domingo, 2 de diciembre de 2007

El tamaño del miedo de Felipe Calderón se mide en el número de vallas, policías y militares que lo acompañan

Ciudad de México, 2 de diciembre de 2007
Servicio informativo núm. 279

I. Ni perdón ni olvido: el tamaño del miedo a un año de la usurpación

II. Guerra en El paraíso. 2 de diciembre de 1974, por Carlos Montemayor

III. Se trabaja en la organización para cambiar al país “desde abajo, con la gente, porque el pueblo es el único que puede salvar al pueblo”: López Obrador

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NI PERDÓN NI OLVIDO:

EL TAMAÑO DEL MIEDO A UN AÑO DE LA USURPACIÓN

Crónica de La Lámpara de Diógenes (http://lamparadediogenes.blogspot.com)


Como cada primero de mes, la resistencia civil pacífica se reunió para recordarle al pelele que para él no habrá ni perdón ni olvido por haberse robado la Presidencia de la república. En esta ocasión, a diferencia de la visita de cada mes y a un año de la usurpación, la manifestación no tuvo lugar en la residencia oficial de Los Pinos, ya que, en un acto de franca provocación, el presidente espurio decidió acudir ahora al Palacio Nacional.


Gerardo Fernández Noroña, quien cada primero de mes no ha fallado para recordarle que se robó la Presidencia y que debe devolverla, arribó al lugar para ponerse de acuerdo con un grupo de más de ciento cincuenta personas que ya lo esperaban y encaminaron sus pasos por la calles del centro para intentar llegar al Palacio Nacional.


Pero cuando cientos y cientos de militares disfrazados de Policía Federal Preventiva (PFP), armados con escudos, toletes y máscaras antigas impiden el paso, la cosa se pone un poco más difícil. Elementos de granaderos de la Secretaría de Seguridad Pública del Gobierno del Distrito Federal (SSP-GDF) formaron un amplio cerco alrededor de los grupos de ciudadanos que se apostaron en las esquinas estratégicas para con ello impedir cualquier tipo de agresión por parte de la PFP, que como se ha mencionado, ya cuenta con elementos femeninos para poder reprimir a mujeres o niños que asisten a las manifestaciones.


El sitio para la reunión había sido ya ocupado por vallas metálicas y elementos del Estado Mayor Presidencial (EMP), haciendo ellos el trabajo que era el objetivo de la resistencia civil pacífica ese día: cerrar el acceso a la Plaza de la Constitución por la avenida 20 de Noviembre. En vista de eso, y mientras los ciudadanos eran grabados y fotografiados por diversas cámaras, el numeroso grupo se dirigió junto con Gerardo Fernández Noroña al nuevo objetivo.


Avanzando la resistencia civil pacífica hacia el sur por la calle de 5 de febrero, los granaderos de la SSP-GDF corrían sellando los entronques de la avenida 20 de Noviembre, para así evitar perder el punto de acceso preparado por el operativo federal. Utilizando a un grupo de compañeros como señuelo, Fernández Noroña y ciudadanos de la resistencia civil pacífica, ahora identificados con un distintivo especial, lograron avanzar hasta la calle de República de Uruguay, penetrando a la avenida 20 de Noviembre y complicando severamente el día a los mandos del EMP a cargo del operativo.


Los miembros de la resistencia civil pacifica fueron rápidamente “encapsulados” por granaderos de la SSP-GDF, a quienes el mando directo a cargo sorpresivamente ordenaba enérgico a sus tropas: “¡no los toquen!”, “¡calmados, hasta ahí nada más, no empujen a los de adelante!”.


La resistencia civil pacífica se sentó en el piso frente a los escudos de la línea formada por los granaderos de la SSP-GDF, al tiempo que granaderos de la Policía Federal Preventiva (PFP) hacían su aparición por atrás de éstos, formando una hilera sobre la calle de Venustiano Carranza. Minutos después poco más de tres docenas más bloquearon la retaguardia, a la altura de la calle República de Uruguay, reteniendo así la PFP, entre ambas hileras, tanto a los granaderos de la SSP-GDF como a la resistencia civil pacífica.


Pero al tiempo que todo esto sucedía, la resistencia civil pacífica había tomado tres posiciones más: en las calles de Moneda y Correo Mayor, frente a la Catedral Metropolitana y en la calle de Venustiano Carranza y la avenida Pino Suárez.


El grupo en la primera posición evitaba que se utilizara el acceso trasero por la calle de Moneda hasta el Zócalo. El segundo, una vez perdido por parte del EMP el acceso por la avenida 20 de Noviembre y habilitado ahora éste como la entrada de los invitados, fue muy bien aprovechado por los ciudadanos que participaban ahí en la acción, recordándoles a secretarios de Estado, gobernadores, empresarios y demás concurrentes que se veían obligados a desfilar por delante de ellos, que el presidente usurpador se había robado la Presidencia de la República, y que para él no habrá ni perdón ni olvido; que el presidente legítimo se llama Andrés Manuel López Obrador y que no se permitirá la privatización de los bienes de la nación. Este grupo fue particularmente hostigado por la PFP y provocadores.


El grupo en la tercera posición mencionada, en la avenida Pino Suárez y Venustiano Carranza, al haber quedado directamente en la nueva ruta del convoy que acompaña al presidente espurio fue violentamente desalojado por granaderos de la PFP (ver video [youtube.com]) y por miembros del EMP, quienes tomaron de pies y manos a los ciudadanos para arrastrarlos y arrojarlos decenas de metros atrás, alejándoles de las vallas metálicas (ver crónica [senderodelpeje.blogspot.com]).


Este punto de acceso, avenida Pino Suárez en sentido contrario, ha sido el preferido por los mandos a cargo del EMP como ruta de entrada y salida del convoy del presidente usurpador ya desde hace varios meses de protestas y PELELE ALERTS frente a Palacio Nacional. Era por ello que, según lo comentado por Fernández Noroña, la acción de resistencia civil pacífica en este acceso iba a estar a cargo de un grupo de diputados que, al parecer, nunca hicieron acto de presencia.


El convoy del presidente espurio se vio obligado a entrar por la calle de República del Salvador para desde ahí dirigirse por avenida Pino Suárez, en contrasentido, hasta la puerta Mariana del Palacio Nacional. A pesar de la magnitud y despliegue del operativo, algunos valientes miembros de la resistencia civil pacífica lograron gritar sus consignas al tiempo que mostraban sus carteles a su paso.


Al cabo de un rato, salvo en el segmento de la avenida 20 de Noviembre, desde Venustiano Carranza hasta República de Uruguay, los retenes fueron quitados y las calles fueron abiertas a la circulación de transeúntes. El grupo de la resistencia civil pacífica ahí secuestrado por los granaderos de la PFP informó a los mandos del operativo por parte de la SSP-GDF que a las once en punto de la mañana iban a retirarse y que se hicieran a un lado.


Por varios minutos, los mandos de la SSP-GDF, del EMP y la PFP discutían sin ponerse de acuerdo. Gerardo Fernández Noroña les indicó que querían reunirse con los demás compañeros que se encontraban ya frente a la catedral. Más discusiones, telefonazos, llamadas por radio y miradas confusas por parte de los mandos de las tropas ahí presentes. Finalmente, el punto de acuerdo entre los hombres de uniformes, gorras, radios y cortes de pelo semejantes fue el de crear una “burbuja móvil” de granaderos de la SSP-GDF que “encapsulando” en todo momento al numeroso contingente de la resistencia civil pacífica, los escoltara desde la avenida 20 de Noviembre, por República de Uruguay, Isabel la Católica y Tacuba hasta frente a la Catedral Metropolitana.


Por poco más de un kilómetro, frente a la mirada atónita, solidaria y extrañada de cientos de personas, fotógrafos y reporteros, y como resultado de la absurda pero estúpida decisión de los mandos del operativo federal, la SSP-GDF “resguardó” a la resistencia civil pacífica hasta llegar a un costado del edificio de la catedral, en donde la esperaba el otro nutrido grupo de ciudadanos que habían tomado parte y junto con quienes se cantó el himno nacional para dar por terminada la acción.


El tamaño de su miedo se mide en el número de vallas, policías y militares que lo acompañan, que son muchos. El tamaño de su miedo se nota por el número de cuadras y calles cerradas, que también son muchas. El tamaño de su miedo es tan grande como su desvergüenza que después de 365 días, los ciudadanos han sabido traer “a mecate corto” a quien se robó la presidencia de la república.


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GUERRA EN EL PARAÍSO. 2 DE DICIEMBRE DE 1974,

por Carlos Montemayor


En 1991, el poeta, novelista, ensayista y traductor Carlos Montemayor publicó la primera edición de su novela Guerra en El Paraíso, en la que, teniendo como respaldo una exhaustiva y profesional investigación, recrea el movimiento guerrillero que encabezó Lucio Cabañas, su entorno social y la desmesurada acometida militar que el gobierno mexicano desató en su contra. Al cumplirse un aniversario más de la muerte en combate de Lucio Cabañas, reproducimos en su memoria los párrafos finales de la narración de Montemayor.

Lucio creyó primero que se trataba de un aviso de amigos, de una contraseña. Luego escuchó otro disparo, y después una ráfaga, pero distantes, como si no se ubicaran con facilidad, con nitidez, o provinieran de un eco profundo, disperso y subterráneo como el viento que volvía a sonar en la cañada, tras ellos, confundiéndose con el ruido del arroyo, como si todo formara parte de una inmensa caracola de ecos. Lucio se volvió hacia el arroyo. Luego miró hacia el monte. Ráfagas de Fal y de M-2 comenzaron a desprenderse desde lo alto del monte. Cerca de la cabaña estalló una bomba. Otra explosión saltó junto a los algodoncillos. Otra más junto al bejucal. Lucio pensó que atacaban con bazucas. Corrió disparando hacia la maleza del monte, desde donde venían las ráfagas más certeras. Llegó al centro de lianas y rocas, a pocos pasos del arroyo.

[…] Los soldados empezaron a aparecer entre los árboles; era un movimiento animal, o de piedras derrumbándose, rodando por la pendiente. Caían con la cintura ensangrentada, abierta. Lucio escuchó entonces los motores. Eran helicópteros. Miró hacia el arroyo. Aún no estaba ocupado por soldados. La carga provenía de arriba del monte y desde el sur de la cabaña. Posiblemente la parte más débil del cerco era el arroyo inmediato. […] Lucio disparó sobre los que trataban de acercarse al arroyo. Otro grupo comenzó a atacar desde la cabaña. Eran cuatro soldados. Dos de ellos cayeron antes de apostarse. Los otros dos avanzaron hacia René, que volvió a disparar. Uno de los soldados era oficial. Alcanzó a disparar cerca de René, pero la ráfaga de Lucio le hizo estallar el cuello y la cabeza, a tajos.

[…] Lucio sintió entonces una punzada, muy aguda en la espalda. Trató de acercarse a la peña, pero creyó hacerlo con mucha rapidez, porque se golpeó contra la punta de la roca lisa, grande, ovalada. Apretó las quijadas, con fuerza, como si pudiera retirar con la fuerza de la boca, de sus dientes, de su frente sobre la peña, la tierra misma, el aire, el arroyo que volvía a sentir igual, muy cerca otra vez. Oyó que Arturo gemía con un sonido ronco, animal, desesperado. Quiso volverse a ayudarlo, pero algo extraño le impedía incorporarse, levantar el brazo, el costado donde seguía ardiendo un grito, una furia de tierra. Luego estalló en su cuerpo una segunda punzada.

[…] De pronto sintió su cuerpo distinto, no con dolor; como si por vez primera entendiera que ahí estaba su cuerpo con él, atento, esperando algo; innegable, profundamente verdadero. Y junto a su cuerpo, como si viera a su cuerpo aún esperando, vio que las manos de su cuerpo tocaban la roca tratando de apoyarse en ella, y tuvo otra sensación, le pareció entender esa roca, esa tierra del mundo, ese pedazo de sangre blanca, cubierta de tierra, de hojas, blanda y concreta para entender la vida que se acerca a la nuestra, a la de todos los que seguían gritando, de pie, armados, en muchos ejidos, en muchos pueblos, en muchos cuerpos con la espalda rota, con sus huesos estallados. Sintió otro golpe en la garganta. Era un dolor como la oscuridad que doblegaba las rocas, que perforaba la luz, como el cristal que caía suave y brutalmente con el reventar del agua cuando se estrellaba contra los peñascos o cae precipitada, libre, con toda su agua, hasta su propio cuerpo que al fondo vuelve a fluir en su cauce, estrellándose sobre sí misma, rompiéndose el agua con un estallido sin dolor, de espuma arrojada un instante a la cúspide del aire, de la luz. Era el grito que quemaba, un sol que desde su sangre quería arder, como si su llama fuera hacia la oscuridad que todo fuego tiene en su raíz, en su base, en su tallo intratable, ubicuo, inasible. Caía con su cabeza caliente sobre la peña limpia que parecía ascender hacia él como una mano dura, de tierra, pero que no mostraba dureza, que no sentía como piedra. Y le parecía caer una vez sobre ella, y luego otra, sobre el mismo sitio, en la misma única caída parecía estar cayendo una vez y otra, como un destino que se imponía, ahí cerrando el camino, el día, la misma lucha que brotaba del grito que ardía en su boca, en su espalda, en su pecho; el mismo grito que era otro sol que le quemaba la boca, la saliva; la sangre que sentía brotar como todo lo que tenía que hacer, lo que faltaba por hacer; una prisa gritando con el mismo calor, negándose a caer con el mismo ardor, negándose a caer con el mismo ojo incólume de soles que trataban de brotar desde sus manos apoyadas en la tierra, en la roca, gritando por hacerlo, gritando que falta mucho por hacer, por hacer, por hacer, por hacer.

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SE TRABAJA EN LA ORGANIZACIÓN PARA CAMBIAR AL PAÍS “DESDE ABAJO, CON LA GENTE, PORQUE EL PUEBLO ES EL ÚNICO QUE PUEDE SALVAR AL PUEBLO”: LÓPEZ OBRADOR

“Lo mejor que haría el pelele de Felipe Calderón es irse de la Presidencia de la República, porque su imposición ha sido un fiasco”, afirmó el presidente legítimo de México, Andrés Manuel López Obrador, al señalar que, sin embargo, “todos sabemos que por su falta de dignidad y por la mafia política no abandonará la Presidencia”.

Al término de su gira por Quintana Roo, López Obrador sostuvo que “al presidente espurio lo van a seguir manteniendo, lo van a seguir apuntalando a base de mentiras y con el manejo faccioso de los medios de comunicación, porque ¡qué sería del pelele sin la tele! La prueba de que su usurpación es un fracaso es que las cosas no marchan bien en México, ni en lo económico, ni en lo social, ni en lo político y por ello hace falta una transformación de la vida pública de México y eso es lo que estamos haciendo”, resaltó.

Además, el dirigente de la izquierda mexicana mencionó que en este año ha habido más ejecuciones, mucha más violencia en México, y “de eso tampoco se dice mucho, y lo peor es que quieren que nos acostumbremos, que perdamos nuestra capacidad de asombro, porque todos los días hay ejecutados, todos los días hay nota roja, hay violencia generalizada”.

“Ayer el pelele hablaba de que todo está muy bien, es el mismo discurso desde la época de Díaz Ordaz, pasando por Echeverría, López Portillo, De la Madrid, Salinas, Zedillo, Fox y el pelele de Calderón. Es lo mismo, todo está muy bien, marcha el país, vamos por buen camino”, indicó.

López Obrador explicó que con Calderón ha habido mucho retroceso: “todo esto lo han tratado de ocultar los medios de comunicación, pero es una realidad que no hay seguridad pública, no hay tranquilidad, ha sido un fiasco la imposición de Calderón”.

En el segundo día de gira por Quintana Roo, el presidente legítimo de México indicó que se trabaja en la organización para cambiar al país “desde abajo, con la gente, porque el pueblo es el único que puede salvar al pueblo”.

Al pedirle a las personas que no esperen nada bueno de los de arriba, López Obrador indicó: “el pelele de Calderón no va a poder hacer nada porque fue impuesto, no tiene legalidad ni legitimidad. Es un pelele que está al servicio de los que se creen amos y señores de México, está al servicio de la mafia”.

Desde el sureste mexicano, Andrés Manuel López Obrador declaró que la derecha golpista —que usurpa desde hace un año la Presidencia de la República— lo único que ha hecho es generar más pobreza, más sufrimiento y desdicha en nuestro país. Denunció también que el gobierno usurpador tiene un truco bien ensayado: “impone una política antipopular y entreguista, contraria al pueblo, y busca controlar, a través de los medios de comunicación, a la gente”. Por eso, pidió a los millones de mexicanos que apoyan el movimiento de transformación a seguir adelante y no dejarse apabullar por los medios de comunicación.

“El gobierno espurio —explicó— oculta lo que realmente está sucediendo en nuestro país, porque tienen contratados aplaudidores profesionales, la mayoría de los conductores de radio y televisión se dedican a quemarle incienso al pelele, quienes se atreven a criticar a (Vicente) Fox, pero al pelele de Calderón no lo tocan ni con el pétalo de una rosa”.

Por la tarde, en los municipios de Isla Mujeres y Cancún, Andrés Manuel López Obrador invitó a la gente a formar parte de la red de representantes del gobierno legítimo de México, para defender al pueblo y al patrimonio de la nación.

Reveló también que “el pelele de Calderón quiere privatizar el petróleo, pero los mexicanos no permitiremos que el presidente espurio entregue este bien que es propiedad de la nación, como lo han hecho con los ferrocarriles, los bancos, las empresas. No vamos a permitir que se entregue el petróleo, porque entonces sí sería el acabose. Si se entrega el petróleo a extranjeros, ya no tendríamos posibilidad como país de salir adelante como pueblo”, subrayó.

A los habitantes de Cozumel, Lázaro Cárdenas, Isla Mujeres y Cancún los llamó a organizarse para cambiar al país y al mismo tiempo a protestar ante la carestía, así como por todos los agravios que padece el pueblo, del mal gobierno, y defender el patrimonio nacional. “No nos dejemos ante la desnacionalización, porque México debe ser un país libre, independiente y soberano, es decir, ¡México para los mexicanos!” destacó ante los habitantes de los cuatro municipios de Quintana Roo.

Al conceder una entrevista a los medios de comunicación, el presidente legítimo de los mexicanos adelantó que hasta el próximo 16 de diciembre recorrerá el país, debido a que después vienen las fiestas decembrinas y la gente se concentra más en los preparativos para celebrar la Navidad y el Año Nuevo.

“Este año habré visitado mil 100 municipios, y empezare el 3 de enero del 2008 para visitar los municipios restantes que integran el país. A finales de diciembre del próximo año, vamos a haber recorrido los 2 mil 500 municipios del país”, detalló.

Por último, comentó que la semana próxima hará una gira de trabajo, de jueves a domingo, por municipios del Estado de México cercanos al Distrito Federal, como Texcoco, Nezahualcóyotl, Chimalhuacán y Chalco.

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