sábado, 3 de enero de 2009

Narcoguerra: ¿más de lo mismo?, por José Luis Piñeyro

Ciudad de México, 3 de enero de 2009

Servicio informativo núm. 613



Sumario:


I. Narcoguerra: ¿más de lo mismo?, por José Luis Piñeyro


II. Incertidumbre, por Alejandro Encinas


III. Masacre israelí en Gaza, por Michael Warschawski


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NARCOGUERRA: ¿MÁS DE LO MISMO?

por José Luis Piñeyro

(publicado en El Universal el 3 de enero de 2009)


Un total de 5 mil 612 narcoejecutados reporta EL El Universal a fin de este año, más del doble del pasado (2 mil 561) y más que en 2006 (2 mil 221) según cifras oficiales, destaca La Jornada. Dramáticas cifras a las que habría que agregar los muertos por otros delitos como tráfico de migrantes, armas, autos, secuestros y asaltos.


La versión oficial de este baño de sangre es la de siempre: es la respuesta a los golpes del gobierno al crimen y es lucha por los mercados entre narcos. Las tácticas de la estrategia anticriminal también son las mismas: operativos contra la estructura funcional (arresto de cientos de narcos nacionales y extranjeros, incautación de miles de transportes y de armas, destrucción de pistas de aterrizaje clandestinas) y económica (confiscación de millones de dólares y pesos y de toneladas de drogas naturales y sintéticas), y depuración de las policías municipales, estatales y federales. Si bien dichas tácticas represivas son necesarias y han arrojado cantidades mayores en estos rubros en comparación a otros sexenios, han estado ausentes otras tácticas cualitativas que deben acompañar a lo cuantitativo.


De forma reiterada he insistido que faltan tácticas imprescindibles como son: sistemáticas y confiables labores de inteligencia civil y militar; rastreo periódico y confiscación de los millones lavados en el sistema financiero y arresto de los delincuentes de cuello blanco; ubicación y confiscación de la riqueza patrimonial (casas, edificios, ranchos y hoteles); rehabilitación permanente y masiva de drogadictos; prevención constante del consumo de drogas y participación social amplia y corresponsable con las autoridades. La organización de Brookings comparte algunas de estas tácticas, como son la prevención del consumo de drogas mediante mensajes antinarcóticos a los jóvenes, la rehabilitación de farmacodependientes, la modificación del esquema punitivo que apunta a arrestar y enjuiciar drogadictos y narcotraficantes y el desaliento a la demanda de drogas, a diferencia de la estrategia estadounidense centrada en combatir su oferta (El Universal, 29/XII/08).


A propósito de participación social y dentro del actual clima de terror propiciado por los miles de narcoejectuados, la Sedena recién llamó a la ciudadanía a denunciar de manera valiente a quienes comentan actividades ilegales (El Universal, 31/XII/08). Cabe preguntarse: ¿dónde están las secretarías de Educación y Desarrollo Social? ¿Y las organizaciones empresariales? ¿Y las iglesias? ¿Y las universidades? Quizá el llamado es tardío pues el narcotráfico ha conseguido atemorizar a la población civil; ojalá no sea así dado que lo importante es romper con ese círculo concéntrico represivo que aprovechan los lavadólares y prestanombres del narco. El 2009 va a ser uno de aguda crisis económica y de probable conflictividad política, cuyas expresiones pueden ser legítimas protestas sociales y la proliferación de delincuentes profesionales y ocasionales.


Ante este panorama, se requiere un acuerdo nacional capaz de cambiar la política económica neoliberal para generar empleo masivo y bien pagado, abatir la inmensa pobreza y generar confianza entre la población. La guerra no sólo se gana con balazos y bombas, sino también con la fortaleza del elemento moral que tanta falta hace en México.


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INCERTIDUMBRE

por Alejandro Encinas

(publicado en El Universal el 3 de enero de 2009)


Mal termina 2008. Los pronósticos más pesimistas al inicio del año que termina fueron superados por la realidad. Con la sola excepción del triunfo de Barack Obama en las elecciones presidenciales de EU, que inyectó un aire renovado en un mundo unipolar, todos los indicadores arrojan un saldo negativo.


La recesión económica subestimada por el gobierno de facto hace estragos en la economía y el empleo. Los ofrecimientos de bajar los precios del gas, la electricidad y las gasolinas quedaron en engaño y se han traducido en incrementos semanales de precios y tarifas. La inseguridad y el crimen organizado permean todos los ámbitos de la vida pública, desde la corrupción de funcionarios encargados de combatirlos desde las instituciones de seguridad, incluidos algunos mandos del Ejército, hasta participantes en concursos de belleza.


El ambiente político se enrarece y los acuerdos entre las cúpulas partidistas fortalecen una partidocracia cada vez más ajena a las preocupaciones de su militancia y de la sociedad. El 2008 cierra además con un mayor encono en medio oriente y un absurdo ataque abalado por la administración Bush a unas semanas que concluya su mandato.


Llegamos a 2009, en el que las expectativas no son nada alentadoras. En la economía se prevé nulo crecimiento, lo que traerá consigo el mayor desempleo de las últimas décadas, ausencia de créditos para la actividad productiva, inflación y un mayor detrimento de los salarios y de la economía familiar. Se prevé una mayor repatriación de paisanos y una severa caída en las remesas que millones de mexicanos envían al país para el sostén de los sectores más desprotegidos de la población.


Se celebrarán elecciones intermedias para renovar la Cámara de Diputados y distintos procesos para la elección de poderes locales. Se pondrá a prueba la reforma electoral que limitó la libertad de asociación de los partidos para conformar coaliciones electorales, lo que redefinirá la composición del sistema de partidos, por lo que serán determinantes los mecanismos de selección de candidatos y el papel de los medios en el marco de la nueva legislación, que debe garantizar equidad en la contienda e impedir la promoción disfrazada de funcionarios o candidatos. Además, se pondrá a prueba a un IFE que no alcanza a superar su profunda pérdida de credibilidad y a un desacreditado TEPJF que solapa en complicidad sus corruptelas internas.


Este proceso tendrá un ingrediente adicional: la eventual intervención del crimen en las campañas. Aunque éste ha sido un asunto persistentemente negado por las cúpulas partidarias, nadie puede negar la posibilidad real que ello sucedan, más aún cuando por más que lo niegue la vieja mafia corporativa, hay indicios no sólo de financiamientos poco claros a algunos candidatos, sino testimonios de intervenciones directas, levantones, presiones y amenazas a candidatos e incluso a comunidades para influir electoralmente por estos grupos.


Para la izquierda este proceso será definitorio, tanto para el desenlace de la crisis interna del PRD como para el futuro de las organizaciones integrantes del FAP. El daño a la imagen y la credibilidad del PRD no se va a superar por una sui géneris campaña a la que sólo falta postular a Jesús Ortega como candidato a reina de la primavera, sino con una rectificación de su discurso y práctica política, sin dobleces y con claridad para mantener la diversidad que en sí representa la más importante organización que la izquierda partidaria haya construido. En ello el papel que cumpla el movimiento aglutinado en torno a la Convención Nacional Democrática, el gobierno legítimo, el FAP y la defensa del petróleo puede marcar la diferencia para que 2009 sea un año que aglutine a las izquierdas para enarbolar la defensa de la economía popular y el empleo, y retomen el camino de consolidación del proyecto alternativo que requiere México.


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MASACRE ISRAELÍ EN GAZA

por Michael Warschawski

Miembro del Alternative Information Center (AIC) en Israel. Traducción al español desde el portugués de José André Lôpez Gonçâlez.


“La muerte de una única víctima israelita justifica el asesinato de centenas de palestinos. Una vida israelita vale un centenar de vidas palestinas. Es esto lo que el Estado de Israel y los media mundiales más o menos descuidadamente repiten, con cuestionamientos marginales. Y esta alegación, que acompañó y justificó la más prolongada ocupación de territorios extranjeros de la historia del siglo XX, es visceralmente racista. Que el pueblo judío acepte esto, que el mundo esté de acuerdo, que los palestinos se sometan —esta es una historia de bromas irónicas. Nadie encuentra la gracia…” John Berger


Mientras el mundo entero está espantado ante las terribles imágenes emitidas desde Gaza, la opinión pública israelita apoya masivamente la sangrienta ofensiva de Barak-Olmert. Esto incluye al Meretz, la oposición de izquierda parlamentaria. A pesar de haber manifestado preocupación por las muertes de civiles, el lider del Meretz, Haim Oron, en una entrevista a la televisión israelita, se adhirió a los argumentos de la propaganda oficial, responsabilizando a Hamas por el baño de sangre. Un discurso mistificador como este está siendo copiado por la mayoría de los líderes del mundo occidental, con el Ministerio de Asuntos Exteriores de Francia, superando incluso a la Secretaria de Estaos de los EE.UU., Condoleezza Rice. Vamos a poner los hechos como son:


Gaza está siendo el blanco del ejército israelita desde la victoria de Hamas, y el cerco impuesto sobre más de 1,5 millones de civiles —por Israel, mas también por la llamada comunidad internacional— es en sí un acto de violencia y un crimen de guerra.


El ataque israelita es una agresión planificada: de acuerdo con las noticias israelitas, Ehud Barak planificó el ataque a Gaza ya en Agosto.


Los cohetes lanzados sobre ciudades de Israel fueron una represalia a agresiones militares anteriores, y no fueron lanzados por Hamas, sino por la pequeña organización Jihad Islámica;


El ataque a Gaza es parte integral de la guerra santa neo-conservadora contra el mundo islámico, y la administración neo-conservadora de los EE.UU., así como Egipto y otros regímenes reaccionarios árabes, instaron a las autoridades israelitas a desencadenar la ofensiva antes que Obama entrase en la Casa Blanca.


La intención declarada de Barack Obama de abrir conversaciones con la República Islámica de Irán es una de las principales preocupaciones de las administraciones cesantes en Tel Aviv y Washington, y la ofensiva contra Gaza es una tentativa de provocar una reacción iraní que permita la represalia israelita y de los EE.UU. En los últimos días, el viceministro de Defensa israelita, Ephraim Sneh, bien conocido por su obsesión antiiraní, vinculó sistemáticamente los cohetes de Hamas (sic) a Irán, evidentemente, sin presentar ninguna prueba.


Esta estrategia general, basada en la mistificación del “choque de civilizaciones” y en la guerra global contra el Islán, es compartida por todos los partidos sionistas de Israel y explica el apoyo del Meretz a la actual agresión.


A pesar de no ser de esperar un cambio rápido de la política norteamericana en el Occidente asiático, los líderes israelitas y sus patrocinadores neo-cons en Washington están preocupados por el cambio en la administración americana, y temen que una nueva estrategia pueda quebrar la guerra global preventiva. El ataque a Gaza es una tentativa de última hora de cambiar las relaciones de fuerza en el Medio Oriente, antes del fin de la era neoconservadora.


Y antes de concluir, no olvidemos la dimensión obscena: los centenares de víctimas de los bombardeos israelitas sobre Gaza son víctimas colaterales de la campaña electoral israelita. Para aumentar su apoyo popular antes de las elecciones, todos los líderes israelitas están compitiendo para ver quien es el más duro y quien está dispuesto a matar más. Ehud Barak, no obstante, tiene una memoria muy corta, y Shimon Peres puede recordarle que este cálculo cínico no es necesariamente mejor: la masacre de Qana, que supuestamente hubiese traído la victoria a Shimon Peres, tuvo como consecuencia que centenares de millares de ciudadanos palestinos volviesen las espaldas al Partido Laborista.


A pesar de su brutalidad, con todo, Ehud Barak permanece como uno de los más populares líderes en la arena israelita, y los millares de manifestantes que han salida a las calles ayer, casi sin ser convocados, protestando contra la masacre, pueden indicar que todos lo que están detrás de él, incluyendo el Meretz, no van a recibir sus votos. Es previsible que el repudio internacional y el relativamente amplio sentimiento antiguerra entre los electores fuerce al Meretz, una vez más a cambiar de posición. Debían, por fin, recordarse de la antigua verdad que los electores prefieren siempre el original: cuando el Meretz sanciona la estrategia de guerra y las mentiras de Netanyahu, los electores van a preferir votar a Netanyahu en lugar de su pálida e insípida copia.


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