miércoles, 10 de septiembre de 2008

Debilidad y represión, por Luis Linares Zapata

Ciudad de México, 10 de septiembre de 2008
Servicio informativo núm. 516

Sumario:

I.
Debilidad y represión, por Luis Linares Zapata

II. Coyoacanenses, por Laura Itzel Castillo

III. Delitos y delincuencia, por Bernardo Bátiz V.

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DEBILIDAD Y REPRESIÓN
por Luis Linares Zapata, secretario de Desarrollo Económico y Ecología del gobierno legítimo de México

(publicado en La Jornada el 10 de septiembre de 2008)

Los últimos tiempos han sido de cosecha para el desgobierno del señor Calderón. Por todas las esquinas del espectro político recibe llamados de atención a causa del mediocre funcionamiento de su miniadministración. Ya sea por la intensa y mal diseñada campaña publicitaria que emprendió en los medios masivos de comunicación para sustituir el tradicional discurso anual al Congreso. O porque otorga entrevistas varias, promocionales del estado que guarda su imaginario país. O para que, conductores y analistas a modo, le permitan lucir su brazo torcido y le impongan, con sus preguntas, los propios intereses y visiones.

Mención aparte merece un leve repaso a la agenda de actividades desarrolladas por el señor Calderón en lo que va de su ilegítimo periodo y que fueron reportadas en página de Internet. Saltan, de inmediato, los días no laborados: casi un tercio del total (191 de los 631 listados). En tales esforzados días, Calderón llevó a cabo mil 55 actividades. Es decir, un promedio de 2.4 por día laborado. Otro dato, revelador de las prioridades que Los Pinos se asignan, proviene de una somera comparación entre las actividades llevadas a cabo en el exterior (EU con 49 o España con 36), muy por encima de las ejecutadas aquí, pues sólo se le acercan, el estado de México (35) o el Tabasco de las inundaciones culpables (32). Más todavía: las que puso en Japón (12) son más que las consumadas en 19 estados del país.

Si lo arriba repasado es circunstancial, las presiones actuales en la economía no lo son tanto. El crecimiento del PIB se achica con el paso de los nublados días hasta situar el dinamismo de la fábrica nacional a la cola de los demás países latinoamericanos, anulando así la creación de empleos. Más importante, por sus efectos corrosivos en los niveles de vida generales, la inflación recrudece sus efectos sobre las masas y Calderón sólo atisba a mencionar, como causal inalterable, las dificultades importadas del exterior. Su combate frontal al crimen sigue una ruta de rendimientos decrecientes donde las cabezas mutiladas aparecen por doquier, separadas de sus troncos. El empresariado se muestra por demás nervioso ante una inseguridad que le afecta en sus negocios y personas, sin que se vislumbre la organicidad y eficacia policiaca para hacerle frente. Sus otrora aliados priístas ahora le retoban en busca del lugar opositor perdido. Desean llegar, con tales desplantes y fintas, mejor situados a la pelea electoral que se avecina. Recientes estadísticas elevan a millón y medio el número de mexicanos que cruzaron la frontera, la mayor cifra para periodo tan corto. La administración de los ineficientes gerentes foxianos quedó superada con ventaja por los amiguitos que acompañan al señor Calderón en sus laxas tareas de gobierno. Una terrible cifra que oculta innumerables tragedias individuales y familiares, obligadas por la supervivencia ante la carencia de horizontes. Energía humana perdida para la construcción del país.

En medio de todo este trasiego funesto, Calderón se toma algo más de tiempo para resaltar la poca atención que le merece una fabricada conspiración de los lopezobradoristas. No es una insurrección que apunta a bajarle el tono de peligro inminente. Pero sí un conjunto de actos ilícitos que el gobierno no permitirá, concluye. ¿Cómo llegó a su atención la especie de que lo quieren tumbar? Más aún, ¿de dónde se pergeña que ese grupo identificado como sedicioso, trabaja con tal finalidad?

Un análisis a bola pie identifica las señas, autores y causas del desatino. Un conjunto de comentaristas, columneros, críticos y conductores al interior privilegiado del aparato de comunicación nacional coincidieron en tiempo, lugar y conclusiones. La alarma, alegan, tiene una base objetiva: proviene de opiniones, de frases emitidas por personeros del grupo rebelde. Uno de éstos, se apunta con malicioso deleite, ha sostenido en numerosas ocasiones la urgencia de revocar el mandato del señor Calderón. Soslayan que ese procedimiento significaría un adelanto en la vida democrática de la sociedad. Una vía legal para dotar a la ciudadanía de la aptitud de solicitar la renuncia de cualquier funcionario, la de Calderón, entre otras, por su manifiesta inoperancia. Alguien lo quiere más claro, repitieron al unísono los alarmados. La intención es transparente: se quiere derrocar al señor Calderón, anuncian los pregoneros del temor compartido. Ése es el cometido, la intención malsana por la que trabajan los suyos, afirma el coro seguro de haber arribado a la conclusión debida. Un personaje adicional de los conspiradores, identificado de inmediato por los que difunden voces de peligro inminente, previene en contra de aprobar una reforma petrolera que divida, aún más, a los mexicanos. No citan el llamado hecho: el tiempo de factibles acuerdos para evitar la violencia entrevista que puede sobrevenir. Desaprovechar la ocasión para negociar una reforma consensuada y entregar tan preciados recursos al capital externo no es la ruta adecuada, había escrito y publicado el señalado conspirador. Y otro más, porque avista momentos difíciles, agonías colectivas que pueden llevar a dolorosas rupturas.

Y de aquí, de estas simples reflexiones, se da el ansiado salto: el López-Obradorismo prepara un golpe de Estado. Tamaño desatino no es indicativo, sino, y por lo menos, de la cortedad de los autores para el análisis político. Pero también puede atribuirse a una estrategia diseñada por alguien para diluir los corrosivos efectos de la carestía, alentada por los continuos aumentos a las gasolinas o alimentos. O para preparar acciones represivas.

Simplemente no pueden muchos voceros y militantes del poder establecido reconocer que hay, en medio de todo este desbarajuste, un grupo de mexicanos que atiende el llamado de los ciudadanos, en especial el de los de abajo. Que se une a sus intrínsecas necesidades y comparte sus aspiraciones de una vida mejor. Que quiere evitarles más daños, abrirles, con organización, oportunidades para que no pierdan la esperanza y puedan desatar los nudos y malformaciones del modelo de gobierno que los tiene postrados. A esto se dedica el gobierno legítimo que encabeza López Obrador y no a promover asonadas o insurrecciones torpes, tan pregonadas por la reacción.

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COYOACANENSES
por Laura Itzel Castillo, secretaria de Asentamientos Humanos y Vivienda del gobierno legítimo de México

(publicado en El Gráfico el 10 de septiembre de 2008)


En memoria de Pepe Zamarripa

El domingo pasado nos reunimos varios centenares de personas en el Centro Cultural Veracruzano para constituir la Coordinadora Coyoacanense en Defensa del Petróleo y la Soberanía Nacional. En los últimos meses este es el tema que nos ha congregado y alrededor del cual nos organizamos, nos coordinamos y resistimos.

Estuvieron en el evento la senadora María Rojo, los diputados federales Gerardo Villanueva y Adrián Pedrozo, y el diputado local Miguel Sosa; Asa Cristina Laurell y Jesús Martín del Campo, del gobierno legítimo de México; y Eugenia Flores, del PT, entre muchos más. La maestra Ifigenia Martínez, del Frente Amplio Progresista, procedió a tomar la protesta y con esto formalizó el esfuerzo colectivo que se fue forjando, previo a la organización de la consulta ciudadana celebrada el 27 de agosto.

Con satisfacción podemos decir que en este proceso democrático participamos en Coyoacán más de 60 mil ciudadanos, que hicimos oír nuestra voz a través de las urnas. Que se oiga claro: en la consulta energética 85% de los coyoacanenses nos pronunciamos contra la reforma entreguista de Calderón.

Previo a la reunión, se organizaron 13 asambleas informativas en distintas áreas de la delegación, con el objeto de agradecer a la ciudadanía su participación en la consulta energética, e invitarlos a integrarse a las brigadas y a la coordinadora en defensa del petróleo de Coyoacán. Dichas asambleas se realizaron en el barrio de Santa Catarina, pueblo de Los Reyes, pueblo de la Candelaria, barrio de la Magdalena Culhuacán, Ruiz Cortines, Ajusco, Santo Domingo, Carmen Serdán, colonia Educación, unidad habitacional Alianza Popular Revolucionaria, Villa Panamericana, Santa Úrsula y Viejo Ejido de Santa Úrsula. Para promover estas reuniones vecinales, se distribuyeron en total 86 mil volantes en todo el territorio.

Iniciamos ahora una nueva etapa en la resistencia civil pacífica en defensa del petróleo. Debemos estar atentos, porque si el PRI y el PAN deciden aplicar la máxima de su jefe Carlos Salinas de Gortari, aquella de “ni los veo ni los oigo”, a pesar del debate, de la consulta y de la iniciativa legislativa del FAP propuesta por los expertos, sin duda que nos movilizaremos.

Finalmente, en el mismo acto invitamos a los asistentes a manifestarse el 15 de septiembre, de las 8 a las 10 de la noche, en el Zócalo capitalino, y celebrar así a los héroes que nos dieron patria.

Cuando concluyó el evento recibí una lamentable noticia: nuestro entrañable amigo del gobierno legítimo Pepe Zamarripa había fallecido a causa de un infarto cardiaco. Hoy 10 de septiembre cumpliría 50 años de edad. Nuestros antepasados aztecas decían que los guerreros no morían, iniciaban el viaje hacia el sol. Buen camino, Pepe. Siempre te recordaré.

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DELITOS Y DELINCUENCIA
por Bernardo Bátiz V., secretario de Justicia y Seguridad del gobierno legítimo de México

(publicado en La Jornada el 10 de septiembre de 2008)

La delincuencia no se combate con declaraciones enfáticas y desplantes; se necesita un programa que se ocupe de combatir las causas de los delitos y perseguirlos. Sin la primera de las acciones, difícilmente veremos el fruto de la segunda, entre otras cosas, porque no pocas veces los delincuentes son a su vez víctimas de una sociedad mal organizada e inicua, que les niega oportunidades, preparación y equipamiento para desenvolverse en la vida de sociedad, con solidaridad y apego a las normas.

Mientras no se toquen esas causas profundas del fenómeno social de poco valdrán las amenazas de pena de muerte, cientos de años de cárcel o más policías y armas de fuego más modernas. Los manifestantes de Iluminemos México se movilizaron en gran número en la capital del país y en otras ciudades, su grito fue el de “ya basta”, dirigido a los delincuentes, una expresión desesperada y espontánea pero inocua, en parte y principalmente, a las autoridades, a la federal y a las locales; sin embargo, en ninguna pancarta, en ninguna de las declaraciones tomadas por los micrófonos de radio y televisión, se escuchó una propuesta de fondo.

La exigencia es útil, en el Distrito Federal nos puso en contacto con algo que parece increíble: una madre que caminó al lado de los miles de manifestantes tuvo que pagar ese día, y mientras clamaba por seguridad, un rescate para que liberaran sano y salvo a su hijo. Del caso no se conoce mucho, pero la versión corrió, no como antes, de boca en boca, sino como corren ahora esas noticias, de nota en nota de prensa y micrófonos.

Según se informó, la victima que pagó el rescate, impelida por la angustia de recuperar a su hijo, tiene reticencia a presentar la denuncia formal ante el Ministerio Público por desconfianza, se ha dicho, quizás también por miedo a los secuestradores, que siempre advierten que no se denuncie, pero esa actitud no lleva a mucho, a lo más a contagiar a otros ciudadanos de temor y de rabia impotente.

El jefe de Gobierno de la ciudad sugirió que se haga la denuncia correspondiente y recordó que los secuestros en el Distrito Federal pueden denunciarse directamente al teléfono del procurador; sería de desearse que su llamado fuera escuchado, en materia de delitos y en especial en delitos como éste, es muy importante que la víctima, las víctimas —quien pierde su libertad y quien tiene que negociar con los delincuentes—, aporten datos útiles para la investigación y eventual detención y castigo de los autores del incalificable delito.

Las base de datos, las investigaciones, el cruce de información sobre rasgos, sonidos, timbres de voz y otros que conocen quienes sufren el calvario, pueden llevar a desmantelar bandas y dar con las casas de seguridad. Y esas bases de datos se alimentan de declaraciones de quienes estuvieron de un modo o de otro en contacto con los pillos. Con esos datos se pueden seguir pistas, se puede compartir información con otras entidades investigadoras y tejer la red para capturar a los enemigos de la sociedad.

Sin denuncia y sin declaraciones, sin información de los sujetos pasivos del delito, se apuesta sólo al azar de un soplón o de un encuentro fortuito; una medida práctica sería el convencer a la gente que debe denunciar. No se puede pasar del delito cometido al delito sancionado, sin pasar por la denuncia; así sea ésta difícil por la situación personal de crisis de la víctima o por la poca receptibilidad de las autoridades, sea esto último por negligencia o por exceso de trabajo.

Por eso es positivo el llamado de las autoridades de la ciudad a quien pagó el rescate en plena marcha, para que el delito y la burla no queden impunes, que ella cumpla su deber y con ello exija a los encargados de la investigación que cumplan con el suyo. Lo peor es no hacer nada y guardarnos nuestro dolor y nuestra indignación.

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