sábado, 20 de junio de 2009

A Iztapalapa y a su pueblo se les respeta, declara López Obrador

Ciudad de México, 20 de junio de 2009

Servicio informativo núm. 699



Sumario:


I. A Iztapalapa y a su pueblo se les respeta, declara López Obrador


II. Iztapalapa, por Carmen Aristegui F.


III. Los columnistas vendidos y el gran periodismo de Carmen Aristegui, por Federico Arreola


IV. Canallada, por Alejandro Encinas Rodríguez


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A IZTAPALAPA Y A SU PUEBLO SE LES RESPETA, DECLARA LÓPEZ OBRADOR


“A Iztapalapa y a su pueblo se les respeta”, declaró Andrés Manuel López Obrador al iniciar ayer una gira de información por 32 colonias, barrios, unidades habitacionales y pueblos de Iztapalapa.


Al reiterar que milita en el PRD, el presidente legítimo de México aseguró que los mexicanos “jamás, nunca vamos a convalidar un fraude electoral anticipado, porque primero está el derecho de los ciudadanos a elegir libremente a sus autoridades”.


Acompañado por la candidata depuesta del PRD, Clara Brugada, y el abanderado del PT a la jefatura delegacional, Rafael Acosta, subrayó que en la contienda del 5 de julio “se está jugando el futuro de la democracia” en Iztapalapa y en todo el país.


Ante los vecinos de las colonias López Portillo, Cerro de la Estrella y Santa Martha Acatitla, aclaró que si se permite, si se deja pasar una arbitrariedad del tamaño del despojo de la candidatura a Brugada Molina, entonces “la mafia de la política va a decidir en el futuro quien sí será candidato y quien no”.


En ese contexto, subrayó, los barones del dinero ordenarán nuevamente a los magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación: “a éste me lo quitan”, en caso de tolerar actitudes antidemocráticas, contrarias a la voluntad de los ciudadanos y a la determinación del pueblo de elegir libremente a sus autoridades.


En Santa Martha Acatitla, López Obrador afirmó que los integrantes del Movimiento por la Transformación de México no permitirán que la banda de Los Pinos le quite a los iztapalapenses su derecho a elegir libremente a su jefe delegacional.


En la colonia Ejército Constitucionalista, cuarto punto del recorrido de información de este día, expuso que la mafia de la política, del poder y del dinero tramó, orquestó y consumó la destitución de Clara Brugada, incluso la perpetró 20 días antes de la elección precisamente para cuando se agotaron los tiempos legales para cambiar de candidato a delegado y los nombres de los aspirantes a cargos de elección popular que están impresos en las boletas electorales.


También explicó a los habitantes de la demarcación que si los electores cruzan el logotipo del PRD con el nombre de Clara Marina Brugada Molina, que aparece en las boletas electorales, otorgarán un voto a la candidata impuesta del PRD, Silvia Olivia.


Al reconocer que la atención de los medios de comunicación y de la población en general estará puesta el 5 de julio en Iztapalapa, manifestó que sólo el pueblo organizado podrá revertir “el golpe artero, la jugarreta” legal que se impuso a tan sólo 20 días de los comicios federales.


El presidente legítimo de los mexicanos convocó a los más de 2 millones de habitantes de Iztapalapa a sumarse a la campaña de información que se realiza casa por casa para explicarle a la gente que se debe votar por “Juanito” –como se le conoce popularmente a Rafael Acosta Ángeles— con el propósito de “darle su merecido a la mafia, aquí, en Iztapalapa”.


Luego expresó que el caso de Clara Brugada y el asunto del desafuero, del cual fue víctima cuando ocupaba el cargo de jefe de Gobierno del Distrito Federal son similares. Sin embargo, aclaró que el despojo de la candidatura de Brugada Molina “está peor que mi caso”.


En la gira del día de ayer, advirtió a los electores de la mencionada jurisdicción que en la antesala del 5 de julio se desatará la campaña para la compra del voto. Habrá una “repartidera” de despensas, de materiales de construcción y hasta dinero en efectivo, como nunca se había visto en Iztapalapa.


De manera paralela, se desatará una guerra sucia, a través de los medios de comunicación, plagada de mentiras y calumnias en contra de nuestro movimiento y de aquellos candidatos que verdaderamente representan los intereses del pueblo y de la nación, alertó.


A escasos 12 días de la contienda electoral, pidió al pueblo de Iztapalapa que difundan entre sus familiares, vecinos, amigos y compañeros de trabajo que el 5 de julio se debe votar por el candidato a jefe delegacional impulsado por el PT para garantizar su triunfo en las urnas.


Posteriormente, continuó, Rafael Acosta solicitará licencia para separarse del cargo, como ha hecho el compromiso de hacerlo, para que el jefe del Gobierno del Distrito Federal presente a consideración de la Asamblea Legislativa la propuesta de Brugada Molina como delegada sustituta.


Por su parte, Clara Brugada aseguró que cualquier voto a favor de la candidata del PRD, Silvia Molina, implicará avalar una imposición.


En los seis puntos de la gira de este viernes, Brugada Molina llamó a sus vecinos a votar por el PT en el caso del candidato a jefe delegacional, pero se debe sufragar por el PRD en los casos de los aspirantes a diputados federal y local, detalló.


A su vez, “Juanito” manifestó que el voto de los ciudadanos que se deposite en las urnas a favor de Rafael Acosta será para Clara Brugada y llamó a los iztapalapenses a que “no dejemos que gane la imposición en nuestra delegación”


Para hoy, el presidente legítimo de México visitará las colonias Xalpa, Palmitas, El Triunfo, El Manto, Consejo Agrarista Mexicano y las unidades habitacionales Santa Cruz Meyehualco y Vicente Guerrero.


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IZTAPALAPA

por Carmen Aristegui F.

(publicado en Reforma el 19 de junio de 2009)


A escasas tres semanas de que se desarrolle la jornada electoral intermedia del 5 de julio en el país, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación emitió un polémico fallo que no sólo pone en jaque la paz de las elecciones en la demarcación más grande de la capital, sino que ha colocado al borde de una fractura formal al Partido de la Revolución Democrática y a su ex candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador. Iztapalapa ha sido la principal arena de la disputa entre los grupos del PRD. En la más poblada de las delegaciones se dirime la supremacía de una de las dos corrientes predominantes en la izquierda nacional y se dirime también si hay cabida, o no, para ambas dentro de la tercera fuerza política del país.


El galimatías provocado por el Tribunal, con un fallo inapelable, los ha puesto en pie de guerra en una confrontación que de tan virulenta no se compara con la que pudieran tener con cualquier otro partido o adversario fuera de ahí. La resolución no ha hecho más que empujar al despeñadero a este partido que, por demás, ha caminado en el filo de éste desde hace ya demasiado tiempo. La pregunta que ronda es si el máximo órgano de justicia electoral hizo lo que hizo en una acción deliberada para dañar a unos y favorecer a otros en un momento clave y de definiciones. Si lo hizo, como muchos presumen, con cálculo político y con afán de definir esa disputa por razones extrajudiciales, a través de un fallo de dudosa consistencia jurídica, estaríamos simple y llanamente ante un hecho de proporciones incalculables.


Cabe preguntar si acaso el Tribunal —que es considerado como parte de la “mafia que gobierna a este país”, según palabras de López Obrador— encontró aquí la oportunidad certera y demoledora para precipitar el débil castillo que mantenía bajo sus siglas a los miembros del PRD. Quienes forman parte de este Tribunal han sido atacados, injuriados y vilipendiados constantemente por López Obrador y la corriente que lo acompaña. No tendrían por qué tener simpatía por el ex candidato presidencial. De eso no hay duda, pero de ahí a que por ésa u otras razones hayan decidido intervenir y modificar el fallo dictado por el Tribunal Electoral del Distrito Federal que dio el triunfo a Clara Brugada y tumbarle la candidatura —con las consecuencias previsibles que estamos viendo en estos días— debería haber una gran distancia.


Si, efectivamente, estamos ante una intromisión indebida y hasta perversa del Tribunal, ese solo hecho haría de ese cuerpo colegiado un ente indigno de la alta responsabilidad que le fue conferida. Estaríamos frente a un hecho más en el drama de la política nacional encarnado ahora por el máximo Tribunal. Si los magistrados intervinieron con intenciones aviesas para descarrilar lo que quedaba de los equilibrios en el PRD, lo están logrando. Con medidas insospechadas, los que han visto perder la candidatura en este enclave han mandado señales que producen una enorme confusión. Se ha generado un enredo tal que es imposible saber en qué parará esta elección y los niveles de enfrentamiento que desencadenará.


Una salida desesperada para recuperar el barco perdido fue la que ideó —al vuelo— López Obrador durante el mitin del martes en Iztapalapa. En un discurso desaforado dio instrucciones, acomodó candidaturas e hizo pasar de la euforia al pasmo a la multitud que oía de los retruécanos por los que habría de pasar para lograr que Brugada finalmente llegue a la delegación. Sin consultarlo, dio por hecho que Marcelo Ebrard enviaría a la Asamblea la propuesta de Brugada para sustituir al candidato ungido, el del PT, para tomar la estafeta una vez que haya obtenido un triunfo que no sería de él, sino del movimiento y de la candidata defenestrada que estaría presente en la elección a través de lo que algunos han llamado con humor una candidatura subrogada.


López Obrador mostró un talante inapropiado, excedido y que habrá causado regocijo entre sus detractores. Los magistrados, por su parte, sienten ya el peso de las críticas. En la sesión del miércoles uno de ellos, Flavio Galván, tuvo que enunciar, para negarlas, las principales acusaciones: “...jueces corruptos, jueces vendidos, jueces partidistas, influenciados por la política”. En esta historia, cada quien tendrá que hacerse cargo de lo que haga y de lo que diga. Así sea al calor del mitin o al calor de una resolución judicial. A Iztapalapa, por lo pronto, se le ha convertido ya en un polvorín.


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LOS COLUMNISTAS VENDIDOS Y EL GRAN PERIODISMO DE CARMEN ARISTEGUI

por Federico Arreola

(publicado en sdpnoticias el 19 de junio de 2009)

(VERSIÓN RESUMIDA)


Estoy de acuerdo con Carmen Aristegui: Tanto en su diagnóstico de lo mal que ha hecho las cosas el Tribunal Electoral, como en su percepción de que AMLO mostró un talante excedido que ha causado regocijo entre sus detractores.


Por si le interesa a Carmen y, también, para consumo de los lectores del SDP, explicaré las razones que, a mi juicio, llevaron a AMLO a elevar de más el tono de voz en el mitin de Iztapalapa.


Todo ese martes estuve con Andrés Manuel, como ya lo he contado. Necesitaba hablar con Andrés de otro tema. Para poder charlar, decidí acompañarlo, la mañana de ese día, a Pachuca. Traté mi asunto y, de manera natural, me enteré de los detalles del lío de Iztapalapa. Algo había yo leído en los diarios sobre eso, pero no le di la importancia que tenía porque, desde luego, regiomontano como soy, estaba mucho más interesado en la elección de gobernador de Nuevo León.


En el trayecto por carretera del Distrito Federal a Pachuca (con desayuno de barbacoa incluido en un restaurante ubicado a la orilla de la carretera) y en el retorno de Pachuca al Distrito Federal, hubo tiempo de sobra para que Andrés Manuel me diera una completa lección acerca de las singularidades de la política electoral en Iztapalapa.


Me confió que la tarde de ese martes, durante el mitin que él iba a encabezar en la plaza principal de la mencionada delegación, iba a tener que plantear una salida política (política, que quede claro) al problema causado por el Tribunal Electoral que había anulado, a la mala, la candidatura de la perredista Clara Brugada.


Entendí que AMLO había estado meditando sobre esa “salida política” desde que el Tribunal Electoral provocó el conflicto. Entendí también que en el juego de intereses y de negociaciones que suelen presentarse en esta clase de dificultades, no iba a resultar sencillo que los distintos protagonistas aceptarán la estrategia.


Como el asunto prometía emociones fuertes, le pedí a Andrés que me permitiera acompañarlo al mitin en Iztapalapa. Aceptó con gusto. Nos trasladamos juntos, en mi camioneta, del centro del Distrito Federal a Iztapalapa. El tráfico hizo que el trayecto durara alrededor de una hora. Hablamos de todo, hasta del problema generado por el Tribunal Electoral.


Entendí, antes de llegar a Iztapalapa, que Andrés Manuel había tomado su decisión y que iba a intentar sacarla adelante. Antes de subir al vehículo alguien me dijo que había negociaciones entre Marcelo Ebrard y Jesús Ortega para resolver la crisis por la vía de un tercero en discordia. Supongo que tal acuerdo no se pudo concretar y que, por esa razón, Andrés Manuel tomó su decisión. No lo sé, no lo pregunté.


Para que la estrategia de AMLO funcionara, necesitaba la aprobación de Clara Brugada y del candidato del PT, Rafael Acosta, “Juanito”. Por fortuna, ambos, libremente, sin presiones, frente a muchas personas, se comprometieron a hacer posible el proyecto de Andrés Manuel. ¿Hay algo de ilegal en esto? Por supuesto que no.


¿Que Andrés gritó de más en su discurso? Sin duda. Para mi gusto, pudo haber gritado menos. Creo que se dejó llevar por el entusiasmo de la gente que le escuchaba. Gente que, además, tenía prisa por llegar a algo: era obvio que iba a llover y que si se venía el aguacero, como se vino media hora después de terminado el mitin, no iba a haber ninguna posibilidad de definir nada.


De hecho, Andrés pidió a la gente que meditara unos minutos antes de decidir. Pero la gente no quiso hacerlo. La gente se negó a que hubiera un receso. La gente tenía prisa. La gente estaba agraviada. La gente estaba enojada.


Todo se aceleró y, al fin, se aceptó la estrategia de López Obrador.


¿Es ilegal que la gente decida votar por el candidato del PT esperando que si “Juanito” gana renuncie para que gobierne Brugada? Por supuesto que no.


¿Es eso antidemocrático? Por supuesto que no.


¿Fue una improvisación que Andrés se sacó de la manga en el mitin de Iztapalapa? Me consta que no.


¿Que Andrés Manuel no debió haberle girado instrucciones a Marcelo Ebrard? Me consta que no lo hizo. Simplemente propuso que cuando “Juanito” renuncie Marcelo proponga al poder legislativo local que la sustituta sea Brugada.


¿Esto le quita autoridad a Marcelo? Ninguna.


¿Es Andrés un loco por diseñar estrategias políticas distintas? No, por supuesto que no.


¿Hizo el ridículo Andrés? No, por supuesto que no.


¿Puede funcionar el plan de AMLO para Iztapalapa? No será sencillo, pero puede funcionar. La mayor dificultad es cómo informar la estrategia a dos millones de personas que residen en Iztapalapa.


Cuando le pregunté a Andrés cómo iba a comunicar, en tan poco tiempo, algo tan complejo, me respondió: “Vamos a pedir a nuestros simpatizantes que nos ayuden a tocar puertas casa por casa... Pero la parte principal del trabajo la van a hacer todos esos periodistas que no nos quieren. Nos van a criticar tanto por lo que vamos a hacer, que van a terminar informando a toda la gente qué es lo que queremos. Cuando se nos echen encima para quedar bien con el gobierno, nos van a estar haciendo un favor”.


Dicho y hecho. Si el martes nadie sabía en Iztapalapa que hay que votar por Rafael Acosta, “Juanito”, del PT para hacer posible la victoria de Clara Brugada (por la que nadie debe votar, aunque aparezca en la boleta), este viernes, gracias a todos los columnistas y comentaristas que han aprovechado el incidente para insultar y calumniar a López Obrador, prácticamente no hay ningún iztapalapense que no sepa lo que se debe hacer.


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CANALLADA

por Alejandro Encinas Rodríguez

(publicado en El Universal el 20 de junio de 2009)


Iztapalapa enfrenta hoy una nueva afrenta del gobierno federal y sus aliados. La resolución del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) que retira la candidatura a Clara Brugada es una decisión arbitraria, que vulnera nuevamente la independencia del PRD y la voluntad de los militantes perredistas a quienes se pretende imponer una candidatura a modo en esa delegación.


Se trata de una verdadera canallada, de una decisión adoptada con alevosía, que deja en indefensión a la candidata y favorece a una minoría que adolece del respaldo partidario. Una decisión que da cuenta, además, de la profunda crisis de las instituciones públicas del país, en este caso el Tribunal Electoral, que —lejos de garantizar los derechos ciudadanos y el cumplimiento de la ley— se ha convertido en un tribunal de consigna y en el brazo político de una coalición de intereses que pretende socavar el avance de la izquierda e impedir que ésta encabece la transformación de nuestro país y la defensa de los intereses de la mayoría de los mexicanos.


Esta coalición de intereses es la misma que designó a los magistrados del tribunal, lo que los ha subordinado de origen y les ha dado impunidad, avalando conductas corruptas como las operaciones fraudulentas en la adquisición y arrendamiento de inmuebles de la institución, al igual que a otros magistrados denunciados por recibir prebendas del candidato priísta en Baja California para acreditar la legalidad de su candidatura a gobernador.


Los magistrados carecen de autonomía y de autoridad moral. Sus integrantes obedecen a quienes los designaron: son sus antiguos colaboradores, viejos burócratas que participaron en la operación fraudulenta de 2006.


Esta resolución constituye un agravio a los habitantes de la ciudad de México, un intento de minar al Gobierno de la ciudad. Se trata de un acto que abona en contra del proceso electoral, que alienta la abstención y muestra que las instituciones no funcionan. Es una provocación que revive el conflicto interno del PRD, un fraude anticipado contra los ciudadanos de Iztapalapa. El tribunal abona así no sólo al demérito de la democracia y de las elecciones, sino al deterioro, a la descomposición y a la corrupción de las instituciones públicas.


Pero también tenemos que decir que no es un asunto exclusivo de los grupos de interés de la derecha y del Estado. Esta decisión ha contado con la colaboración y complicidad de miembros del partido que, lejos de defender un proyecto y la autonomía de nuestra organización, buscan complacientemente negociar el futuro de nuestro proyecto.


Ahora resulta que se llama traición la defensa del interés mayoritario del PRD en el Distrito Federal y en Iztapalapa. No sorprende que Jesús Ortega defienda la resolución del tribunal, esa es su “fuente de legitimidad”, como tampoco podemos acusar traición a principios que nunca se han tenido. Ortega y su grupo en Iztapalapa deben asumir su responsabilidad, él y su grupo generan una nueva situación de fractura, al pactar a espaldas del partido una candidata ajena a la militancia. El tribunal les ha brindado de nueva cuenta un servicio, que pronto habrán de corresponder.


En esta campaña asumí un compromiso para evitar una regresión electoral del PRD y de la izquierda. He realizado una campaña nacional que postergó la resolución de nuestras diferencias. Mas la respuesta es otra vez la obsesión por crear una izquierda cómoda y acomodada en el control de una burocracia que abandonó el proyecto de transformaciones que nos propusimos de origen. Ante esta afrenta es imposible quedar impasible y actuaré congruentemente en apoyo a mi partido en el Distrito Federal y a mis compañeros en Iztapalapa.


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