Servicio informativo núm. 274
Sumario:
I. Otra ciudad es posible, por Laura Itzel Castillo
II. México: lo peor de varios mundos, por Rogelio Ramírez de la O
III. Visitará López Obrador 20 municipios en Quintana Roo y Estado de México esta semana
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por Laura Itzel Castillo
(publicado en El Gráfico, el 28 de noviembre de 2007)
El pasado 15 y 16 de noviembre se realizó exitosamente en Guadalajara el IV Congreso Nacional de la Asociación Mexicana de Arquitectas y Urbanistas, titulado “Por una Ciudad más Amable”, dirigido por la urbanista Estefanía Chávez de Ortega.
¿Por qué es importante que un evento de esta naturaleza sea organizado por mujeres especialistas? En primer lugar porque ha quedado demostrado que en la defensa de la vivienda jugamos un papel fundamental. Esto tiene una explicación natural, pues, debido a nuestra cultura, somos nosotras quienes estamos en contacto más directo y permanente con el hábitat.
Ahora bien, si partimos del hecho de que la vivienda es el principal motor del desarrollo urbano, entonces la visión de las mujeres debería tomarse en cuenta seriamente para planear nuestras localidades. Así, la obligación del Estado de proveer hogares a la población tendría que partir de una óptica de equidad y ordenamiento territorial, con respeto al medio ambiente y que garantizara servicios urbanos suficientes. El resultado de ello serían ciudades más amables.
Tristemente, lo que estamos padeciendo a nivel nacional es un crecimiento urbano desordenado que devora terrenos de cultivo, recursos naturales y hasta nuestros derechos humanos. Esto se debe a que predomina un pago de facturas políticas y un apetito mercantilista donde lo que cuenta es construir y vender viviendas, si la gente puede pagarlas, sin importar su calidad ni dónde se construyen. A esto se debe, por ejemplo, que en el país haya alrededor de 4 millones de techos no habitados, o que el Infonavit quiera desalojar a 110 mil familias con créditos vencidos, o la lucha de los pueblos del sur de Morelos en defensa de su tierra, agua y aire.
Estoy convencida que otra política habitacional y urbana es posible. Tenemos como ejemplo el Distrito Federal durante la administración de Andrés Manuel López Obrador como jefe de gobierno, donde se invirtieron más de 12 mil millones de pesos de recursos fiscales para dar vivienda a la población de escasos recursos, mediante 150 mil créditos accesibles, con una planeación de ciudad integral basada en el reaprovechamiento de la infraestructura con que cuenta la zona central y la restricción del crecimiento en el suelo de conservación para no poner en riesgo el futuro de esta capital.
En suma, se trata de dos proyectos contrapuestos de ciudad: el que promueve la derecha mediante un crecimiento urbano salvaje para favorecer a los monopolios, y el que impulsamos desde el movimiento nacional democrático con base en la responsabilidad social y ambiental, con perspectiva de género. ¿Cuál prefieres?
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por Rogelio Ramírez de la O
(publicado en El Universal el 28 de noviembre de 2007)
Con altos ingresos petroleros, el gobierno sigue aumentando el gasto corriente y lo pone en una trayectoria que será una pesadilla corregir en el futuro. A su vez, los altos ingresos aprecian el tipo de cambio sin apoyo de los fundamentos económicos, con lo cual habrá menor crecimiento de la economía. Y ante presiones inflacionarias, lo más probable es que el gobierno aumente los subsidios y con ello el desperdicio del gasto.
Las presiones inflacionarias ya dieron lugar a crecientes subsidios no sólo a la gasolina, sino también al gas natural, las tarifas eléctricas (ante los altos costos originados en malas decisiones del gobierno) y los alimentos. Los subsidios presupuestales saltaron de 96 mil millones de pesos en 2000 a 223 mil millones en 2006. Y este año están creciendo en 17% en términos reales, simplemente insostenible.
La presión sobre precios de alimentos se origina en el exterior, principalmente por la creciente demanda de China. En ese país, la inflación de alimentos es hoy de 6.5%, cuando hace un año era 1.3%.
En México, ante alzas de tortilla, leche y pan, el gobierno respondió con más subsidios a precios mediante acuerdos con productores y apoyos presupuestales. Esto no es necesariamente una respuesta equivocada cuando hay un proyecto detrás del mayor gasto, como aumentar la producción nacional y mejorar la competitividad de los insumos. Pero sí es un problema si se trata, como hasta ahora, como un mal temporal que por razones políticas conviene aliviar con subsidios.
El caso de la gasolina ilustra bien la respuesta gubernamental típica de evadir decisiones estratégicas para en su lugar gastar más. Desde 2006 el precio doméstico dejó de subir en línea con el precio estadounidense y por lo tanto se subsidió en la medida en que es gasolina importada. Pero al mismo tiempo, en la lógica del gobierno Pemex no tiene por qué producir más gasolina. Esto es porque la tasa de retorno de las inversiones en refinación es muy baja si se compara con la tasa de las inversiones en extracción de petróleo crudo.
Por ese razonamiento México importa cada vez más gasolina. Para empeorar la situación, se puso de moda en la clase media alta, y se lo contagió la clase media, comprar vehículos monstruosos que ni siquiera caben en las calles de la ciudad por estar diseñados para calles y carreteras de Estados Unidos, de gran peso y gran volumen. La demanda de gasolina crece 5% a 6% por año, cuando la producción está estancada. Las importaciones crecen 10% a 11% por año y este año acabarán en 350 mil barriles diarios, 11 mil millones de dólares. Con esta cantidad se construirían entre dos y tres refinerías y se dejaría de importar.
En cambio, importamos 40% de la gasolina que consumimos. El subsidio reside en que el costo en Estados Unidos este año llegará a 3.50 dólares por galón, cuando en México el precio de la misma gasolina se estará vendiendo 25% por debajo. La decisión estratégica debiera ser producir más gasolina aquí, sabiendo que el costo de producción sería mucho menor que el de Estados Unidos.
Pero en lugar de enfrentar esta decisión estratégica, el gobierno sigue opuesto a que Pemex tenga nuevas refinerías. Por supuesto que al abrir la refinación a la inversión privada, como se plantea en el proyecto oficial de apertura, ningún inversionista privado va a aceptar vender su gasolina a un menor precio menor que el de Estados Unidos. Los precios domésticos subirían así mucho y quedarían para siempre ligados a los de Estados Unidos, en donde los salarios son ocho veces el salario de México. Pocas cosas pueden ser más inflacionarias.
Como el gobierno no tolera encuestas de aprobación presidencial a la baja, recurre a los subsidios o congela aumentos proyectados de precios. Con la refinación privada tendría entonces que dar el subsidio a productores privados, o bien compensaciones de alguna manera disfrazadas.
Esto sugiere que los abundantes ingresos petroleros van a seguirse malgastando, tal como ocurrió con los ingresos petroleros recibidos por Fox, que de 2000 a 2006 aumentaron en 470 mil millones de pesos. Esta petrolización de la economía es aún más nefasta porque ocurre en una economía sin rumbo y sin tomadores de decisiones estratégicas. El país acabará con lo peor de varios mundos: muchos ingresos petroleros, apreciación del tipo de cambio, pérdida de dinamismo de la economía y crecientes subsidios y desperdicio de recursos públicos.
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Del 29 de noviembre al 2 de diciembre, el presidente legítimo de México, Andrés Manuel López Obrador, sostendrá reuniones informativas, de ida y vuelta (es decir, en las que él informa del curso del movimiento lopezobradorista en todo el país a la vez que recibe la información de la situación de cada municipio visitado), con los habitantes de 20 municipios del Estado de México y Quintana Roo.
En el primer día de gira de trabajo, López Obrador visitará seis municipios del Estado de México: Juchitepec de Mariano, Tenango del Aire, Temamatla, Cocotltlán, Tlalmanalco de Velázquez, y Ixtapaluca.
Durante el segundo día de gira, Andrés Manuel López Obrador recorrerá seis municipios de la entidad mexiquense: Tepetlixpa, Ecatzingo de Hidalgo, Atlautla de Victoria, Ozumba de Alzate, Amecameca de Juárez y Ayapango.
Para el sábado, 1 de diciembre, el presidente legítimo de México recorrerá cuatro municipios de Quintana Roo: Chetumal, Felipe Carrillo Puerto, José María Morelos, Playa del Carmen.
Durante el último día de gira por Quintana Roo, Andrés Manuel López Obrador visitará a las comunidades de Cozumel, Lázaro Cárdenas, Isla Mujeres y Cancún.
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