domingo, 11 de enero de 2009

La relación entre Estados Unidos y México debe fincarse en la cooperación: López Obrador

Ciudad de México, 11 de enero de 2009
Servicio informativo núm. 618


Sumario:

I.
La relación entre Estados Unidos y México debe fincarse en la cooperación. Carta del presidente legítimo de México, Andrés Manuel López Obrador, al presidente electo de los Estados Unidos de América, Barack Obama

II. El flojo y el mezquino recorrerán más de tres veces el camino, por Mario Di Costanzo

III. Altos costos de la atención médica, ganancias de la gran empresa, por Asa Cristina Laurell

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LA RELACIÓN ENTRE ESTADOS UNIDOS Y MÉXICO DEBE FINCARSE EN LA COLABORACIÓN
Carta del presidente legítimo de México, Andrés Manuel López Obrador, al presidente electo de los Estados Unidos de América, Barack Obama


Barack Obama, Presidente Electo de los Estados Unidos de América.

Ciudadano presidente electo:

El lunes próximo tendrá usted una entrevista con nuestro compatriota Felipe Calderón, quien se ostenta como presidente de México. Este ciudadano ocupa dicho cargo como resultado de un gran fraude electoral, orquestado por un grupo mafioso de traficantes de influencias y políticos corruptos.

En nuestro país existe una República aparente, simulada, falsa; hay Poderes Constitucionales, pero en los hechos un grupo ha confiscado todos los Poderes. Esta especie de dictadura encubierta no sólo ha nulificado la vida democrática, sino que ha causado una infame desigualdad económica y social. Aunque cruda, ésta es la realidad: en México, la riqueza de unos (pocos) se ha edificado con la miseria de otros (muchos).

Pero independientemente de esta penosa circunstancia, que los mexicanos ya estamos enfrentando de manera soberana, el propósito principal de mi escrito es expresarle que sería un grave error poner en marcha, por parte de su futuro gobierno, una política que impida el flujo migratorio hacia Estados Unidos.

Tenga en cuenta que la política de pillaje, llamada neoliberal, impuesta en México desde hace 26 años, ha devastado la actividad productiva, ha impedido el crecimiento económico y la generación de empleos, y esto ha llevado a que millones de mexicanos (más de 500 mil por año) se vean en la necesidad de emigrar, arriesgándolo todo, en busca de oportunidades que mitiguen su hambre y su pobreza.

Como usted comprenderá, después de un largo periodo sin crecimiento económico, si no fuese por el fenómeno migratorio, ya hubiese habido un estallido social en México. En consecuencia, es indispensable que la relación entre los dos países se finque en la cooperación y no en el uso de medidas coercitivas. La solución al problema migratorio no se encuentra en la construcción de muros ni en la militarización de la frontera, sino en el desarrollo económico y social de México.

Asimismo, esperamos que de manera congruente con sus repetidos compromisos de campaña, ponga en práctica un plan para solucionar la situación migratoria de los mexicanos que viven y trabajan en su país. Estoy seguro de que tendrá la virtud y la suerte para responder a las grandes expectativas que ha despertado entre su pueblo y el nuestro.

Atentamente:

Andrés Manuel López Obrador,
Presidente Legítimo de México.

Altar, Sonora, a 10 de enero de 2008

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EL FLOJO Y EL MEZQUINO RECORRERÁN MÁS DE TRES VECES EL CAMINO
por Mario Di Costanzo, secretario de la Hacienda Pública del gobierno legítimo de México
(publicado en La Jornada el 11 de enero de 2009)

Por tercera vez en menos de un año, el llamado gobierno de la “estabilidad y el empleo” ha anunciado una serie de medidas que supuestamente ayudarán a la economía a superar la tremenda crisis que golpea y daña la planta productiva del país y la economía de las familias.

Para ello, sólo basta recordar que el 3 de marzo del año pasado Felipe Calderón anunció 10 medidas a las que bautizó Programa de Apoyo a la Economía y que supuestamente permitiría que la economía mexicana superara las graves consecuencias que tendría para nosotros el deterioro de la actividad económica en Estados Unidos.

En dicho plan se incluyeron descuentos tanto en los pagos del impuesto sobre la renta (ISR) como en los del impuesto empresarial a tasa única (IETU); se habló también de otro tipo de “estímulos fiscales”, entre los que se mencionaron descuentos a las aportaciones patrimoniales del Seguro Social y descuentos a las tarifas eléctricas.

También se anunció una bolsa de 60 mil millones de pesos para apoyar a las pequeñas y medianas empresas e inversiones públicas adicionales por 40 mil millones de pesos, derivadas del Fondo Nacional de Infraestructura, así como un apoyo de 650 millones de pesos para el Sistema Nacional de Empleo.

Con respecto a este plan, en mi colaboración del 8 de marzo, titulada No que no tronabas pistolita, advertí entre otras cosas que sus 10 acciones resultarían absolutamente insuficientes para cumplir con sus objetivos y que la situación económica era mucho más grave de lo que hasta en ese momento había señalado el propio Agustín Carstens.

Señalé que Felipe Calderón debió haber propuesto un agresivo programa de desarrollo de infraestructura en municipios de alta marginación para contribuir a la generación de empleos.

Fue evidente que el Programa de Apoyo a la Economía, anunciado con bombo y platillo, resultó absolutamente inútil y la economía de las empresas y de las familias aceleró su deterioro.

Tan así fue, que el 8 de octubre del año pasado, y en medio de la debacle económica mundial, Felipe Calderón anunció su segundo plan, el Programa para Impulsar el Crecimiento y el Empleo (PICE), el cual gracias a sus inconsistencias, inoperancia y falta de congruencia en cuanto al entorno económico que proyectaba, originó, entre otras cosas, la incertidumbre que dio paso al ataque especulativo contra el peso, que culminó con la devaluación de nuestra moneda y la pérdida de más de 15 mil millones de dólares de nuestras reservas internacionales.

Sin embargo lo verdaderamente paradójico es que durante su presentación Agustín Carstens señaló: “Si bien la economía mexicana presenta condiciones estructurales sólidas y el sistema financiero no constituye un canal de contagio, el gobierno federal pone en marcha el PlCE como una respuesta oportuna y efectiva para apuntalar aún más la actividad económica en nuestro país”. Cabe recordar que a decir del propio Carstens, el PICE involucraba una bolsa por más de 255 mil millones de pesos para reactivar la economía.

Así, el pasado 7 de enero, Felipe Calderón nuevamente anunció 25 medidas a las que llamó Acuerdo Nacional en favor de la Economía y el Empleo, que son demagógicas, absurdas y resultarán insuficientes para enfrentar la crisis en la que estamos inmersos, entre otras por las siguientes razones:

La estrategia sólo congela el precio de las gasolinas, pero en un nivel en el que actualmente superan por mucho al que existe en otros países del mundo; la estrategia no plantea la reducción, ni tampoco el congelamiento del precio del diesel que es utilizado por muchos sectores productivos, como es el caso de la pesca o de los productores agropecuarios, y mucho menos de los precios de los principales artículos de consumo de la canasta básica, más aún cuando muchos de ellos han registrado incrementos superiores al ciento por ciento.

El acuerdo no otorga un incremento emergente al salario mínimo que restituya el poder adquisitivo del mismo y el cual mínimamente debía de ser de entre 12 y 15 por ciento. Se anuncian una serie de “incentivos fiscales” para que las empresas no despidan personal; sin embargo, mantiene la aplicación del impuesto empresarial a tasa única (IETU), aún cuando este impuesto tiene un fuerte sesgo contra el empleo.
Es decir, que mientras que en la mayoría de los países del mundo se buscado disminuir la carga fiscal, en el caso del programa calderonista la tasa del IETU se incrementó 0.5 por ciento.

Se busca ampliar la capacidad de retiro del fondo de ahorro de los trabajadores en caso de despido, lo que pone aún en un mayor riesgo sus pensiones futuras, esto en otras palabras implica que el costo de este apoyo a los trabajadores será con cargo a sus respectivas pensiones para su retiro.

Se deja a un lado el problema de la cartera vencida de los deudores tanto de tarjetas de crédito como hipotecarios, como es el caso del Infonavit. Conviene señalar que la única manera de caer en cartera vencida en el Infonavit es mediante la pérdida del empleo.

Resulta contradictorio e ineficiente que por un lado se han disminuido “unilateralmente” los aranceles para la importación de productos provenientes de países con los que no tenemos acuerdos comerciales, dañando enormemente a la planta productiva nacional y al empleo, y por otro lado se “establezcan incentivos fiscales” para tratar de proteger al empleo.

Se dice que Nafin y Bancomext incrementarán en 21 por ciento sus apoyos a las pequeñas y medianas empresas, pero no se hace nada para bajar las tasa de interés que convierten en prohibitivos estos apoyos.

Y de los recursos que involucra el acuerdo, que según Carstens son 120 mil millones de pesos, mejor ni hablamos porque ya no sabemos de dónde están sacando tanto dinero para financiar programas que no han servido para nada; y por ello digo que el flojo y el mezquino recorrerán más de tres veces el camino.

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ALTOS COSTOS DE LA ATENCIÓN MÉDICA, GANACIAS DE LA GRAN EMPRESA
por Asa Cristina Laurell, secretaria de Salud del gobierno legítimo de México
(publicado en La Jornada el 10 de enero de 2009)

Se repite con mucha frecuencia que la atención médica se encarece cada día más por los “avances de la ciencia” y, por tanto, difícilmente puede ser proporcionado a todos. Esta afirmación se considera una verdad categórica y justifica el surgimiento de la economía de la salud como una rama importante de las “ciencias de la salud”.

Los econometristas de la salud se dedican principalmente a calcular el costo-beneficio de distintos tratamientos para determinar qué servicios incluir en los “paquetes” de atención médica a disposición de distintos grupos de la población.

Paradójicamente, el país donde más ha crecido esta econometría es en Estados Unidos, donde el incremento del gasto en salud es incontenible. Este país gastó en ese rubro 16 por ciento del producto interno bruto en 2006, o sea el doble que el resto de los países desarrollados con sistemas de cobertura médica completa para toda su población. A pesar del alto costo de la salud en Estados Unidos, 47 millones carecen de seguro de salud y 108 millones con seguro tienen una cobertura médica insuficiente. Como consecuencia, entre 18 mil (Institute of Medicine) y 100 mil (Himmelstein, Universidad de Harvard) personas mueren al año por falta de atención adecuada. Los principales orígenes de este enorme gasto son los medicamentos, el equipo médico sofisticado y los seguros privados de salud.

Esta situación es muy conocida, pero ha sido imposible de resolver por las presiones políticas del “complejo médico-industrial”, que ha ganado sobre la opinión pública, la cual clama por un seguro público y universal. Según Vicente Navarro (Universidad de Johns Hopkins), 65 por ciento de la población general y 59 por ciento de los médicos apoyan ésa propuesta.

¿Por qué son estos “avances científicos” tan caros? Empecemos por los medicamentos.

En 2007 la industria farmacéutica tuvo ganancias de 49 mil millones de dólares (539 mil millones de pesos) o 1.7 veces del gasto público y privado en salud de México. Los mecanismos usados por esta industria para mantener sus ganancias son múltiples: inflan sus precios artificialmente, en particular antes de que expire una patente; lanzan al mercado productos sin ventajas sobre los existentes; pagan los “ensayos clínicos” de sus nuevos productos, lo que tiende a sesgar los resultados en favor del productor; gastan enormes cantidades en promoción de sus productos (por ejemplo, 29.9 mil millones de dólares en Estados Unidos) con publicidad televisiva y para los médicos; cabildean ante los gobiernos y en los parlamentos para frenar la legislación considerada contraria a sus intereses o para ganar el apoyo de nuevos tratamientos (por ejemplo, vacunas); usaron su poder para incluir el Acuerdo sobre Comercio de Propiedad Intelectual en el contexto de la Organización Mundial de Comercio, etcétera.

Estas prácticas no tienen beneficios para la población, por el contrario, es el origen, no sólo del costo artificialmente alto de los medicamentos, sino también de los daños a la salud colectiva e individual. Los dos ejemplos más conocidos son los efectos secundarios, incluso mortales, de algunos medicamentos y la creciente resistencia de bacterias y virus contra los antimicrobianos.

El problema es de fondo, porque en vez de concebir al medicamento como componente terapéutico necesario y útil de la atención médica se ha convertido en una mercancía que genera altas ganancias y encarece la atención.

La industria del equipamiento médico va por el mismo camino. Ciertamente se ha dado un avance tecnológico importante durante las décadas recientes, con innovaciones diagnósticas y terapéuticas. No obstante, la carrera innovadora en este campo, frecuentemente en manos de capital de riesgo, a menudo no añade capacidad diagnóstica ni terapéutica a la atención. Tan es así, que muchos países han introducido los Certificados de Necesidad para comprar nueva tecnología en instituciones de salud, por ejemplo Estados Unidos y México. Sin embargo, esta industria ha inventado nuevos mecanismos para vender sus productos a semejanza de la industria farmacéutica. Uno de ellos es subrogar el servicio a los hospitales con equipo e insumos, o promover el establecimiento de empresas comerciales independientes que vendan el servicio a pesar de que es útil en pocos casos.

Como se aprecia, los “avances científicos” no son culpables del creciente costo de la atención médica y la exclusión de muchos de sus beneficios. Es el uso de la ciencia para fines de negocios y altas ganancias.

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¿Qué le pasó a nuestra humanidad?, por Luisa Morgantini

Ciudad de México, 9 de enero de 2009
Servicio informativo núm. 617


Sumario:

I.
¿Qué le pasó a nuestra humanidad?, por Luisa Morgantini

II. De las piedras de David a los tanques de Goliat, por José Saramago

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¿QUÉ LE PASÓ A NUESTRA HUMANIDAD?
por Luisa Morgantini

(publicada en Roma, Italia, el 3 de enero de 2009)

Frente a la vergonzosa decisión del gobierno israelí de atacar por tierra e invadir de manera indiscriminada la Franja de Gaza, y al silencio cómplice de la comunidad internacional que, una vez más, ha demostrado su inmoralidad política y falta de decencia humana, la vicepresidenta del Parlamento Europeo, Luisa Morgantini, ha enviado una carta a los políticos italianos, atacándolos por su inercia y falta de beligerancia. Una carta que perfectamente se podría enviar a todos los políticos de las grandes potencias mundiales, quienes en estas horas de horror y desesperación para el pueblo palestino siguen titubeando y proponiendo soluciones que de ninguna manera van a la raíz del problema, manteniendo una actitud de sumisión frente a la rapaz dirigencia israelí y al nuevo veto que Estados Unidos acaba de imponer en el Consejo de Seguridad de la ONU.

Ni siquiera una palabra, un pensamiento, una señal de dolor para centenares de personas asesinadas, mujeres, niños, ancianos y militantes de Hamas, esos últimos también personas. Casas derrumbadas, edificios enteros, ministerios, escuelas, farmacias, delegaciones de la policía. ¿Qué se hizo nuestra humanidad? ¿Dónde están Veltroni y su “I Care” (secretario nacional del Partido Demócrata de Italia, quien hizo suyo el lema Obamiano en las últimas elecciones en Italia. N.d.R.)? ¿Cómo se puede callar o defender la política de agresión israelí?

La población de Gaza y de Cisjordania, los palestinos todos, pagan el precio de la incapacidad de la comunidad internacional de hacer que Israel respete la legalidad internacional, obligándolo a dejar su política colonial.

Ciertamente, Hamas con el lanzamiento de los cohetes asusta y es una amenaza contra la población civil israelí, acciones ilegales, y hay que condenarlas. Hay que pararlas. Pero, ¡basta ya! con la impunidad de Israel y los chantajes de sus grupos dirigentes. Desde 1967, Israel ocupa militarmente los territorios palestinos, una ocupación brutal y colonial. Robo de tierras, demolición de casas, retenes donde los palestinos son maltratados físicamente, despreciados, humillados; centros urbanos (colonias) que surgen sin control, llevándose tierra, agua, destruyendo cultivos. Miles de prisionero políticos, a los que se les prohíbe las visitas de sus familiares.

Ustedes, dirigentes políticos, ¿acaso han visto alguna vez la desesperación de un campesino palestino cuando se agarra del tronco de su árbol de olivo, mientras un buldózer se lo lleva y los soldados le pegan con el fusil para que lo suelte? ¿O una mujer que pare detrás de una roca y el marido que le corta el cordón umbilical con una piedra porque los soldados israelíes en el retén no le permiten pasar para ir al hospital? ¿O Um Kamel, sacada de su casa que le costó muchos sacrificios, porque fanáticos judíos que no son sobrevivientes del holocausto llegaron desde Brooklin, pensando que esa tierra, y por lo tanto esa casa, les pertenecían por derecho divino, y entraron con la fuerza, tomándosela, porque en ese barrio árabe de Jerusalén quieren levantar otra colonia hebrea? ¿Acaso han visto a los niños de las aldeas en los alrededores de Tuwani, al sur de Hebrón, que para ir al colegio tienen que caminar más de una hora y media porque en la carretera que va de su aldea a la escuela surge un asentamiento y los colonos agreden y les pegan a los niños? ¿O los pastores de Tuwani que encuentran sus tanques de agua y sus ovejas envenenadas por fanáticos colonos? ¿O la ciudad de Hebrón?

¿Han visto el muro que corta calles y barrios, que expropia a los palestinos de sus tierras, que separa a los palestinos de los palestinos, que le da nuevas tierras fértiles y agua a Israel, un muro considerado ilegal por la Corte Internacional de Justicia? ¿Han visto en el paso de Eretz a los enfermos de cáncer devueltos por razones de seguridad? En los últimos 19 meses, son 283 las personas muertas por falta de atención médica. Tenían que ser atendidas en el exterior, pero no las dejaron pasar pese a que los médicos israelíes del grupo Phisician for Human Rights respondían por ellos. ¿Han probado el frío que penetra hasta los huesos en las noches heladas de Gaza porque no hay calefacción, no hay luz, o han visto a los niños nacidos prematuros en el hospital de Shifa, con sus cuerpecitos que quieren vivir, y son suficientes treinta minutos sin electricidad para que mueran?

¿Han visto el miedo y el terror en los ojos de los niños, sus cuerpos partidos? Sin duda alguna también los niños de Sderot, su miedo, no es diferente, y también los cohetes matan, pero por lo menos ellos tienen dónde refugiarse, dónde ir y por suerte nunca han visto edificios derrumbados, o decenas de cadáveres que los rodean, o aviones que los bombardean. Un solo muerto es suficiente para decir NO, pero las proporciones también tienen su valor, reducido a fantasma porque en el casco urbano 400 colonos, custodiados por miles de soldados, han desalojado a miles de palestinos, obligándolos a cerrar 870 actividades comerciales. Desde 2002 hasta la fecha, han muerto 20 personas por los cohetes que lanzan los extremistas palestinos. Demasiado, pero en Gaza, en ese mismo lapso de tiempo, miles y miles de casas han sido derrumbadas y más de tres mil personas han sido asesinadas, entre ellas centenares de niños que no lanzaron cohetes.

Después de las manifestaciones en Milán donde fueron quemadas banderas israelíes, ustedes, los dirigentes políticos, manifestaron indignación y gritaron su condena. Tienen todo el derecho de hacerlo. Yo no quemo banderas, ni de Israel, ni de otros países y pienso que Israel tiene el derecho de existir como un Estado normal, un Estado por sus ciudadanos, con las fronteras de 1967, mucho más amplias que las de la repartición de Palestina decidida por Naciones Unidas en 1947. Sin embargo, me hubiese gustado oír indignación y humanidad en sus palabras, oírles gritar el dolor por tantos muertos y tanta destrucción, por tanta arrogancia y falta de humanidad, por tanta violación del derecho internacional y humanitario. Me hubiese gustado escucharles decir a los gobernantes israelíes: ¡Cesen el fuego! ¡Cesen el asedio a Gaza! ¡Paren ya la construcción de colonias en Cisjordania! ¡Acaben con la ocupación militar! ¡Respeten y apliquen las resoluciones de las Naciones Unidas! Es ésta la mejor manera para quitarles espacios a los fundamentalismos y a las amenazas contra Israel.

Ayer lo decían miles de israelíes en Tel Aviv: “Rechazamos ser enemigos. ¡Basta ya de ocupación!”. ¡Dios mío, en que mundo terrible vivimos!

© (Testo y traducción Giorgio Trucchi - Lista Informativa "Nicaragua y más" de Asociación Italia-Nicaragua, www.nicaraguaymasespanol.blogspot.com).

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DE LAS PIEDRAS DE DAVID A LOS TANQUES DE GOLIAT
por José Saramago

(publicado en El Cuaderno de Saramago, http://cuaderno.josesaramago.org, el 8 y 9 de enero de 2009)

Este artículo fue publicado por primera vez hace algunos años. Su paño de fondo es la segunda intifada palestina, en 2000. Me atrevo a pensar que el texto no ha envejecido demasiado y que su “resurrección” está justificada por la criminal acción de Israel contra la población de Gaza. Por eso, ahí va.

Afirman algunas autoridades en cuestiones bíblicas que el Primer Libro de Samuel fue escrito en la época de Salomón, o en el periodo inmediato, en cualquier caso antes del cautiverio de Babilonia. Otros estudiosos no menos competentes argumentan que no sólo el Primero, sino también el Segundo Libro, fueron redactados después del exilio de Babilonia, obedeciendo su composición a la denominada estructura histórico-político-religiosa del esquema deuteronomista, es decir, sucesivamente, la alianza de Dios con su pueblo, la infidelidad del pueblo, el castigo de Dios, la súplica del pueblo, el perdón de Dios. Si la venerable escritura procede del tiempo de Salomón, podremos decir que sobre ella han pasado, hasta hoy, en números redondos, unos tres mil años. Si el trabajo de los redactores fue realizado tras el regreso de los judíos del exilio, entonces habrá que descontar de ese número unos quinientos años, más arriba, más abajo.

Esta preocupación de exactitud temporal tiene como único propósito ofrecer a la comprensión del lector la idea de que la famosa leyenda bíblica del combate (que no llegó a producirse) entre el pequeño David y el gigante filisteo Goliat, está siendo mal contada a los niños por lo menos desde hace veinte o treinta siglos. A lo largo del tiempo, las diversas partes interesadas en el asunto elaboraron, con el consentimiento acrítico de más de cien generaciones de creyentes, tanto hebreos como cristianos, toda una engañosa mistificación sobre la desigualdad de fuerzas que separaba los bestiales cuatro metros de altura de Goliat de la frágil complexión física del rubio y delicado David. Tal desigualdad, enorme según todas las apariencias, era compensada, y luego revertida a favor del israelita, por el hecho de que David era un jovencito astuto y Goliat una estúpida masa de carne, tan astuto aquél que, antes de enfrentarse al filisteo, buscó en la orilla de un riachuelo que había por allí cerca cinco piedras lisas que se metió en la alforja, tan estúpido el otro que no se dio cuenta de que David venía armado con una pistola. Que no era una pistola, protestarán indignados los amantes de las soberanas verdades míticas, que era simplemente una honda, una humildísima honda de pastor, como ya las habían usado en inmemoriales tiempos los siervos de Abrahán que le conducían y guardaban el ganado. Sí, de hecho no parecía una pistola, no tenía cañón, no tenía barrilete, no tenía gatillo, no tenía cartuchos, lo que tenía era dos cuerdas finas y resistentes atadas por las puntas a un pequeño trozo de cuero flexible en la parte cóncava en la que la mano experta de David colocaría la piedra que, a distancia, fue lanzada, veloz y poderosa como una bala, contra la cabeza de Goliat, y lo derrumbó, dejándolo a merced del filo de su propia espada, ya empuñada por el diestro fundibulario. No por ser más astuto el israelita consiguió matar al filisteo y darle la victoria al ejército del Dios vivo y de Samuel; fue simplemente porque llevaba consigo un arma de largo alcance y la supo manejar. La verdad histórica, modesta y nada imaginativa, se contenta con enseñarnos que Goliat no tuvo siquiera la posibilidad de ponerle las manos encima a David, la verdad mítica, emérita fabricante de fantasías, nos acuna desde hace treinta siglos con el cuento maravilloso del triunfo del pequeño pastor sobre la bestialidad de un guerrero gigantesco al que, finalmente, de nada podía servirle el pesado bronce del casco, de la coraza, de las perneras y del escudo. Por lo que podemos concluir del desarrollo de este edificante episodio, David, en las muchas batallas que hicieron de él rey de Judá y de Jerusalén y extendieron su poder hasta la margen derecha del río Eufrates, nunca más volvió a usar la honda y las piedras.

Tampoco las usa ahora. En estos últimos cincuenta años han crecido de tal manera las fuerzas y el tamaño a David que entre él y el sobrancero Goliat ya no es posible reconocer ninguna diferencia, hasta se puede decir, sin ofender la ofuscadora claridad de los hechos, que se ha convertido en un nuevo Goliat. David, hoy, es Goliat, pero un Goliat que ha dejado de cargar pesadas y en definitiva inútiles armas de bronce. El rubio David de antaño sobrevuela en helicóptero las tierras palestinas ocupadas y dispara misiles contra objetivos inermes, el delicado David de otrora tripula los más poderosos tanques del mundo y aplasta y revienta todo lo que encuentra por delante, el lírico David que cantaba loas a Betsabé, encarnado ahora en la figura gargantuesca de un criminal de guerra llamado Ariel Sharon, lanza el “poético” mensaje de que primero es necesario aplastar a los palestinos para después negociar con lo que reste de ellos. En pocas palabras, en esto consiste, desde 1948, con ligeras variantes meramente tácticas, la estrategia política israelí. Intoxicados por la idea mesiánica de un Gran Israel que realice finalmente los sueños expansionistas del sionismo más radical; contaminados por la monstruosa y enraizada “certeza” de que en este catastrófico y absurdo mundo existe un pueblo elegido por Dios y que, por tanto, están automáticamente justificadas y autorizadas, en nombre también de los horrores del pasado y de los miedos de hoy, todas las acciones propias resultantes de un racismo obsesivo, psicológica y patológicamente exclusivista; educados y entrenados en la idea de que cualquier sufrimiento que hayan infligido, inflijan o puedan infligir a otros, y en particular a los palestinos, siempre estará por debajo de los que sufrieron en el Holocausto, los judíos escarban interminablemente su propia herida para que no deje de sangrar, para hacerla incurable, y enseñarla al mundo como si se tratase de una bandera. Israel hizo suyas las terribles palabras de Jehová en el Deuteronomio: “Mía es la venganza, y yo les daré su merecido”. Israel quiere que nos sintamos culpables, todos nosotros, directa o indirectamente, de los horrores del Holocausto, Israel quiere que renunciemos al más elemental juicio crítico y nos transformemos en dócil eco de su voluntad, Israel quiere que reconozcamos de jure lo que para ellos es ya un ejercicio de facto: la impunidad absoluta. Desde el punto de vista de los judíos, Israel no podrá nunca ser sometido a juicio, dado que fue torturado, gaseado y quemado en Auschwitz. Me pregunto si los judíos que murieron en los campos de concentración nazis, esos que fueron masacrados en los pogromes, esos que se pudrieron en los guetos, me pregunto si esa inmensa multitud de infelices no sentiría vergüenza de los actos infames que sus descendientes están cometiendo. Me pregunto si el hecho de haber sufrido tanto no sería la mejor causa para no hacer sufrir a otros.

Las piedras de David han cambiado de manos, ahora son los palestinos quienes las lanzan. Goliat está al otro lado, armado y equipado como nunca se ha visto a soldado alguno en la historia de las guerras, salvo, claro está, al amigo norteamericano. Ah, sí, las horrendas matanzas de civiles causadas por los terroristas suicidas… Horrendas, sí, sin duda, condenables, sí, sin duda, pero Israel todavía tiene mucho que aprender si no es capaz de entender las razones que pueden hacer que un ser humano se transforme en una bomba.

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