miércoles, 29 de abril de 2009

Saldos del modelo, por Luis Linares Zapata

Ciudad de México, 29 de abril de 2009

Servicio informativo núm. 684



Sumario:


I. Saldos del modelo, por Luis Linares Zapata


II. Peso fuerte y economía débil, por Rogelio Ramírez de la O


III. México: la epidemia de influenza y la autosuficiencia sanitaria, por Pablo Moctezuma


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SALDOS DEL MODELO

por Luis Linares Zapata, secretario de Desarrollo Económico y Ecología del gobierno legítimo de México

(publicado en La Jornada el 29 de abril de 2009)


La cadena de acontecimientos negativos, entre ellos las dos crisis sucesivas (la alimentaria y la económica), recrudece la vida cotidiana con la epidemia de influenza porcina que azota al país. Comprobar la ausencia de un solo laboratorio capaz de identificar la naturaleza de un fenómeno desconocido de salud, pone en evidencia los enormes huecos que el modelo de gobierno y económico ha inducido en la estructura productiva y científica de México. Se tuvo que recurrir al extranjero (Estados Unidos y Canadá) para averiguar el tipo de virus que está matando a los mexicanos. La parálisis de la vida organizada actual podría haber sido más benigna con tan sólo reaccionar días antes a la emergencia. No se pudo y, ahora, muerto el niño, hay que tapar el pozo a marchas improvisadas: importando dos laboratorios.


Pero similar cuestión puede encontrarse si de producir vacunas se trata. La empresa pública especializada (Birmex) hace mucho tiempo dejó de investigar por sus propios medios e imposibilitó su debido desarrollo. Ha quedado, esparcida por muchas clínicas nacionales, una red de detección de influenza que todavía hace su trabajo; son los remanentes de esa burocracia epidemiológica y asistencial de prestigio que ha sido diezmada sin contemplaciones durante el panismo empoderado. Pero sus capacidades de detección y análisis, como se puede fácilmente observar, son limitadas, tanto en personal experto como en equipos adecuados. Cosa de la astringencia presupuestal y las prioridades asignadas desde la lejana mirada de los tecnócratas hacendistas, celosos guardianes del neoliberalismo más retardatario y decadente.


La visita reciente del presidente Sarkozy, de Francia, lo mostró a las claras. Este conflictivo y protagónico personaje inauguró un laboratorio con inversión gala para producir antígenos de vacunas (Sanofi-Pasteur), uno de los sectores de negocios más lucrativos del mundo. Aquí se harán el empaque, la distribución y venta de las vacunas, es decir, la maquila. Se atestigua así el hecho, sin referente mundial, donde un país de más de 100 millones de habitantes es incapaz de satisfacer sus necesidades apremiantes de salud y, como en este preciso caso de influenza porcina, de seguridad nacional. Hay que recurrir al mercado externo para ello. No hay, dentro de las economías mayores del planeta, alguna que se haya situado, por decisión propia, en tal circunstancia.


Pero, eso sí, el sólido secretario de la Hacienda pública sale presuroso a firmar un nuevo crédito de 205 millones de dólares con el Banco Mundial para enfrentar la epidemia. De nueva cuenta, las autoridades federales se cobijan en los organismos financieros que han sido causantes de tantas penalidades y vergüenzas sin que haya, realmente, necesidad de tan reprobable solicitud de auxilio.


¿Qué gana el país con estas ayudas? No podrían sacar tan ralos recursos de los propios ajustes presupuestales que no se han hecho. Con limitar un tanto los seguros de gastos médicos mayores de los funcionarios públicos alcanzaría para mucho más que la dudosa generosidad exhibida por ese banco de infausta memoria imperial. Ahora, si no desean recortar, lo que juzgan indispensable privilegio para los burócratas de elite, entonces toquen, aunque sea con un dejo de urgencia pandémica, los sobresueldos, bonos o gratificaciones que todavía se reparten magistrados y funcionarios de alto nivel mientras les cae encima (para 2010) la tenue ley recientemente aprobada. ¿O qué decir de los cuantiosos dólares puestos a disposición de empresarios que endrogaron a sus empresas y ahora recorren los pasillos del poder público en busca de ayudas para salvar sus patrimonios, ya de por sí bien protegidos con feroces subterfugios legaloides?


Los saldos del modelo se acumulan en sus aristas negativas, esta vez la atención recae en el raquitismo de los laboratorios epidemiológicos. Pero no son la excepción. Qué decir de los dedicados a la investigación alimentaria, el maíz por ejemplo. Hace mucho que se trasladó el grueso de ella a cerebros extranjeros, empleados por las trasnacionales. O el notable rezago en la generación de tecnología petrolera y petroquímica, otrora tan actualizada y creativa. Claro está que para ello se necesitan abundantes recursos, tan escasos como malempleados por los modernizadores neoliberales. Jamás se ha visto a cualquiera de sus insignes representantes locales patinar por los organismos internacionales en busca de millonarios préstamos. Tal como seguido lo hacen para rescatar al peso, un simple medio de transacción sujeto a fuertes presiones, aun bajo las susodichas seguridades de una economía blindada (concepto éste tan usado como vacío y falso).


La disciplina mostrada por la sociedad tendrá desenlaces imprevistos. La influenza porcina será, finalmente, dominada no sin antes causar muchos desvelos, miedos y dolores. Pero pasará y de ello el desgobierno del panismo no sacará moralejas positivas, sino una excusa para rebajar sus errores, omisiones y trampas en el tratamiento y génesis de la crisis económica, ésta sí de más largo aliento y consecuencias trágicas. La venidera contienda electoral será usada para poner un escenario propicio para su utilización.


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PESO FUERTE Y ECONOMÍA DÉBIL

por Rogelio Ramírez de la O

(publicado en El Universal el 29 de abril de 2009)


La caída del peso en un solo día de reconocimiento oficial de la epidemia echó por la borda los más de 22 mil millones de dólares invertidos por las autoridades desde octubre pasado para apuntalar al peso. Eso demuestra lo fútil de usar deuda externa para evitar que el mercado ajuste el peso según sus propias percepciones. Tratar de influir en esas percepciones con cuantiosos volúmenes de dinero prestado siempre acabará mal.


Desde luego, en el corto plazo es posible e incluso factible que con grandes créditos, tanto de la Reserva Federal estadounidense (Fed) como del Fondo Monetario Internacional (FMI) por 30 mil y 47 mil millones de dólares respectivamente, el peso pueda transitoriamente —por ejemplo, antes de las elecciones de julio— ubicarse entre 12 y 13 unidades por dólar. Pero sería un dólar subsidiado con deuda pública.


Ahora bien, cuando el gobierno está dedicado a defender el tipo de cambio no puede hacer muchas otras cosas y menos gastar en obra pública. Esto, porque dicho gasto provoca preguntas de las agencias calificadoras sobre el posible déficit fiscal, a sabiendas de que la recaudación se está cayendo por la caída de la actividad. Eso contradiría la pretensión de un peso fuerte.


Así, a pesar de que ofreció ejercer el gasto presupuestado de forma acelerada para estimular la debilitada economía, el hecho es que no lo está haciendo. No sólo se han cancelado grandes proyectos, como Punta Colonet, por falta de financiamiento privado. También se declaró desierta la licitación de la red carretera del Pacífico. Y la prensa informó que en enero y febrero, el avance que tiene la Secretaría de Comunicaciones y Transportes en el proyecto de construcción y modernización de carreteras fue apenas 1.2%, y eso de una meta tan modesta como 747 kilómetros.


Y la evidencia de cifras apoya lo anterior. El índice de actividad económica cayó 9.5% en enero y la producción industrial 13.2% en febrero. Un indicador de la falta de obra pública es el desplome de la construcción en enero y febrero, de 11.3% en el dato más reciente.


Lo anterior contradice uno de los 25 puntos del llamado Acuerdo en Defensa de la Economía de enero pasado, es decir, acelerar el programa nacional de infraestructura por 570 mil millones de pesos. Otro punto de este acuerdo fue que Banobras “garantice” la ejecución de los proyectos con participación privada contemplados para 2009.


De ahí que no debe sorprender que la encuesta de la firma KPMG haya mostrado que 77% de los empresarios encuestados piensa que los planes oficiales anticrisis en ese acuerdo no ofrecen ningún apoyo a las empresas.


Si se quisiera apoyar la economía deben aplicarse otras medidas. Una sería dejar que el mercado fije el tipo de cambio y no malgastar reservas tratando de sostenerlo artificialmente. En segundo lugar, apoyar a las empresas endeudadas en dólares porque emplean a mucha gente, pero el apoyo debe ser transparente, sin subsidio y garantizado con las propias acciones de las empresas. Tercero, para verdaderamente apoyar a las empresas, derogar el IETU que ahora resulta en una carga onerosa tanto económica como administrativa. Cuarto, para apoyar la actividad económica, reducir el IVA a 10%.


Por supuesto que habría un sacrificio fiscal cuando el ingreso federal ya está cayendo. Pero sostener el peso y otras acciones anunciadas son también un sacrificio y aumentan la deuda pública. Más aún, con la economía más débil la recaudación se caería todavía más de lo esperado. Aún es tiempo de cambiar de rumbo.


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MÉXICO: LA EPIDEMIA DE INFLUENZA Y LA AUTOSUFICIENCIA SANITARIA

por Pablo Moctezuma


El 13 de abril se registró oficialmente el primer caso de influenza porcina H1N1, decretándose la alerta epidemiológica el 16 de abril. Fue hasta el 22 cuando laboratorios canadienses confirmaron los componentes genéticos del peligroso virus porcino. Hasta la noche del jueves 23 se tomaron las primeras medidas de prevención. México cuenta con expertos sanitarios de reputación mundial, pero tiene que enviar las muestras a Canadá para descifrar el genoma de la cepa. Así se perdió toda una semana.


El hecho es que el análisis tuvo que ser realizado en el extranjero. Los gobiernos neoliberales han abandonado la política de autosuficiencia. Las políticas neoliberales han descuidado la infraestructura médica y la producción nacional de las medicinas, así como la investigación médica y biomédica, a la vez que han provocado el empeoramiento de las condiciones de vida de la población.


Ya desde hace semanas, el 18 de marzo según la Organización Mundial de la Salud, comenzaron a ser reportados casos de influenza, la epidemia tuvo que llegar a cientos de casos y decenas de muertes para que las autoridades comenzaran a reaccionar y a alertar a la población. Por otra parte es de hacer notar que es en México donde se producen los casos de muertes y en otros países los infectados por este virus salen vivos del trance. ¿Por qué?


Desde el 5 de abril, los pobladores de la zona de Perote, Veracruz, denunciaron la contaminación de las lagunas de oxidación de La Gloria, al verter desechos fecales porcícolas, en donde emanan grandes nubes de moscas. Según los facultativos estatales y del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el vector epidémico serían las nubes de moscas que despiden las granjas porcícolas y las lagunas de oxidación de la empresa trasnacional estadunidense Granjas-Carrol. Desde hace años, esta empresa fue sancionada y expulsada de Carolina del Norte y Virginia, Estados Unidos, por la contaminación ambiental que provocó. En La Gloria, la epidemia costó la vida a más de 20 personas de esa localidad, dadas las condiciones ambientales, de salud y de nutrición de los pobladores.


El antiviral que se está empleando para combatirla es el oseltamivir, mejor conocido por su nombre comercial Tamiflu, producido por Roche. El precio del Tamiflu subió de unos 40 euros en 1999 (fecha en que Roche lo sacó al mercado) a 377 euros en 2005. Curiosamente, la empresa de Roche, Sanofi Aventis, anunció la inversión de 100 millones de euros en una nueva instalación en México; a la ceremonia asistieron Felipe Calderón y Nicolás Sarkozy que estaba en visita oficial en nuestro país.


La nueva planta de vacuna será construida en Ocoyoacac, donde Sanofi-Aventis ya opera una instalación. La planta “será diseñada para cambiar a la manufactura de la vacuna pandémica si una pandemia de influenza es declarada y se identifica una cepa de influenza por la Organización Mundial de la Salud”.


¿Por qué el gobierno federal no elabora el medicamento genérico en vez de comprarle a Roche la vacuna? La formula empírica C16H28N2O4. (3R,4R,5S)-4- Acetilamino- 5-amino-3- (1-etilpropoxi) -1-ciclohexen- 1-carboxilato de etilo) puede ser producida en México por causas de interés nacional y no darle a las trasnacionales cientos de millones de nuestros impuestos.


El origen del nuevo virus todavía no se conoce y hay varias hipótesis, desde que éste forma parte de una guerra bacteriológica contra México o que las farmacéuticas en crisis lo introdujeron para vender millones de vacunas, o que fue causado por la contaminación que provocan las trasnacionales en el nuevo ambiente y su uso indiscriminado de productos químicos, hasta que es un nuevo desafío de causas naturales. Lo cierto es que ante este grave problema, el gobierno y los medios han aprovechado para presentar una imagen de “promotores de la salud” en vez de “promotores de la guerra al narco” como se habían venido presentando, aprovechando que las elecciones se realizarán en dos meses.


También Calderón se ha lanzado con su “Decreto Presidencial” , saltándose al Congreso, tal como lo hacen en Washington, a imponer un virtual Estado de Excepción que permite el allanamiento de morada donde presuma la existencia de enfermos, sin orden de cateo de alguna autoridad judicial, en abierta violación a las garantías individuales.


La actual crisis económica, social y política en México se agrava con esta crisis sanitaria y se aprovecha para atemorizar, desmovilizar y controlar a la población, aumentar la injerencia externa de EU y otros países en México y para darle grandes ganancias a las trasnacionales farmacéuticas. La dependencia de México se acentúa con los préstamos que el Banco Mundial ofrece en medio de esta crisis.


Los gobiernos del PRI y el PAN nos han hecho retroceder a las épocas negras del colonialismo, en el que las epidemias mataban a miles y las condiciones de vida de la población eran miserables, y en las que se practicaba el genocidio contra la población. En el neocolonialismo sólo importa la ganancia y no la vida humana, como se hizo patente en Pasta de Conchos.


La vía que propone la clase obrera es otra. La del mejoramiento de las condiciones de vida y salud de la población, el desarrollo de una economía autosuficiente en todos los sentidos, en la que busquemos no sólo la autosustentabilidad en la producción industrial y agrícola, sino también en los servicios de salud. Esta grave crisis nos impulsa a luchar por la transformación de nuestro país para que en México puedan vivir libre y sanamente las futuras generaciones y no sean presas de las maquinaciones y la explotación de corporaciones extranjeras y sus gobiernos.


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martes, 28 de abril de 2009

Grave el escritor Mario Benedetti

Ciudad de México, 28 de abril de 2009

Servicio informativo núm. 683


GRAVE EL ESCRITOR MARIO BENEDETTI


Fuentes muy confiables han informado al servicio de noticias ISA que la hospitalización reciente del escritor Mario Benedetti responde a una situación de salud muy muy grave. Dichas fuentes sugieren también que la mejor manera de decirle a nuestro Mario Benedetti que siga con nosotros, todavía un tiempo más, es leyendo todos en estas horas difíciles sus libros, sus poemas, sus cuentos, sus novelas.


A fin de colaborar para que todo el mundo lea hoy a Mario Benedetti y prolonguemos así su estancia entre nosotros, aquí reproducimos el poema que con motivo del alzamiento zapatista escribió para el libro Las voces del Espejo, en 1998.


Chiapas


Creyeron que era sólo una intentona

de fundar una patria más honesta

a la inmóvil penuria de la zona


así y todo la Selva Lacandona

arrancó a los señores de su fiesta

cuando acababan de doblar su apuesta

junto al viejo tahúr que no perdona


un desmadre sin par/ pero es noticia

y en su lucha frontal contra el olvido

en su indígena afán por la justicia


esa guerrilla en paz ha dividido

la historia mexicana en dos etapas

antes de Chiapas y después de Chiapas.


Mario Benedetti


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La desinformación como plaga. Editorial de La Jornada


Ciudad de México, 28 de abril de 2009

Servicio informativo núm. 682



Sumario:


I. La desinformación como plaga. Editorial de La Jornada


II. El sistema de salud al desnudo, por Javier Flores


III. Epidemia de lucro, por Silvia Ribeiro


IV. Sobrevivir, por Pedro Miguel


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LA DESINFORMACIÓN COMO PLAGA

(Editorial de La Jornada del 28 de abril de 2009)


Ante el incremento de los casos de influenza porcina en México y la expansión de ese padecimiento en distintos países —Estados Unidos, Canadá y España con casos confirmados; Brasil, Colombia, Francia, Reino Unido, Australia, Israel y Nueva Zelanda con casos por confirmar—, la Organización Mundial de la Salud (OMS) elevó ayer su alarma epidemiológica del nivel 3 al 4 —en una escala de seis—, fase que considera un incremento significativo en el riesgo de una pandemia. Al respecto, el responsable de seguridad sanitaria del organismo, Keiji Fukuda, señaló que el virus A/H1N1, causante de la influenza porcina, “está tan extendido que ya no tiene sentido intentar contenerlo”, aunque afirmó que aún se encuentra en una etapa “suave” y que las muertes registradas en México se deben a que las personas infectadas padecían “otras patologías”.


Por su parte, el titular de la Secretaría de Salud federal, José Ángel Córdova Villalobos, afirmó en conferencia de prensa que el país vive “el momento más álgido de la epidemia causada por la gripe porcina”; informó que el número de muertes posiblemente causadas por esta enfermedad asciende a 149 y que cerca de dos mil personas han ingresado en los hospitales a causa de neumonías severas. A raíz de lo anterior, dijo, el gobierno federal decidió suspender las actividades escolares en los 32 estados de la República hasta el próximo 6 de mayo. En tanto, el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, decretó la “alerta máxima” en la capital del país, declaración que es de suponer generó justificadas y comprensibles inquietudes en la población capitalina, pese a que hasta el momento no se han suspendido los servicios de transporte público, no se ha ordenado el paro total de las actividades económicas ni se ha instaurado un estado de cuarentena para la población civil, aunque sí se decretó el cierre de los 35 mil restaurantes de la ciudad.


En el momento presente puede apreciarse en amplias franjas del territorio nacional, sobre todo en la capital del país y su área conurbada, un sentir generalizado de zozobra social que, paradójicamente, no ha derivado en sentido estricto de la existencia y difusión del virus mencionado, sino que ha sido inducido por la opacidad con que se han conducido hasta ahora las autoridades de salud de todos los niveles, desde los organismos internacionales hasta los gobiernos federal y estatales.


En menos de una semana, las autoridades sanitarias en México han transitado de la caracterización de los primeros brotes de influenza porcina como “casos habituales fuera de temporada” hasta la adopción de medidas como la ya comentada suspensión de clases en todo el país que hoy por hoy constituyen el principal indicador para la población en torno a la gravedad del asunto. Fuera de eso, los encargados de la salud pública han omitido proporcionar datos concisos y oportunos sobre las personas fallecidas, como edad, género y condiciones de salud previas, información que resulta de suma relevancia para explicar el desenlace fatal de muchos de los casos que se han registrado en el país, de acuerdo con lo señalado por el funcionario de la OMS. De igual forma, no se han proporcionado mapeos de los lugares de las muertes ni de los brotes de la enfermedad —que permitirían a la población evitar potenciales focos de infección—, ni se ha atinado a responder por qué un mismo padecimiento ha derivado en decenas de muertes en nuestro país y no ha ocurrido otro tanto en Estados Unidos ni en países desarrollados en los que se ha hecho presente el virus.


La falta de transparencia en la información oficial constituye, en la actual circunstancia, un factor de riesgo adicional para la salud pública. Es necesario, en suma, que las autoridades de todos los niveles de gobierno entiendan que, en situaciones como la actual, la calma de la población es un elemento indispensable para el pleno acatamiento de las medidas de prevención que se promueven, y que ésta depende, en buena medida, de la pulcritud, la veracidad y la oportunidad con la que las autoridades cumplan con su deber de informar.


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EL SISTEMA DE SALUD AL DESNUDO

por Javier Flores

(publicado en La Jornada el 28 de abril de 2009)


El número de muertes en nuestro país en el contexto de la epidemia de influenza crece de forma muy importante. En los días pasados los fallecimientos se han multiplicado. El reporte más reciente, dado a conocer ayer, indica un crecimiento de 148 por ciento respecto de la cifra del sábado anterior (al pasar de 60 a 149 defunciones), lo que indica un aumento alarmante. Claro, se argumenta que no todos los decesos corresponden inequívocamente a la influenza porcina, pues esto no se ha logrado confirmar mediante las pruebas de laboratorio. La muerte avanza más rápido que la capacidad técnica de nuestro sistema de salud. Éste es un primer aspecto en el que claramente hemos sido rebasados por la epidemia, y muestra sin duda una de nuestras mayores debilidades.


Una de las preguntas más importantes que surgen hoy es: ¿por qué en las naciones donde se ha presentado la influenza porcina no se han producido muertes, y en México sí? En Estados Unidos, nación donde ya se ha decretado una emergencia sanitaria por esta causa, se han detectado 40 casos. Todos han sido confirmados a través de las pruebas de laboratorio más exigentes, como producto del nuevo virus de la influenza porcina. Si bien la tasa de crecimiento de la enfermedad es también muy elevada (creció en 100 por ciento entre el domingo y el lunes) hasta el momento de escribir este artículo ninguna de las personas infectadas ha muerto. Lo mismo ocurre en la mayoría de los países europeos en los que se han presentado estos casos. Se trata de una patología que, como hemos dicho, es curable si se trata de forma adecuada y a tiempo.


Para responder a esta pregunta es necesario formular algunas hipótesis. La primera es que a nosotros esta crisis sanitaria nos tomó por sorpresa y no pudimos, o no supimos, reaccionar a tiempo. En el discurso del secretario de Salud, José Ángel Córdova Villalobos, se encuentra una y otra vez la justificación de que no sabíamos que nos enfrentábamos a un virus nuevo. Está bien, pero ahora ya lo sabemos y, sin embargo, han muerto cada día 45 personas, en promedio. Entonces quedan como posibles explicaciones las fallas en nuestro sistema de salud, que si bien fue uno de los mejores en América Latina y en el mundo, se abandonó a su suerte en los pasados 20 o 30 años.


Hace unas semanas, un ex secretario de Salud y ex rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, el doctor Juan Ramón de la Fuente, señaló con toda claridad cómo la investigación científica en el Instituto Mexicano del Seguro Social, que fue una de las más productivas y de la más alta calidad en México en el área biomédica, fue prácticamente desmantelada.


Creo que ahí podemos encontrar algunas respuestas a las interrogantes a las que nos enfrenta la epidemia de la influenza porcina. Nos muestra cómo somos, al desnudo. Revela la evolución de uno de los mejores sistemas de salud pública del mundo que muchos (y yo me incluyo) creíamos preparado para enfrentar las peores contingencias sanitarias. Ahora lo podemos ver con toda claridad… con 45 muertos diarios, en promedio.


Quiero aclarar que no estoy tratando de politizar un problema de salud pública. Sostengo que la coordinación de las medidas para enfrentar esta crisis sanitaria, a cargo de la Secretaría de Salud, requiere de la unidad y el respaldo de todos. Ni siquiera pretendo hacer responsable al secretario de Salud, pues hace lo que puede, y debe contar en este momento con todo nuestro apoyo. Pero no podemos tampoco eludir las preguntas que el curso de la epidemia nos plantea y dejar de ofrecer las respuestas que exige la sociedad.


Finalmente, quiero referirme al préstamo reciente que ha recibido México del Banco Mundial para enfrentar esta epidemia. El secretario de Hacienda ha informado que una parte será utilizada en el fortalecimiento de nuestro sistema de salud, como la compra de medicamentos y la creación de infraestructura médica. Creo que el camino del endeudamiento, que ya hemos experimentado en el pasado, nos ha dejado amargas experiencias; pero si es bien utilizado en este caso, en nuestro sistema sanitario y en la investigación biomédica, puede ser útil para comenzar a corregir el camino. Se requiere de la vigilancia de la sociedad sobre el uso de estos recursos. No debe ser empleado para la guerra contra el narcotráfico con el pretexto del tratamiento de las adiciones, y mucho menos debe usarse con fines electorales.


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EPIDEMIA DE LUCRO

por Silvia Ribeiro

(publicado en La Jornada el 28 de abril de 2009)


La nueva epidemia de influenza porcina que día a día amenaza con expandirse a más regiones del mundo, no es un fenómeno aislado. Es parte de la crisis generalizada, y tiene sus raíces en el sistema de cría industrial de animales, dominado por grandes empresas trasnacionales.


En México, las grandes empresas avícolas y porcícolas han proliferado ampliamente en las aguas (sucias) del Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Un ejemplo es Granjas Carroll, en Veracruz, propiedad de Smithfield Foods, la mayor empresa de cría de cerdos y procesamiento de productos porcinos en el mundo, con filiales en Norteamérica, Europa y China. En su sede de Perote comenzó hace algunas semanas una virulenta epidemia de enfermedades respiratorias que afectó a 60 por ciento de la población de La Gloria, hecho informado por La Jornada en varias oportunidades, a partir de las denuncias de los habitantes del lugar. Desde hace años llevan una dura lucha contra la contaminación de la empresa y han sufrido incluso represión de las autoridades por sus denuncias. Granjas Carroll declaró que no está relacionada ni es el origen de la actual epidemia, alegando que la población tenía una gripe "común". Por las dudas, no hicieron análisis para saber exactamente de qué virus se trataba.


En contraste, las conclusiones del panel Pew Commission on Industrial Farm Animal Production (Comisión Pew sobre producción animal industrial), publicadas en 2008, afirman que las condiciones de cría y confinamiento de la producción industrial, sobre todo en cerdos, crean un ambiente perfecto para la recombinación de virus de distintas cepas. Incluso mencionan el peligro de recombinación de la gripe aviar y la porcina y cómo finalmente puede llegar a recombinar en virus que afecten y sean trasmitidos entre humanos. Mencionan también que por muchas vías, incluyendo la contaminación de aguas, puede llegar a localidades lejanas, sin aparente contacto directo. Un ejemplo del que debemos aprender es el surgimiento de la gripe aviar. Ver por ejemplo el informe de GRAIN que ilustra cómo la industria avícola creó la gripe aviar (www.grain.org).


Pero las respuestas oficiales ante la crisis actual, además de ser tardías (esperaron que Estados Unidos anunciara primero el surgimiento del nuevo virus, perdiendo días valiosos para combatir la epidemia), parecen ignorar las causas reales y más contundentes.


Más que enviar cepas del virus para su secuenciación genómica a científicos como Craig Venter, que se ha enriquecido con la privatización de la investigación y sus resultados (secuenciación que, por cierto, ya fue hecha por investigadores públicos del Centro de Prevención de Enfermedades en Atlanta, Estados Unidos), lo que se necesita es entender que este fenómeno se va a seguir repitiendo mientras prosigan los criaderos de estas enfermedades.


Ya en la epidemia, son también trasnacionales las que más lucran: las empresas biotecnológicas y farmacéuticas que monopolizan las vacunas y los antivirales. El gobierno anunció que tenía un millón de dosis de antígenos para atacar la nueva cepa de influenza porcina, pero nunca informó a qué costo.


Los únicos antivirales que aún tienen acción contra el nuevo virus están patentados en la mayor parte del mundo y son propiedad de dos grandes empresas farmacéuticas: zanamivir, con nombre comercial Relenza, comercializado por GlaxoSmithKline, y oseltamivir, cuya marca comercial es Tamiflu, patentado por Gilead Sciences, licenciado en forma exclusiva a Roche. Glaxo y Roche son la segunda y cuarta empresas farmacéuticas a escala mundial y, al igual que con el resto de sus fármacos, las epidemias son sus mejores oportunidades de negocio.


Con la gripe aviar, todas ellas obtuvieron cientos o miles de millones de dólares de ganancias. Con el anuncio de la nueva epidemia en México, las acciones de Gilead subieron 3 por ciento, las de Roche 4 y las de Glaxo 6 por ciento, y esto es sólo el comienzo.


Otra empresa que persigue este jugoso negocio es Baxter, que solicitó muestras del nuevo virus y anunció que podría tener la vacuna en 13 semanas. Baxter, otra farmacéutica global (en el lugar 22), tuvo un "accidente" en su fábrica en Austria en febrero de este año. Le envió un producto contra la gripe a Alemania, Eslovenia y la República Checa, contaminado con virus de gripe aviar. Según la empresa, "fueron errores humanos y problemas en el proceso", del cual no puede dar detalles, "porque tendría que revelar procesos patentados".


No sólo necesitamos enfrentar la epidemia de la influenza: también la del lucro.


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SOBREVIVIR

por Pedro Miguel

(publicado en La Jornada el 28 de abril de 2009)


El primer hecho que se olvida en estos momentos es que, como especie, como país, como conglomerado urbano, hemos de sobrevivir. La enorme mayoría de nosotros emergerá de este episodio sana –o ni más ni menos enferma que hasta antes de la influenza–, confundida y triste; devastada por la foto que habrá de agregarse al altar de muertos, mareada por la alteración de la vida cotidiana, reseca por la proscripción del contacto físico, empobrecida (más) por la paralización económica obligada, y humillada por tener que plegarse –no hay de otra– a la dictadura epidemiológica de los ineptos, corruptos, opacos y mandoncitos que integran el calderonato. Qué deprimente.


La contundencia de las catástrofes suele imprimir una percepción de permanencia que cuesta remontar. La vida nos cambió de pronto y flota en el ambiente, junto con la molécula perniciosa, la impresión de que esto es para siempre. Andamos o estamos con la sensación a cuestas de que nuestro mundo ha sido trastocado de manera irreparable. Lo más probable, en la mayor parte de los casos, es que no: casi todos los microbuses atestados recuperarán a casi todos sus pasajeros; casi todos los talleres mecánicos y las misceláneas sobrevivirán a la decena trágica de la influenza porcina, casi todas las panaderías volverán a abrir las puertas cuando los capitalinos sonámbulos vuelvan a sus calles, casi todos los puestos de tacos insalubres y de jugos con y sin salmonela retomarán su sitio.


Claro que ninguna de las expresiones del próximo resurgimiento podrá consolar a quienes, en las jornadas de la peste, pierdan a una persona inmediata o próxima ni a quienes se vean forzados a torcer su destino porque vivían al día y no lograron subsistir con los oficios que ejercieron hasta la semana pasada, ni a quienes perdieron, por fuerza de la contingencia, la oportunidad de su vida.


Todo termina por saberse, y ya habrá tiempo para establecer si las muertes ocurridas, más las que se sumen, eran inevitables o consecuencia del abandono y el saqueo que ha sufrido el sector salud en los sexenios recientes y no tanto. Ya nos dirán la razón de que este virus ataque, además de en nuestro país, en Estados Unidos y Europa, pero que hasta el momento sólo mate mexicanos. Ya se podrá averiguar qué Bribiesca, cuál Hildebrando o qué Mouriño sobreviviente (son meros ejemplos del contratismo enriquecedor) se está haciendo rico en estos momentos con la adjudicación de la compra de tapabocas y antivirales.


Pero ahora lo más importante no es eso, sino esmerarse en no enfermar del sistema respiratorio ni de la esperanza y tener presente que esto no es, salvo para los que han sido unos cuantos en la estadística y demasiados en el sentir humano, el fin del mundo. Al fin de este paréntesis viral, la vida nos hallará y no debemos llegar a la cita con las manos vacías. Se puede al menos aprovechar la interrupción del bullicio urbano para reflexionar, en las calles vacías o dentro de las casas, y pensar en la manera de impedir que, en lo sucesivo, las autoridades de todos los niveles nos oculten total o parcialmente la verdad, se dirijan a nosotros con una arrogancia tecnocrática huérfana de fundamentos y de autoridad real y nos traten como si fuéramos un hato ganadero.


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