lunes, 6 de julio de 2009

Honduras: ejército impide llegada de Zelaya tras asesinar a dos manifestantes

Ciudad de México, 6 de julio de 2009

Servicio informativo núm. 703



Sumario:


I. Honduras: ejército impide llegada de Zelaya tras asesinar a dos manifestantes


II. Honduras: tierra desgarrada golpe a golpe, por Adolfo Pérez Esquivel


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HONDURAS: EJÉRCITO IMPIDE LLEGADA DE ZELAYA TRAS ASESINAR A DOS MANIFESTANTES

(publicado en www.anticapitalistas.org el 6 de julio de 2009)


Tras los acontecimientos vividos este domingo 5 en Tegucigalpa, la situación, lejos de definirse, tal y como señalaba ayer el presidente constitucional de Honduras, Manuel Zelaya, se ha vuelto más complicada y peligrosa para los luchadores sociales.


Tras la fuerte arremetida del ejército en contra de los cientos de miles de personas que esperaban la llegada de Zelaya al aeropuerto capitalino —que provocó la muerte de dos personas y un número no conocido de heridos— y la imposibilidad de que el avión en donde viajaba el presidente depuesto por el golpe de Estado aterrizara en Honduras —dados los obstáculos colocados por el ejército y las amenazadas de ser “interceptado” por la fuerza aérea hondureño—, los dirigentes sociales han anunciado que a partir de mañana volverán a las calles para exigir la salida de Micheletti y su gabinete golpista. Un “presidente” que, tras la información salida a la luz en horas de la tarde —según la cual los empresarios que apoyaron el golpe han llamado a la negociación desmarcándose del propio Micheletti— y la negativa de la policía a la orden de reprimir a los inconformes en el día de hoy, se ha quedado sólo con el apoyo del ejército. Un aislamiento al que también lo ha sometido la comunidad internacional tras que Honduras fuera apartada de la Organización de Estado Americanos (OEA) en el día de ayer.


La situación en estos momentos, según informaciones facilitadas por Radio Liberada a Kaos en la Red, es confusa y complicada. Tras el toque de queda impuesto por el gobierno golpista, “mucha gente se ha quedado varada en locales sindicales”. Según los compañeros presentes durante todo el día en las movilizaciones, se trata de “una medida para reprimir. Hay mucha prensa suelta, sin que se sepa dónde están”. Además, añade el reporte, “hay compañeros de las organizaciones indígenas y campesinas que no se sabe dónde están. Se reportan heridos de bala, no se tienen números”.


Zelaya, por su parte, ha viajado a El Salvador en donde se reunirá con los presidentes de Argentina, Ecuador y Paraguay, así como con José Manuel Insulza, secretario general de la OEA, que hoy mismo (por 5 de julio) volaron hasta allá tras descartar ayer acompañar a Zelaya en su intento por viajar a Tegucigalpa.


Represión y cerco mediático como respuesta a las masivas movilizaciones

Desde primera hora de la mañana los hondureños tomaron las calles capitalinas con la intención de marchar hasta el aeropuerto internacional de Toncontín. Ante la llegada de los centenares de miles de manifestantes, tanto la policía como el ejército optaron por pactar su retirada. Sin embargo, cuando algunos de los presentes comenzaron a tratar de entrar a las instalaciones del aeropuerto —en todo momento tomado por francotiradores— el ejército optó por disparar fuego real y gases lacrimógenos. Tras unos instantes de tranquilidad, el ejército volvió a arremeter contra los manifestantes. El resultado fueron dos muertos, uno de ellos de nombre Iris Obed Murillo Mendoza, tal y como informó Radio Liberada.


Tras conocerse a través de Radio Globo que empresarios golpistas como Ricardo Maduro, Rafael Ferrari o Carlos Flores Facussé habían dejado solo a Micheletti, éste convocó a una rueda de prensa en la que se informó de que se le había enviado una carta al representante de la OEA en Honduras, Jorge Miranda, proponiendo el inicio de las negociaciones entre una delegación del organismo internacional y otra del gobierno de Micheletti. Sin embargo, añadió que él no tenía que negociar con nadie “más que la población hondureña”.


Asimismo, Micheletti acusó a Nicaragua de estar dirigiendo elementos de su Ejército hacia la frontera hondureña. Punto que casi inmediatamente negó Daniel Ortega, presidente de Nicaragua.


Poco después de que el presidente golpista afirmara que en Honduras “todo el mundo tenía el derecho a expresar su opinión”, Radio Globo (que estaba informando desde primera hora desde dentro de las manifestaciones) vio su señal interceptada, momentos después de que el ejército comenzara a agredir a los manifestantes.


Responsabilidad de Estados Unidos

En entrevista con TeleSUR después de que Zelaya cejara en su intención de aterrizar en Tegucigalpa, el presidente hondureño declaró que se reuniría con los presidentes y funcionarios que hoy (por 5 de julio) viajaron a El Salvador para decidir qué nuevas acciones tomar a partir de mañana. Asimismo, informó de su intención de tratar de ingresar al país próximamente.


Zelaya, por otro lado, se refirió a la necesidad de que la comunidad internacional (y especialmente Estados Unidos, se pronuncie sobre lo sucedido en el día de hoy, señalando que el gobierno de Obama “debe tomar medidas inmediatas” para acabar con el golpe.


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HONDURAS: TIERRA DESGARRADA GOLPE A GOLPE

por Adolfo Pérez Esquivel, premio Nobel de la Paz 1980

(publicado el 5 de julio de 2009)


El gobierno de facto en Honduras busca justificar lo injustificable al detener y expulsar del país al presidente Manuel Zelaya. Vuelvo a insistir en que, no podrían dar el golpe de Estado sin el consentimiento del Pentágono y la CIA, que actúan más allá del presidente Barack Obama.


Acabo de recibir noticias desde Honduras de periodistas y dirigentes sociales que han logrado ocultarse para evitar la represión y poder continuar informando sobre lo que ocurre en el país. Los dictadores han impuesto la censura a todos los medios y han secuestrado equipos y apresado a periodistas; continúan los allanamientos por fuerzas armadas, en viviendas y lugares considerados opositores violando los derechos humanos.


El secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, no obtuvo los resultados esperados en su viaje a Tegucigalpa y han aplicado sanciones a Honduras.


Los dictadores no quisieron escuchar la voz de los presidentes que reclaman la restitución en el gobierno del presidente Manuel Zelaya; por el contrario, han endurecido su posición amenazando ponerlo preso si regresa al país. Han desatado una fuerte represión contra las marchas que apoyan el regreso del presidente, provocando cientos de heridos y detenidos. El gobierno de facto es responsable por la vida y seguridad y de lo que pueda ocurrir al presidente Zelaya y a la población.


Se agudiza la preocupación cuando vemos que el presidente Obama asumió posiciones débiles para defender la democracia en Honduras, mientras los mandatarios latinoamericanos en la OEA pedían que se exprese en defensa de la democracia y contra el golpe militar.


Los hechos demuestran que una cosa es decir y otra hacer, negándose Obama a recibir al presidente hondureño Manuel Zelaya.


Es un hecho negativo y preocupante que pone en evidencia la complicidad del gobierno de Estados Unidos en el golpe de Estado, que debemos considerar una experiencia piloto de imponer nuevamente gobiernos antidemocráticos, lo cual provoca un grave y peligroso antecedente para todo el continente latinoamericano. Debemos recordar los intentos de golpes de Estado en Venezuela, Bolivia y Haití, así como el conflicto de baja intensidad con el ataque de Colombia y Estados Unidos contra Ecuador.


El interrogante que surge es si Obama estaba o no enterado del golpe militar en Honduras, país que tiene una larga y dolorosa historia de dominación norteamericana; basta recordar al “virrey” John Negroponte, embajador de Estados Unidos en Honduras y su activo rol en demoler gobiernos y apoyar a la contrainsurgencia contra la Revolución sandinista, en Nicaragua, El Salvador y Guatemala, y en la preparación, financiamiento y penetración de los contras y grupos paramilitares y policiales en la región, así como la instalación de bases norteamericanas en territorio hondureño.


La herencia recibida por Obama del gobierno que le precedió es pesada y llena de dificultades, como las guerras en Irak y Afganistán, donde lo único que ha dejado la invasión a esos países es hambre, destrucción y muerte. Pérdidas cuantiosas, destrucción de la capacidad económica y cultural, y el saqueo de los recursos naturales y bienes de esos países son el resultado de la impunidad jurídica de las fuerzas armadas de Estados Unidos, responsables de crímenes de lesa humanidad.


El gobierno de Obama no pudo, hasta la fecha, avanzar en sus intenciones y promesas electorales de erradicar la práctica de la tortura y la degradación humana en las cárceles en Abu Graib, en Irak, y en Guantánamo, Cuba, y cerrarlas definitivamente.


Es evidente que no tiene capacidad de revertir las políticas implantadas por el gobierno de George Bush, y de otros gobiernos que le precedieron, ni la posibilidad de cerrar esas cárceles que son una ofensa a la humanidad.


Los escenarios han cambiado en el continente. Los gobiernos latinoamericanos en la OEA asumen su responsabilidad de fortalecer los procesos democráticos. Es necesario respaldar a los mandatarios que han decidido acompañar a Zelaya a Honduras y reclamar sus derechos.


Las Naciones Unidas y la comunidad internacional han repudiado el golpe de Estado en Honduras y reclamado el regreso de Zelaya. Es necesario que las organizaciones sociales, sindicatos, iglesias, movimientos estudiantiles e intelectuales, medios de comunicación y redes sociales e informativas, se sumen solidariamente para impedir la instauración en Honduras o en cualquier otro país de dictaduras militares.


Lo que ocurre hoy en Honduras nos afecta a todos y todas. Es necesario redoblar los esfuerzos y reclamar a organismos financieros como el BM, el FMI, el BID y la Unión Europea, bloquear toda ayuda a la dictadura hondureña, hasta la reposición en su cargo del presidente Zelaya.


Los golpistas deben ser llevados ante la justicia, tanto civiles como militares, empresarios y religiosos que son cómplices y han avalado el golpe militar.


El presidente Obama tiene aún muchas asignaturas pendientes con los pueblos. Sabemos de las dificultades que tiene para lograr cambios en la política de Estados Unidos. Si no los asume con coraje y decisión, terminará actuando como aquellos a quienes ha criticado y han llevado a la grave situación que hoy vive ese país, y al daño provocado a otros pueblos en el mundo. En la situación hondureña se pondrá en evidencia si está dispuesto defender la democracia y a asumir los cambios prometidos o si todo fueron palabras vacías de contenido.


La iglesia católica debe pronunciarse con claridad y no con actitudes de doble sentido, como lo expresado en nombre de la Conferencia Episcopal Hondureña, por el obispo auxiliar y vocero de Tegucigalpa Mons. Pineda, que recomienda que Zelaya no viaje a Honduras y las evasivas sobre lo que se debe hacer frente al golpe de Estado. El doble discurso y la falta de coraje están presentes en la jerarquía eclesiástica.


Jesús siempre tuvo posiciones claras y concretas frente a las injusticias. Los obispos debieran aprender del Maestro.


La tierra atormentada de Honduras reclama la solidaridad de los pueblos de América Latina y el mundo. Es necesario resistir en la esperanza.


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