miércoles, 15 de octubre de 2008

Pide López Obrador a los brigadistas de todo el país: informen y organicen a sus grupos, estén atentos a cualquier llamado para movilizarnos

Ciudad de México, 15 de octubre de 2008
Servicio informativo núm. 547



PIDE LÓPEZ OBRADOR A LOS BRIGADISTAS DE TODO EL PAÍS: INFORMEN Y ORGANICEN A SUS GRUPOS, ESTÉN ATENTOS A CUALQUIER LLAMADO PARA MOVILIZARNOS Y LLEVAR A CABO ACCIONES DE RESISTENCIA CIVIL PACÍFICA


Discurso del presidente legítimo de México, Andrés Manuel López Obrador, durante la asamblea informativa extraordinaria del Movimiento Nacional en Defensa del Petróleo, en el Hemiciclo a Juárez el 15 de octubre de 2008.

Amigas y amigos:

Les agradezco su presencia en esta asamblea informativa que convocamos con apenas dos días de anticipación, porque así lo ameritan las circunstancias.

Como todos sabemos, estamos viviendo tiempos de crisis económica, inseguridad e incertidumbre. Esta decadencia, como lo hemos dicho en otras ocasiones, no es producto ni de la fatalidad, ni del destino, sino el resultado de la política de pillaje que han venido imponiendo los potentados.

No olvidemos que desde hace 25 años, un grupo de delincuentes de cuello blanco se apoderó del gobierno, se ha venido apropiando de los bienes del pueblo y de la Nación, y ha destinado el presupuesto público para el beneficio de unos cuantos.

Es evidente, también, que este grupo ha sido el principal obstáculo para la democratización de nuestro país. Ellos fueron los autores intelectuales del fraude electoral en las elecciones presidenciales de 2006. No olvidemos que esta mafia integrada por banqueros, especuladores, traficantes de influencia y políticos corruptos, que cada vez están más identificados, echó a andar una campaña sucia en contra nuestra, con la complicidad de la mayoría de los medios de comunicación. Y cuando advirtieron que ni así nos ganarían, apostaron al fraude electoral y de plano nos robaron la presidencia de la República.

Por nuestra parte, a pesar de la tristeza de millones de mexicanos que tenían fincadas sus esperanzas en un verdadero cambio, decidimos poner por delante nuestras convicciones y continuar luchando por la dignidad, la justicia, la soberanía, la libertad y la auténtica democracia.

De manera sencilla, pero profunda, desde hace dos años definimos que nuestro movimiento iba a defender al pueblo, al patrimonio nacional y que íbamos a trabajar, desde abajo y con la gente, en la construcción de una nueva República para establecer una nueva economía, una nueva forma de hacer política y una nueva convivencia social, más justa, más humana y más igualitaria.

También definimos con mucha claridad que no caeríamos en la trampa de la violencia, que nuestro movimiento es pacifico y que así vamos a transformar la vida pública del país, porque tenemos la razón y contamos con la participación y el respaldo, como nunca se había visto en la historia de de México, de millones de mujeres y hombres libres y concientes.

En nuestra actuación política siempre hemos sido responsables, poniendo incluso por encima de nuestros legítimos intereses personales o de grupo, el interés del pueblo y de la Nación. Una prueba de ello, es que desde hace 14 meses advertimos sobre los efectos que tendría la crisis económica de Estados Unidos en nuestro país. Hoy, desgraciadamente, se están cumpliendo esas predicciones. El 22 de agosto de 2007, en una carta a la opinión pública, además de explicar puntualmente cómo se estaba gestando la crisis en Estados Unidos, hicimos recomendaciones y exhortamos a los encargados del manejo de la política económica, a que tomaran medidas para proteger al pueblo y a los sectores productivos del país.

No obstante, se desatendieron nuestras advertencias. Al grado que Calderón hace apenas 20 días, expresaba, de manera vulgar, que si en Estados Unidos les daba pulmonía, aquí apenas nos provocaría una gripe.

El domingo 28 de septiembre, en el zócalo de la ciudad de México, propuse un plan anticrisis destinado a fortalecer nuestra producción interna, reducir el déficit comercial, evitar el desempleo y un mayor empobrecimiento.

Concretamente, recomendé al Congreso que, entre otras medidas, se debían cancelar los aumentos de precios de la gasolina, el diesel y la electricidad; aumentar el presupuesto destinado al campo, estableciendo precios de garantía y subsidios a los fertilizantes y a otros insumos; construir tres refinerías para dejar de comprar las gasolinas en el extranjero; llevar a cabo un programa de construcción de obras públicas, para reactivar la economía y generar empleos; así mismo propuse que se otorgaran becas a todos los estudiantes de preparatoria del país; que se aumentara el presupuesto a todas la universidades públicas, que se entregaran pensiones alimentarias a todos los adultos mayores del país; y sus ahorros a los ex braceros y que se cancelara la llamada Alianza Educativa, que agrede al sector magisterial.

Diez días después, el miércoles 8 de octubre por la mañana, volvimos a insistir en el plan anticrisis, inclusive, di a conocer cómo podrían ahorrarse 200 mil millones de pesos del presupuesto, si se suprimían o se reducían partidas destinadas a mantener los privilegios de los altos funcionarios públicos. Y que ese dinero se destinara a impulsar actividades productivas y en auxilio del pueblo pobre y desposeído.

Fue hasta ese día, por la noche que Calderón por fin reaccionó y dio a conocer un programa para el crecimiento y el empleo, al mismo tiempo que tomaban la decisión de utilizar las reservas del Banco de México para, supuestamente, detener la devaluación del peso, lo cuál no fue mas que un rescate encubierto a los potentados de siempre, que mediante la especulación, auspiciada y tolerada desde arriba, se han devorado, en un abrir y cerrar de ojos, 9 mil millones de dólares, que significan más del 10 por ciento de nuestras reservas.

Ante ello, exigimos que se investigue y castigue a los responsables, no sólo a los especuladores sino a los funcionarios que tomaron esta decisión. Desde ahora les puedo asegurar que en todo este enjuague están metidos los mismos que le dieron dinero y ayudaron a Calderón para hacer el fraude electoral.

En cuanto al plan de crecimiento y empleo, convendría hacer la pregunta: ¿por qué hasta ahora?, ¿qué estuvo haciendo Calderón en todo este tiempo? Lo cierto es que se han perdido casi dos años. No se ha rescatado el campo para lograr la autosuficiencia alimentaria y aumentó la importación de gasolinas y otros petrolíferos que deberíamos estar produciendo en el país; y mientras es público y notorio el inmovilismo del gobierno usurpador, están quebrando pequeñas y medianas empresas, la industria de la construcción está paralizada, las ventas del comercio siguen cayendo y crece el desempleo y la pobreza. Y lo peor es que se dejó pasar la oportunidad de aprovechar los precios altos del petróleo, que difícilmente se volverá a presentar y la mayor parte de los excedentes se ha derrochado para mantener los privilegios de la alta burocracia.

Sin embargo, en el programa de Calderón hay un anuncio significativo: dio a conocer que se construirá una nueva refinería; es decir, después de que envió sus iniciativas para privatizar la refinación del petróleo y luego de tanto engaño en el sentido de que no había dinero y que hasta lo prohibía el actual marco legal, como se decía en un comercial del gobierno en la televisión. Ahora de pronto apareció el dinero y quedó demostrado que no la construía por el compromiso con empresarios nacionales y extranjeros para entregarles el jugoso negocio de la refinación del petróleo.

Pero en fin, este anuncio, amigas y amigos, significa que ya no se podrá privatizar cuando menos la refinación del petróleo. Y eso es un triunfo de este movimiento, de todas y todos ustedes, defensores del petróleo.

Aunque todavía está por verse si construye la refinería, porque Calderón no ha sido capaz ni de pegar un ladrillo, y han demostrado ser una bola de inútiles. Recordemos que hace cuatro años, Fox hizo un anuncio similar: se comprometió ante mandatarios de Centroamérica de construir una refinería y todavía lo están esperando.

Amigas y amigos:

Convocamos a esta asamblea porque están elaborándose los dictámenes en el Senado para la llamada reforma energética y necesitamos estar informados y atentos. Como aquí lo ha explicado el senador Pablo Gómez, legisladores del Frente Amplio Progresista están defendiendo nuestra postura que se resume en tres criterios básicos: No aceptar nada que viole la Constitución, no permitir la privatización en ninguna de sus modalidades, y no ser cómplices de la corrupción en Pemex.

Hemos tomado la decisión de impulsar, sobre todo, la propuesta elaborada por técnicos, expertos e intelectuales para fortalecer a Pemex sin entregar la renta petrolera a particulares, nacionales y extranjeros.

De manera específica nos oponemos a lo siguiente:

1. No aceptamos la creación de filiales de Pemex, como lo propone la cúpula del PRI. Ello significaría reafirmar la política de Salinas que, para privatizarla, en 1992 la dividió en cuatro empresas, cuando en realidad lo que se necesita es integrar a Pemex para utilizar toda su cadena de valor y convertirla en palanca del desarrollo nacional. La propuesta de filiales es una especie de reparto del botín para consolidar los acuerdos entre el PRI y el PAN.

2. No permitiremos los contratos-riesgo, ni abiertos ni con disfraces. Es decir, los contratos incentivados propuestos por el PAN, ni los llamados contratos de éxito que pretende el PRI.

3. No estamos de acuerdo en que en el nuevo régimen de excepción administrativo que proponen el PRI y el PAN, se dé manga ancha para la asignación de obras, adquisiciones y servicios, mediante el procedimiento de invitación restringida o asignación directa de contratos. Sería grotesco que, con toda la corrupción que opera en Pemex, todavía se siguiera fomentando el contratismo en beneficio de empresas y de funcionarios deshonestos.

4. No aceptaremos que se asignen a compañías nacionales o extranjeras, bloques o áreas del territorio o de las aguas nacionales para la exploración y perforación de pozos petroleros.

5. Estamos en contra, como lo proponen el PRI y el PAN, de que Pemex compre fianzas y seguros para darle impunidad a los consejeros y a su director, por los daños que causen a la empresa o al patrimonio de la Nación. Con ello se estaría legalizando descaradamente la corrupción y la impunidad.

6. Rechazamos tajantemente que Pemex se someta a la decisión de tribunales internacionales, porque se estaría permitiendo la violación de nuestra soberanía.

Hay desde luego otros temas que tenemos que cuidar, sin embargo, estos son los que considero fundamentales.

Amigas y amigos:

Estamos a punto de resolver esta controversia tan importante para el presente y el futuro de la Nación. Sé muy bien de que no es un asunto fácil, son muchos y muy poderosos los intereses en juego. Conozco el tamaño de la ambición de quienes buscan desesperadamente la privatización del petróleo.

Por ejemplo, tengo información de que Claudio X. González, presidente del Consejo Mexicano de Hombres de Negocios, estrechamente vinculado a Carlos Salinas, y quien fue uno de los principales promotores de la guerra sucia durante la campaña y del fraude electoral, está actuando y convenciendo a Manlio Fabio Beltrones, a Enrique Peña Nieto, a Francisco Labastida, a Emilio Gamboa y a Beatriz Paredes, para terminar de amarrar la alianza con Calderón y llevar a cabo la privatización del petróleo.

¿Y por qué creen ustedes que Claudio X. González está haciendo esta labor de cabildeo? ¿Es que realmente le interesa fortalecer y modernizar a Pemex? ¿O acaso es sólo su ideología de derecha?

No, es por su voracidad y codicia. Este personaje tiene intereses en el sector energético, concretamente está haciendo jugosos negocios en la Comisión Federal de Electricidad, a la que él, junto con otros salinistas y empresas extranjeras, han llevado a la ruina, y ahora pretenden hacer lo mismo con la industria petrolera que también es del pueblo y de la Nación.

Pero también estoy convencido de que estos intereses creados no pueden estar por encima del interés nacional y que afortunadamente existe este movimiento que representa el decoro y la dignidad de nuestro pueblo.

Amigas y amigos:

Estemos atentos porque en cualquier momento iniciaremos las acciones de resistencia civil pacífica en defensa del petróleo.

Desde aquí les pido respetuosamente a los legisladores de los tres partidos del Frente Amplio Progresista, que una vez que se conozca el contenido en definitiva de los dictámenes en materia energética, y si van orientados a privatizar la industria petrolera, que de inmediato ellos comiencen las protestas al interior de las cámaras, que nosotros los apoyaremos, al mismo tiempo, llamando a la movilización ciudadana.

Por eso, he decidido suspender mis giras por los municipios del país. Voy a permanecer al pendiente en la Ciudad de México. Además, voy a estar informando diariamente al pueblo de México no sólo sobre este asunto, sino de las acciones que deben tomarse para atender con urgencia los problemas causados por la crisis financiera, la devaluación, el desempleo, la carestía, y orientando y ayudando, en la medida de nuestras posibilidades, a la gente que padece por todas estas calamidades.

De manera particular, les pido a los brigadistas de todo el país que informen y organicen a sus grupos, y que estén atentos a cualquier llamado para movilizarnos y llevar a cabo acciones de resistencia civil pacífica.

Ahora más que nunca es indispensable defender el petróleo. Si antes lo hicimos, con más razón en estos momentos de crisis, tengamos presente que con nuestro pueblo y con el petróleo bajo dominio de la Nación podemos salvar a México.

¡Viva la resistencia civil pacífica!
¡Viva la dignidad del pueblo!
¡Viva México!
¡Viva México!
¡Viva México!

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Pérdida de credibilidad, por Rogelio Ramírez de la O

Ciudad de México, 15 de octubre de 2008
Servicio informativo núm. 546


Sumario:

I.
Pérdida de credibilidad, por Rogelio Ramírez de la O

II. Qué perro, por Laura Itzel Castillo

III. Crisis y liderazgo, por Luis Linares Zapata

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PÉRDIDA DE CREDIBILIDAD
por Rogelio Ramírez de la O, asesor en materia económica del gobierno legítimo de México

(publicado en El Universal el 15 de octubre de 2008)

El gobierno ha perdido mucha credibilidad tan sólo por negar la posibilidad de que la crisis estadounidense tuviera efectos serios en México. Ahora, con su plan para enfrentar estos efectos, pierde aún más, pues con las medidas anunciadas cae parte (aunque no todos) de sus planes de abrir Pemex a la inversión privada.

En efecto, hace apenas tres semanas, en su misma casa, Nueva York, Felipe Calderón dijo a los estadounidenses que si bien ellos tienen pulmonía, México tiene sólo un catarro.

La respuesta llegó rápido y con venganza, pues primero se sintió la falta de crédito y luego el peso perdió 30% frente al dólar desde su punto de máxima fortaleza de 10 pesos por dólar en julio.

Su plan de cinco puntos para enfrentar la crisis es una capitulación de varias posturas, más dogmáticas que analíticas, que sostenía sobre temas fundamentales del petróleo.

Un cambio de postura es que, ahora sí, el Estado construiría una nueva refinería, cuando había repetido hasta el cansancio que sólo podía hacerla y operarla el sector privado. Si en verdad la construye —y la duda surge por la pérdida de credibilidad—, hasta el PRI quedaría mal parado, porque ya se preparaba para tener filiales regionales con las refinerías, sujetas a la influencia de gobernadores del PRI.

También deja colgados de la brocha a numerosos analistas que apenas en la víspera afirmaban que el Estado no puede tener una operación rentable con la refinación. Ahora tendrían que condenar las inversiones anunciadas por Felipe Calderón y Agustín Carstens como carentes de sustento económico.

El segundo cambio de postura es la eliminación de los pidiregas (proyectos de inversión pública financiados con capital privado), que ahora Pemex deberá financiar con sus propios recursos. Por ende, la contabilidad oficial admitirá un déficit fiscal que siempre ha existido, pero que no admitía. Y aquí también los mismos analistas, sin análisis riguroso, repetían la verdad recibida del gobierno de que eliminar los pidiregas es muy gravoso para las finanzas públicas.

Estos cambios de postura están impuestos por la realidad y por el estancamiento económico, lo cual va exponiendo crecientemente a la política gubernamental como ineficaz. Pero al no ser cambios que surgen de un proyecto propio, carecerán de toda fuerza en su ejecución. En 2009, por ejemplo, en medio de un probable desplome económico, la realidad impondrá a Calderón el inevitable recorte de su gasto burocrático, mismo que siempre ha resistido.

Por estas razones un programa de sólo 78 mil millones de pesos será ineficaz, no sólo por ser muy poco dinero, sino porque son cambios a cuentagotas y la economía sufre mucho más que un catarro. Incluyen 53 mil millones para infraestructura, que en gran medida se presupuestaron y no se gastaron en 2008. No hay seguridad de que las fallas que causaron el subejercicio este año se vayan a corregir en 2009.

Y la protección del crecimiento y el empleo es inconsistente con una desgravación arancelaria, pues ésta abarata las importaciones y hace más difícil competir a la producción nacional, cuando la economía mundial tiene un gran sobrante de capacidad.

Por lo demás, las cifras proyectadas son irrealistas. Según ellas, el crecimiento de 2009 será de 1.8%. El peso contra el dólar 11.2 en promedio y el precio del petróleo 75 dólares por barril. Y habría que preguntar que si este es el “programa para impulsar el crecimiento y el empleo” dos años después de iniciar la administración, qué programa estaba aplicando hasta ahora el gobierno “del empleo”.

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QUÉ PERRO
por Laura Itzel Castillo, secretaria de Asentamientos Humanos y Vivienda del gobierno legítimo de México
(publicado en El Gráfico el 15 de octubre de 2008)

En medio del desplome financiero de los Estados Unidos, Felipe Calderón está empecinado en entregarle a esa nación nuestra riqueza. Erró en el diagnóstico —el catarrito inicial se convirtió en pulmonía—y se equivoca también en la receta.

Por su compromiso con las trasnacionales, a Felipe le pasa desapercibida la historia. “Defenderé el peso como un perro”, dijo José López Portillo en febrero de 1982. Aquel Presidente que prometió desarrollo económico para el país, decía que los mexicanos tendríamos que aprender a “administrar la abundancia”, a partir de la exportación petrolera. Finalmente acabó devaluando nuestra moneda.

En aquella época se cimentó la actual política económica mexicana, basada en la extracción y venta indiscriminada de petróleo en condiciones de endeudamiento y supeditación comercial a EU.

Con la expropiación petrolera, decretada valientemente por Lázaro Cárdenas en 1938, el crecimiento económico del país fue del orden de 6% anual. Así era, hasta que los neoliberales llegaron al poder. Jesús Silva Herzog, último secretario de Hacienda de JLP, anunció que el crecimiento económico para ese lejano 82 sería de 0%, similar al que se pronostica para 2009.

Son ya más de 25 años que se aplican en México los lineamientos de Washington con resultados desastrosos, y Calderón insiste en más de lo mismo. Incluso se anuncia que ya están listos los dictámenes relativos a la supuesta reforma energética y que pronto serán votados en el pleno del Senado.

Milton Friedman, el fallecido economista norteamericano promotor de la doctrina neoliberal, pugnó siempre por desmontar el “Estado de bienestar” para dejar actuar libremente al mercado. Decía: “Una nueva administración disfruta de seis a nueve meses para poner en marcha cambios legislativos importantes; si no aprovecha la oportunidad de actuar durante ese periodo concreto, no volverá a disfrutar de ocasión igual”. Friedman fue consejero de Thatcher, de Nixon, de Reagan, de Pinochet y de los Bush, entre otros “progresistas” personajes.

En México, los discípulos de Friedman solamente intervienen, a nombre del Estado, para favorecer a los privados. Según ellos, los pobres no deben ser apoyados por el Estado: a eso le llaman “populismo”. Pero cuando los muy ricos están en riesgo por los vaivenes del mercado, piden inmediatamente el auxilio del “Estado benefactor”.

Agustín Carstens reveló que un grupo de empresas estuvo tras el ataque especulativo contra el peso. El Universal ya publicó algunos nombres. ¿Habrá castigo para los sacadólares como en el 82? ¿Calderón será tan perro como JLP para defender nuestra moneda?
Recordatorio: Andrés Manuel López Obrador, Presidente legítimo de México, convocó a brigadistas para hoy a una asamblea informativa en el Hemiciclo a Juárez, a partir de las 5 de la tarde. Ahí nos vemos.

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CRISIS Y LIDERAZGO
por Luis Linares Zapata, secretario de Desarrollo Económico y Ecología del gobierno legítimo de México
(publicado en La Jornada el 15 de octubre de 2008)

El oficialismo nacional sigue atando la crisis en curso a sus vertientes financiero-bancarias y a sus respaldos en las variables macroeconómicas en que insisten en situarla. No atisban un tanto más allá, en especial hacia lo que se mueve por abajo: en esos oscuros rincones y lejanos sótanos de las escalas socioeconómicas habitados por millones de seres angustiados. Tampoco dimensionan los factores de degradación política que se conjugan en tiempo y lugar para hacerla más perniciosa y duradera. Tal vez las tapaderas ideológicas no les permitan visualizar la profundidad de las ramificaciones que, sin embargo, ya se pueden sospechar en todas sus feas magnitudes. Es posible que su instrucción académica no los haya preparado para enfrentar este tipo de sacudidas, por lo general alejadas de las altas y protegidas esferas donde se mueven tan a gusto. O tal vez su conocimiento del país les haya limitado capacidades para apresar la complejidad de lo que se nos viene encima y por los lados.

Lo cierto es que no sería exageración afirmar que, prácticamente, no habrá ningún sector de la vida personal y colectiva que no vaya a ser tocada por tan abarcador y dañino fenómeno. México –puede afirmarse sin temor a exagerar– no está preparado para absorber la crisis que se ha venido conformando en el exterior, pero, ciertamente, agravada por las numerosas grietas internas que se padecen. La casi congénita deformación del oficialismo a la hora de dimensionar la crisis sitúa sus raíces en una etérea parte del mundo y elimina del análisis sus referentes locales, a veces hasta con ribetes trágicos.

El apego al consenso de Washington, basamento del modelo aplicado desde hace más de medio siglo, debe situarse en el epicentro mismo de las deformaciones que se observan. Decir, que los aumentos desproporcionados de los alimentos, en particular de la tortilla, obedecieron a la baja producción habida en ciertas regiones del planeta o a la sequía que afectó a otras, y a que se desvían grandes cantidades de granos para uso industrial, es localizar el problema fuera del propio alcance y responsabilidad.

Hay que aceptar, como error fatal, el abandono deliberado de las múltiples redes protectoras que auxiliaban a la producción nacional. La dependencia alimentaria actual es una consecuencia directa del conjunto de decisiones de las elites locales y no un hecho fortuito o inesperado y hasta injusto, situado más allá de las fronteras del país.

Similar discurso formula el oficialismo cuando se toca la debilidad de la Fábrica Nacional, tomada como el armazón productivo del país. La capacidad de los sectores industrial y tecnológico para encarar, con posibilidades de éxito, la demanda agregada que se vendría como factible sustituto del fallido motor exportador (medidas contracíclicas les llaman) es, por decirlo con temeroso decoro, por completo inadecuada.

En realidad, el aparato productivo interno es incapaz de atender, aunque fuera de manera defectuosa o irregular, las necesidades del mercado propio. La Fábrica ha sido desmantelada hasta la imprevisión mayúscula. El aparato productivo –hay que decirlo una vez más– se convirtió, en los recientes años de inserción subordinada a la globalización, en una inmensa maquinaria de importaciones. No puede, ni podrá en el corto plazo, sustituir los bienes y servicios que está acostumbrada a comprar (caros) fuera. Ésta es una vertiente no advertida o ninguneada por la administración del señor Calderón.

El oficialismo, público y privado, trata, por estos días de tormentas perfectas y liderazgos mediocres y con todos los medios a su disposición (que son apabullantes) de entregar al extranjero aquellos ámbitos hasta hoy reservados a los mexicanos. Con alegría irresponsable se pregona abrir el enorme sector energético aun en contra de la voluntad mayoritaria de los ciudadanos, tal como lo han hecho ya en la industria eléctrica y la de petrolíferos y petroquímicos. Ahora se propone, con singular ligereza además, que los extranjeros acudan a la producción de energía por medios alternativos.

Permitir la injerencia del capital externo y de las empresas trasnacionales en el vital, estratégico campo energético alterno es, de nueva cuenta, poner en manos extrañas el futuro nacional. En unos 10 o 15 años a lo sumo, el desarrollo de las tecnologías ad-hoc harán posible la sustitución de los combustibles fósiles por agentes solares, eólicos, de biomasa, marinos y demás. La posibilidad de desarrollar las ingenierías requeridas para tales cometidos será tarea postergable y, por tanto, nugatoria de la independencia y soberanía, al menos en grado decoroso, por no decir mínimo.

Pero quizá la parte más delicada de la incapacidad del oficialismo para dimensionar, para describir en todos sus componentes la crisis en curso, recale en el terreno de la política y su correlativa vertiente social.

El gobierno y grupos de poder que lo acompañan, circundan y condicionan, encaraman sus intereses muy por encima de los que debían ser los superiores de la nación. La degradación de los valores individuales y colectivos es notoria en el diario quehacer. Los partes de guerra cotidianos llevan a lo trivial, las muertes violentas de hombres y mujeres sólo por el hecho, terrible, de haber escogido o por haber sido condicionados a optar por el cauce equivocado de las conductas delictivas. Los sindicatos se encierran en el círculo de sus mezquinos designios, aunque éstos sean cada vez más reducidos e infecundos. La inseguridad se colectiviza en la medida que cunde por doquier la impunidad. Ésta es la sensación generalizada que se derrama, por citar un ridículo ejemplo, al conocerse el regalo de las famosas Hummer de la profesora Gordillo, un epítome de la prepotencia y la corrupción ante la cual no hay ley que valga.

Las elecciones federales en puerta tomarán al oficialismo (incluido, claro está, esa versión priísta) en claro fuera de lugar y sin respuestas.

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