tratándose de estos sectores estratégicos, no se otorgarán concesiones ni contratos, ni subsistirán los que en su caso se hayan otorgado”.

Más claro ni el agua. Por ello decimos: la iniciativa presentada es anticonstitucional, es privatizadora y, por si fuera poco, pretende ampliar y legalizar la corrupción.

La verdad es que al gobierno usurpador y sus aliados no les interesa la reactivación y modernización de Pemex. Lo que les urge es cumplir con los compromisos establecidos en campaña para entregar el patrimonio de la nación.

Si de verdad les interesara el país, deben y pueden iniciar de inmediato la construcción de refinerías, la exploración y explotación de petróleo y gas en tierra y aguas someras, la reactivación de la investigación y las capacidades técnicas, la reactivación de las plantas petroquímicas que se encuentran paradas, con tan sólo destinar parte de los recursos de los excedentes petroleros y del superávit de Pemex. Para ello no es necesaria ninguna reforma jurídica y, reiteramos, sobran los recursos públicos para hacerlo.

Para refrescarnos la memoria acerca de lo que las empresas petroleras extranjeras han significado en nuestro país, en un libro publicado en 1959 titulado México y su petróleo, una lección para América, de don Jesús Silva Herzog, después de explicar cómo las empresas petroleras llegaron a proponer la intervención militar de los Estados Unidos para asegurar el saqueo del petróleo, nos dice que no es exagerado y cito: “afirmar de manera categórica, despacio y en voz alta que las empresas petroleras transnacionales han sido los peores enemigos de mi patria”.

Compañeras y compañeros:

En estas semanas de organizada resistencia, logramos evitar el albazo legislativo y abrir el debate. Pero la lucha y la resistencia civil pacífica deben continuar, pues no hemos detenido la iniciativa que pretende la violación de nuestra Constitución y la privatización del petróleo y de Pemex.

Para aquellos que juraron defender la Constitución y para todos los mexicanos, hacer que ésta se cumpla es un derecho y es una obligación. En nuestro marco constitucional y en nuestra memoria histórica, la resistencia contra la ilegalidad es legal y la rebelión contra la injusticia es justa. Sobre todo si se realiza de manera pacífica.

Por ello afirmamos que no renunciamos, ni renunciaremos a la resistencia civil pacífica en la defensa del petróleo, de la Constitución y de la patria. No es sólo nuestro derecho, sino una obligación legal y de conciencia. Por ello, compañeros y compañeras brigadistas, ciudadanos libres, mexicanos:

¡En la defensa de la Constitución, el petróleo y el futuro de nuestros hijos: la resistencia civil pacífica continúa!

¡Viva el movimiento nacional en defensa del petróleo! ¡Vivan las brigadas de la resistencia civil pacífica! ¡Que vivan las Adelitas! ¡Que vivan nuestros Juanes! ¡Viva México libre y soberano!

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