Servicio informativo núm. 381
Discurso del presidente legítimo de México, Andrés Manuel López Obrador, durante la asamblea de la Comisión Nacional en Defensa del Petróleo, realizada en el Zócalo de la Ciudad de México en esta fecha.
Amigas y amigos:
Gracias, muchas gracias, por acudir de nuevo y participar en esta asamblea para la defensa del petróleo.
Ustedes: hombres, mujeres, jóvenes, niñas, niños, ancianos respetables, junto con muchos otros que no pudieron venir, son de lo más valioso que tenemos, lo mejor de nuestro movimiento, una de las grandes vanguardias de la sociedad mexicana.
Con ustedes y con la autoridad moral de nuestro movimiento, enfrentamos al grupo de potentados, nacionales y extranjeros, que cínicamente y con actitudes que no se fundamentan sino en la mentira, pretenden con el petróleo, que es de todos los mexicanos, un jugoso negocio privado.
Aunque ya hemos explicado el por qué del rechazo a la llamada reforma energética, no está por demás recapitular sobre nuestros argumentos:
Nos oponemos a la privatización porque sería reabrir la puerta a las compañías petroleras extranjeras, en menoscabo de la soberanía y del patrimonio nacional, y porque estaríamos condenados a dejar de ser un país y a convertirnos en colonia.
Nos oponemos a la privatización porque reformar la ley reglamentaria del artículo 27 para permitir la celebración de los llamados contratos riesgo, contratos de servicios múltiples y la asociación con empresas extranjeras significaría aceptar sumisamente la violación impune de nuestra Constitución Política.
Nos oponemos a la privatización porque detrás de las mentiras de la falta de dinero y de tecnología para modernizar a Pemex, y de la publicidad tan boba como manipuladora de las aguas profundas, del supuesto tesoro escondido y de la urgencia de asociarnos, está realmente la ambición del grupo Calderón-Mouriño y sus acuerdos inconfesables con las empresas extranjeras para montarse en el negocio del petróleo.
Nos oponemos a la privatización porque mientras el petróleo sea propiedad de la nación, los mexicanos tendremos la esperanza de convertirlo en palanca del desarrollo nacional para industrializar el país, crear empleos, fortalecer el mercado interno, reducir los precios del gas, la luz y las gasolinas y garantizar el bienestar del pueblo.
Y nos oponemos a la privatización porque arrebatar jamás trae nada bueno. El despojo del petróleo creará un ambiente de insatisfacción y farsa que nos mantendrá en constante riesgo de confrontación y habrá más inestabilidad política.
En suma, de consumarse la privatización del petróleo, dejaríamos de ser un país libre y soberano, se rompería el orden constitucional, se elevaría a rango supremo la corrupción, nos quedaríamos sin la posibilidad de transitar por un camino propio, con un modelo de desarrollo que concilie el crecimiento con el bienestar; y si perdemos la soberanía, como sueñan los entreguistas, será muy difícil, por razones geopolíticas, recuperar el dominio de la nación sobre nuestros recursos energéticos. Y se daría lugar a constantes fricciones, desacuerdos y conflictos.
Por todas estas razones, y en función de esta causa, hemos decidido organizarnos y movilizarnos para detener este terrible agravio a la nación.
El martes pasado, convocamos a esta asamblea para estar atentos por si hoy se presenta la iniciativa de reforma en la Cámara de Diputados o de Senadores. Aunque al parecer, hasta ahora, las cúpulas del PRI y del PAN no han propuesto nada, es obvio que no han desistido y sólo aguardan el momento oportuno.
Seguramente creen que con el conflicto en el interior del PRD y la campaña en los medios de comunicación para agigantarlo podrán eclipsar nuestro movimiento y desgastar nuestras razones.
Están profundamente equivocados, porque aunque deseamos con toda el alma el fin de los problemas internos en el PRD, más allá de nuestro partido y de cualquier otro asunto, está el interés de la nación.
Que quede claro, la patria es primero; porque la patria es el ámbito de inclusión donde lo que se defiende es la continuidad del proyecto democrático.
Todas nuestras acciones van orientadas hacia la resistencia civil pacífica, pero en el entendido de que esta estrategia es más eficaz cuando, además de resistir y protestar, se logra avanzar en el objetivo superior que perseguimos de transformar la vida pública de México. Es decir, abolir el régimen de opresión, corrupción y privilegios y establecer una nueva República, más digna, más humana, más justa y más igualitaria.
Para lograr que la resistencia civil pase de ser un acto de protesta testimonial y siga siendo una opción renovadora de nuestra vida pública, debemos organizarnos, darle forma cotidiana a la disciplina y comprometernos a informarnos y tener presencia activa, sin lo cual no hay una auténtica movilización popular y ciudadana.
En este marco, informo a ustedes que en los últimos días hemos avanzado considerablemente en la construcción de las bases organizativas del movimiento para la resistencia civil pacífica.
Les hago saber que, a partir de la propuesta que el martes pasado presentó Claudia Sheinbaum, se han organizado e integrado veinte grupos de 10 mil brigadistas mujeres, aquí presentes. ¡Vivan las mujeres de pie y en lucha en la defensa del petróleo! Por nosotros, por nuestros hijos y por la nación.
De igual modo, siguiendo el ejemplo de las compañeras, se han organizado y adherido, en 36 agrupamientos, 18 mil brigadistas, en su mayoría hombres. También aquí presentes.
Asimismo, les informo que se ha constituido un Comité de Intelectuales en Defensa del Petróleo con hombres y mujeres que además de ser grandes escritores, son buenos ciudadanos mexicanos.
Este comité está integrado por Sergio Pitol, José Emilio Pacheco, Carlos Monsiváis, Elenita Poniatowska, Fernando Del Paso, Margo Glantz, Enrique González Pedrero, José María Pérez Gay, Lorenzo Meyer y Arnaldo Córdova.
Cada uno de los 56 grupos de mujeres y de hombres están estructurados con igual número de coordinadores generales y con 280 coordinadoras y coordinadores de brigadas.
Voy a dar los nombres de las coordinadoras y coordinadores, para que las compañeras y compañeros, aún no inscritos, lo hagan en las mesas que se han instalado, aquí en el Zócalo, con este propósito.
Quien lo desee puede adherirse, de acuerdo con el territorio donde vive, el lugar donde trabaja o estudia, o su afinidad con las coordinadoras o coordinadores.
Las coordinadoras generales son: Claudia Sheinbaum Pardo, Alejandra Barrales Magdaleno, Laura Itzel Castillo Juárez, Jesusa Rodríguez, Martha Pérez Bejarano, Iliana Almazán, Lucía Martínez, Karen Quiroga Anguiano, Carmen Lilia Chavira, Guadalupe González Rivas, Clementina Facundo, Lenia Batres Guadarrama, Leticia Quezada, Beatriz Rojas, Verónica Alemán, Patricia Ruiz Anchondo, Martha López López, Virginia Jaramillo Flores, Yolanda Torres Tello y Araceli Vázquez.
Los coordinadores generales son los compañeros: Eduardo Cervantes, Froylán Yescas Cedillo, Benito Bahena Lome, Agustín Guerrero Castillo, Alfredo Pergástegui Pontaza, Avelino Méndez, Carlos Candelaria, Carlos Reyes Gámiz, Erika Claudia Rojas Paz, David Cervantes Peredo, Edgar Doroteo García, Edgar Torres Baltazar, Marco Guijosa Mora, Francisco García Flores, Hugo Castro Galicia, Martín Ponce López, Guillermo Rocha Vázquez, Juan Ricardo García, Julio Colín Arriaga, Adrián Bejarano, Manuel Otero Casas, Melesio Ventura González, Miguel Sosa Tan, Felipe Barragán Pérez, Raúl Correa Martiñon, Roberto Rico Ramírez, Rodolfo Pichardo, Rodrigo Chávez Contreras, Rosendo Marín Díaz, Rubén Escamilla Salinas, Rufino Ramírez Francisco, Sergio Ávila, Sergio Gallegos Nieto, Víctor Hugo Lobo, Arturo Chávez y Octavio Martínez Cid.
También quiero decir que entre más organización y más disciplina, mejores serán los resultados y más seguridad tendremos de no caer en ninguna provocación y de mantener todas nuestras acciones en el marco de la no violencia.
Por esta razón, hemos tomado la decisión de no reconocer a ninguna brigada que no esté registrada y encausada en este esquema de organización. Es lógico que tendremos muchas más brigadas, pero queremos que sea un proceso ordenado y cuidadoso.
No queremos que el CISEN, los espías del gobierno usurpador o cualquier otra organización del régimen o de la derecha formen sus brigadas o nos infiltren para provocar violencia y afectar nuestro movimiento.
También de esta forma, hemos empezado a organizarnos en todo el país. Con este propósito, he decidido suspender temporalmente mis giras por los municipios, para llevar a cabo reuniones en cada uno de los estados con los comités de defensa del petróleo y proceder a organizar brigadas en todas las regiones de México.
Por la importancia que tiene, reitero: éste es un movimiento pacífico. Vamos a triunfar con la gente, con la organización y porque nos asiste la razón.
En cambio, nuestros adversarios no han podido convencer a la mayoría de los mexicanos. Y estemos seguros que por más que hagan, no podrán ocultar que privatizar el petróleo es sinónimo de saqueo de la riqueza de la nación.
De todas maneras, ellos apuestan a imponerse con el aparato, con los medios de comunicación y, desde luego, están a la espera de que nosotros cometamos errores o nos desgastemos. Por eso debemos evitar el desparpajo, los protagonismos innecesarios y el extremismo.
Aquí repito que sólo tienen representatividad para informar de nuestros actos los presidentes del PRD, del PT y del partido Convergencia, así como los Coordinadores Parlamentarios del Frente Amplio Progresista, los miembros de la Comisión Nacional para la Defensa del Petróleo y, en el caso de las brigadas, Claudia Sheinbaum y Ricardo Ruiz.
Las acciones de resistencia civil comenzarán a partir del momento en que se presente la iniciativa de reforma para privatizar el petróleo, en la Cámara de Diputados o de Senadores.
En el plan de acción se contempla lo que harán nuestros legisladores en el interior de los recintos parlamentarios y lo que haremos nosotros en la calle. Este plan se llevará a cabo de acuerdo con las circunstancias y de conformidad con lo que más convenga a nuestro movimiento.
Es muy importante que estemos muy pendientes y dispuestos a correr la voz, a comunicarnos. La coordinación del movimiento buscará la forma de avisar sobre el inicio de las acciones a través del teléfono, el internet, de volantes y en medios de comunicación no controlados por la derecha.
Amigas y amigos:
Enfrentemos el más grande de todos los desafíos que nos haya tocado vivir. Hagámoslo con la firme convicción de que actuamos en beneficio de todos.
Seguramente vamos a ser mal vistos por los potentados y usurpadores; podemos, incluso, resultar incomprendidos por quienes, aunque pertenecen al pueblo y sufren por el mal gobierno, carecen de información o sencillamente piensan distinto a nosotros. Pero tengamos nuestra conciencia tranquila porque estamos actuando con propósitos más elevados que nuestras propias aspiraciones personales.
Nos mueven ideas y convicciones, no meros intereses políticos. Aquí, repito: no importa que al final de esta jornada patriótica nos desgastemos políticamente. Lo verdaderamente importante es que logremos mantener bajo el dominio de la nación nuestros recursos naturales.
Amigas y amigos:
La resistencia civil se inicia con la acción de reaccionar en voz alta y, como ya dijimos, no sólo es protesta, es avanzar hacia la transformación de la vida pública y en el proceso mismo ir creando una nueva corriente de pensamiento que se arraigue y permanezca en la conciencia y en la vida cotidiana del pueblo.
Debemos enseñar, con nuestra manera de pensar y de actuar, que la vida pública no puede estar desprovista de moralidad. Que la política motivada por la mera búsqueda de intereses carece de contenido humanitario. Que no sólo se debe luchar en pos de cosas materiales, sino también para fortalecer nuestros valores morales, culturales y espirituales. Que ante el engaño, la corrupción y la decadencia, debemos procurar vivir de acuerdo con la verdad y hacer de nuestras vidas una línea recta.
Intentemos crear un modelo para las generaciones futuras, aspiremos a vivir en una sociedad mejor, donde el dinero no triunfe sobre la dignidad del pueblo y el ser humano valga por su trabajo, su rectitud y su generosidad.
Y seamos felices, cuando el día de mañana, jamás nadie pueda decir que hemos sido incongruentes o que hemos fallado a un compromiso o traicionado una causa justa.
Amigas y amigos:
Vivimos tiempos definitorios que ponen a prueba la autenticidad y fortaleza de nuestras convicciones. Sé que todo esto implica sacrificios, pero debemos asumir nuestra responsabilidad histórica.
Como lo dijo coloquialmente un hombre sabio, el liberal guerrerense don Juan Álvarez, cuando había que enfrentar al tirano Antonio López de Santa Anna: “¡carajo, de veras que esta ancheta es muy estrecha. No hay ni pa’ donde hacerse!”.
De modo que adelante y buen camino.
¡Viva la resistencia civil pacífica!
¡Viva la soberanía nacional!
¡Viva México!
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