Servicio informativo núm. 159
Sumario:
I. “El gobierno usurpador no ha servido para nada; nada más para perjudicar más a la gente”, declara López Obrador
II. “El ritmo del gasto público de los gobiernos panistas es insostenible, no importa cuantos impuestos se aumenten”: Rogelio Ramírez de la O
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En entrevista que concedió a su arribo al aeropuerto de Villahermosa, Tabasco, para iniciar una gira de trabajo de cinco días por 27 municipios del norte del vecino estado de Chiapas, López Obrador resumió con una frase la administración calderonista: “El gobierno usurpador no ha servido para nada; nada más para perjudicar más a la gente”.
Denunció entonces que “el presidente espurio intenta ahora asestar otro golpe a la raquítica, endeble y frágil economía de millones de familias, con la iniciativa de reforma fiscal, que se traduce en un aumento en impuestos y en la creación de nuevas contribuciones”.
Al abundar en este tema, explicó que en la propuesta de reforma fiscal que envió Calderón a la Cámara de Diputados, se establece la aplicación de un nuevo impuesto a las gasolinas y al diesel, que obviamente impactará en toda la actividad económica y en los bolsillos de millones de familias, en especial de aquellas que viven en condiciones de pobreza.
“La reforma fiscal de Calderón impactará negativamente en la economía de los pequeños y medianos comerciantes y empresarios, así como en los profesionistas independiente, aseveró.
Cuando los reporteros le preguntaron su opinión sobre la situación general en Tabasco, López Obrador afirmó que el principal problema en su estado natal es el Partido Revolucionario Institucional. “El problema de que Tabasco no pueda desarrollarse y que se viva la paradoja de ser un estado rico con pueblo pobre es culpa de los priistas de arriba”, puntualizó.
Sobre el recorrido que realizará a partir de este día y hasta el próximo domingo por Chiapas, el presidente legítimo de los mexicanos comentó que en cinco días sostendrá reuniones con habitantes de 27 municipios de la región norte del estado. Con en el quinto recorrido del año por la entidad, López Obrador habrá visitado los 118 municipios chiapanecos. En la jornada de este día, sostendrá encuentros con los habitantes de Benemérito de las Américas, Marqués de Comillas —Zamora Pico de Oro—, Maravilla Tenejapa y Tzimol.
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Así inició el martes pasado el programa de televisión “La verdad sea dicha”, que volvió a poner en el centro el análisis de la también conocida como “reforma fecal”. Esta vez, la emisión televisiva del gobierno legítimo de México contó con la participación de Rogelio Ramírez de la O —asesor en materia económica del gabinete lopezobradorista— para abundar en el tema.
¿Cómo afecta esta reforma fiscal a la gente común y corriente?, se preguntó el economista, y explicó:
Es una propuesta que crea un nuevo impuesto; este nuevo impuesto se llama CETU, Contribución Empresarial a Tasa Única, que consiste en aplicarle una tasa de 19% a las ventas de las empresas y de las personas con algunas deducciones mínimas. Como esta reforma va a golpear a las empresas medianas y pequeñas, principalmente, que son las que mayor número de trabajadores emplean, entonces el CETU va a resultar que es un impuesto en contra del empleo. Lógicamente, también va a castigar al crecimiento de la economía.
Acompañando a esta propuesta del CETU —abundó Ramírez de la O—, el gobierno ha propuesto que los gobiernos estatales cobren impuestos sobre gasolina, diesel, refrescos, cerveza y tabaco; ésta es una propuesta para pasarle a los estados el costo político de contribuir a un incremento de precios.
Los conductores del programa “La verdad sea dicha” expresaron que el CETU permitirá a las empresas deducir sus impuestos si hacen inversiones, es decir, compran maquinaria, inventarios y bienes inmuebles, lo que sólo beneficia a los grandes capitales que pueden hacer esas compras. El CETU le carga la mano a los contribuyentes cautivos y va contra el salario de los trabajadores; con este nuevo gravamen los salarios y prestaciones de los trabajadores dejarán de ser deducibles de impuestos y se convierten en costos de producción para los empresarios.
Con su tono pausado y didáctico en la voz, Rogelio Ramírez de la O explicó desde las pantallas televisivas que el nuevo impuesto “no elimina los privilegios fiscales que existen para las grandes empresas. El CETU elimina el crédito al salario y en su lugar crea el subsidio al empleo, pero cuando hacemos la suma del crédito al salario y la resta del subsidio al salario, nos encontramos que el trabajador de todas maneras va a pagar más porque el subsidio al salario, que es el que propone el gobierno, no compensa la pérdida por el crédito al salario”.
“Por el otro lado —agregó el asesor lopezobradorista— el trabajador también va a resultar golpeado; la empresa no va a poder deducir como un gasto legítimo el costo de la seguridad social para sus trabajadores. Lo que en realidad el proyecto está buscando es que la empresa elimine la seguridad social, y elimine las prestaciones, o bien, les dé un valor en términos de salario. Va a ser una invitación a las empresas para que dejen de pagar prestaciones en especie”.
Los gobiernos neoliberales han destinado el gasto público a pagar la deuda externa y a solventar los onerosos gastos de la alta burocracia. Hoy de cada peso del erario 70 centavos se usan para pagar el funcionamiento del gobierno y a subsidiar los negocios de unos cuantos empresarios, mientras han abandonado la inversión en el campo, en el sector productivo, en la salud, la educación y la cultura.
A esto también se refirió Ramírez de la O, al enorme peso que representa para cualquier país el tener un gobierno rico, es decir, con un elevado gasto público: “No es posible mantener el ritmo de gasto que hizo la administración de Vicente Fox y que esta administración ha continuado. Durante la administración de Vicente Fox, el gasto total creció de ciento treinta y dos mil millones de dólares a doscientos siete mil millones de dólares, es decir, aumentó setenta y cinco mil millones de dólares. De este gasto, lo que aumentó la inversión, obra pública física, solamente fueron mil millones de dólares; setenta y cuatro mil millones fueron gastos que no se dedicaron a inversión física.
Por lo que finalizó diciendo: “Sabemos que el gasto corriente en salarios aumentó quince mil millones de dólares, la papelería, la electricidad, los automóviles, la gasolina, que gasta la burocracia, aumentaron veinte mil millones de dólares. Este gasto no es sostenible y no se va a poder sostener, no importa cuántos impuestos aumentemos”.
En resumen, concluyó “La verdad sea dicha”: la propuesta de Calderón no responde a las necesidades de México.
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