jueves, 9 de octubre de 2008

Espurio, por Laura Itzel Castillo

Ciudad de México, 9 de octubre de 2008
Servicio informativo núm. 536


Sumario:

I.
Espurio, por Laura Itzel Castillo

II. Definición y crisis, por Luis Linares Zapata

III. Chinkultic: patrimonialismo estatal, criminalización y negación de derechos indígenas, por Magdalena Gómez

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ESPURIO
por Laura Itzel Castillo, secretaria de Asentamientos Humanos y Vivienda del gobierno legítimo de México
(publicado en El Gráfico el 8 de octubre de 2008)

Una felicitación para el maestro Miguel Ángel Granados Chapa. Un pésame a la familia de Susana Manzanares

El joven de 18 años que increpó a Felipe Calderón con el grito de “espurio” declaró más tarde a los medios: “Yo he decidido desde hace mucho tiempo que Calderón no es mi presidente. Llegó espuriamente. Entró a través de un fraude, he visto análisis estadísticos de las elecciones y es obvio que es un fraude. Hay asimetrías estadísticas que son imposibles de explicar a menos que haya un fraude”.

Andrés Gómez Emilsson, Premio Nacional de Juventud, sobresaliente en matemáticas, es estudiante del CCH, donde fue becado por la Asociación Mexicana Pro Colegios del Mundo para cursar en Oslo, Noruega, el semestre. Este brillante joven demostró con su actuación que, además del buen desempeño académico, tiene claridad y sobre todo valentía.

En el mismo evento, en Palacio Nacional, Mario Virgilio Jiménez, tesista en la licenciatura de Historia de la UNAM, secundó al galardonado desde el público. Mientras Calderón, en improvisado discurso, se refería al movimiento del 68, al autoritarismo, a las instituciones y a la libertad, el joven de 24 años le gritó: “¿Cuál libertad? ¡No hay libertad!”.

Ambos fueron ilegalmente privados de su libertad y llevados a la fuerza por elementos del Estado Mayor Presidencial a una habitación del Palacio Nacional, donde permanecieron aislados para ser interrogados y fotografiados. De ahí los trasladaron al juzgado cívico 33, donde estuvieron alrededor de una hora.

Unos días antes, en el Sexto Parlamento de las Niñas y los Niños de México, Luz Yuritzi Domínguez Vargas no bajó el brazo hasta lograr que Josefina Vázquez Mota le diera la palabra para reclamarle: “Queremos autoridades de carne y hueso, no queremos muñecos de aparador. Queremos que nuestras escuelas tengan las cosas necesarias para aprender, porque no cuentan con sanitarios y queremos que todas estén bien firmes para estudiar”. La menor, procedente de Tejupilco, estado de México, finalmente sentenció: “Según Felipe Calderón, nos ha enviado miles de millones de pesos y llegan por mitad, los desvían los presidentes, los gobernadores y los diputados”.

A pesar de los fuertes dispositivos de seguridad que se implementan desde Los Pinos, es imposible acallar las voces que denuncian la lacerante realidad. Hasta los actos infantiles se les salen de control. No hay respeto, no hay autoridad, no hay legitimidad.

La causa: no se puede exigir el respeto a la “investidura” de alguien que ha desobedecido el mandato del pueblo. El poder real sólo lo ejerce quien cumple cabalmente los requisitos para mandar. No se puede hablar de libertad y contra el autoritarismo si no se tiene autoridad moral para hacerlo. Porque, aunque Felipe se vista de seda… espurio se queda.

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DEFINICIÓN Y CRISIS
por Luis Linares Zapata, secretario de Desarrollo Económico y Ecología del gobierno legítimo de México

(publicado en La Jornada el 8 de octubre de 2008)

La crisis, ahora con ribetes claros de globalidad, no solamente es de corte económico-financiera, sino que despliega sus raíces y consecuencias en un amplio segmento de la vida organizada del país. Ésta, que es ya un corte drástico a normalidad, se acompaña con activos rasgos políticos y, más en lo profundo, la irán desplegando tanto sus aristas sociales como las inevitables afectaciones a su basamento cultural. Todo un reto de inteligencia e imaginación para los mexicanos de hoy. Momentos cruciales que requerirán de voluntades conjugadas y la movilización de recursos con los que puede contar la sociedad para hacerle frente. Tiempos de trabajos arduos, tensiones innegables y minuciosa preparación para un futuro congestionado que traerá veloces transformaciones.

De ahí las dudas que embargan a los mexicanos sobre la calidad de liderazgo que el oficialismo ofrece para hacerse cargo de tal situación. Urge darle sustento comprensible a lo que sucede, orientar a la ciudadanía ante la emergencia y apuntar salidas viables. Eso y no otra cosa lateral es lo que se solicita a gritos y por todos lados.

De la densidad de la crisis presente se desprenden las innumerables críticas al frívolo desempeño de las autoridades. De ella emanan los llamados para coordinar acciones concertadas, urgentes, bien cimentadas, que se oyen por doquier y que no encuentran eco en los aparatos de gobierno. Una vez más, en su relativamente corta estancia en los altos mandos federales, la derecha panista equivoca el diagnóstico de la actualidad y, en consecuencia, exhibe mediocres recetas para la acción.

Tanto la administración de los gerentes foxianos como el achicado club de los amigos de confianza que se cobijan tras el señor Calderón dan pruebas fehacientes de incapacidad para la apreciación conceptual de lo que está en juego y de sus timoratos y hasta torpes desplantes ante tan compleja realidad. De ahí la intranquilidad colectiva ante la habilidad de conducción del oficialismo. Por ello se forman nubarrones adicionales al de por sí cerrados horizonte que, hacia adelante, se forman ante los alarmados ciudadanos.

De esos titubeos y francas pérdidas de tiempo se desprenden las tardanzas para movilizar las energías nacionales que permitirían navegar, con las menores afectaciones, en medio de la tormenta que ya envuelve, casi por todos lados, al país. El señor Calderón y sus adláteres no logran, siquiera, armar un discurso creíble. Se atascan en lo circunstancial de una visita a Naciones Unidas combinada con aparentes promociones de negocios sólo para tomarse la foto en Wall Street, precisamente cuando tal santuario se derrumba con estrépito. Usan frases trilladas de catarros en un viaje intrascendente o reaccionan con enojos y fuerza desproporcionada ante pequeñas distracciones difusivas. Se irritan y hasta amenazan ante las invenciones de golpes de Estado ficticios que les diseñan sus propios difusores. Oyen los consejos de aventureros que persiguen jugosos contratos a cambio de reformas polarizantes de una sociedad ya bien irritada.

No alistan a la Fábrica Nacional contra las afectaciones que ya sufre en varios sectores de su actividad productiva, algunos de ellos cruciales como el turismo o la construcción. Tampoco llevan a cabo los preparativos fiscales o programáticos de emergencia que les permitan un rápido y adecuado desplazamiento para contener los problemas que se van presentando. Las cuentas externas, deficitarias en sumas estratosféricas, padecerán la estrangulación del crédito mundial.

La carestía, que se hizo cruento fenómeno permanente, dura más de un año de tocar a las puertas de las clases medias y ahonda la miseria. Ante ella no se instalaron paliativos, compensaciones ni rutas de salida. Por el contrario, se han ido exacerbando con los incrementos a las gasolinas, el descobijo a la agricultura y las ineficiencias en el uso de la inversión pública. El gasto corriente sigue indetenible su carrera de privilegios y alcanza la estratosférica suma de 400 mil millones de incremento en unos cuantos años de dispendio, reduciendo los de por sí escasos márgenes de maniobra que se tienen. En resumen, la inventiva conceptual del oficialismo no da para más. Se le ve acorralado por el derrumbamiento de su meca ideal: el entramado financiero de los americanos.

El otrora símbolo del poder, la arrogancia, hegemonía y los elevados estándares de gestión, lucha por su propia supervivencia. Sus émulos locales, desamparados, no atisban para dónde correr en busca de un refugio cierto que les sustituya paradigmas y recetas. Algunos aconsejan al oficialismo panista que ya no forcejee con sus aliados de siempre: los priistas de elite.

Más aún, todo parece indicar que, al panismo, sus mentores lo han dejado de lado para substituirlos por esa otra facción, ahora al parecer mejor colocada, de la derecha nacional: la rancia y altiva tecnocracia hacendaria junto con la llamada clase política tradicional del priismo decadente. Ese trabuco derechoso es la facción que pretende darle continuidad al modelo de gobierno después de sostenerlo por más de un cuarto de siglo.

Frente a esa agrupación, la izquierda se pierde en sus disputas inveteradas sin atisbar, con precisión, a los rivales que se mueven en su cercanía. Algunos de sus dirigentes todavía quieren unírseles, aunque sea en calidad subordinada, pensando en su conveniencia particular. Otros se distraen en riñas derivadas de pequeños protagonismos e intereses de grupo que las elecciones recientes de Guerrero han desenmascarado hasta con crueldad. Otros no logran aplanar el camino de las alianzas efectivas que les llevarían, una vez más, al triunfo. Otros se empeñan en ningunear el movimiento que se ha enraizado en buena parte del electorado y que puede aportar el sustento efectivo para la transformación futura de México.

Es urgente visualizar que la contienda venidera será entre la derecha y la izquierda y no por el centro del espectro político. Los priístas acudirán al rescate de un panismo que desea, que se empeña, en la continuidad de un modelo inoperante, esta vez a escala mundial. Un modelo que está llevando al país a malgastar otros seis años de oportunidades.

De la altura de la elite de izquierda, apoyada con firmeza popular, dependerá la renovación de la esperanza y la salida de esta crisis que durará por largo tiempo.

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CHINKULTIC: PATRIMONIALISMO ESTATAL, CRIMINALIZACIÓN Y NEGACIÓN DE DERECHOS INDÍGENAS
por Magdalena Gómez

(publicado en La Jornada el 7 de octubre de 2008)

Una vez más en el estado de Chiapas los gobiernos federal y estatal utilizan fuerzas policiacas contra población civil en la supuesta lógica de aplicar la ley. Esta vez le tocó a de la comunidad Miguel Hidalgo, en el municipio de La Trinitaria. Sólo el saldo de muertos, heridos y detenidos ameritaría una real investigación y aplicación de justicia. Las víctimas eran habitantes de dicha comunidad, que decidió en asamblea el pasado 7 de septiembre administrar la zona arqueológica de Chinkultic, al considerar que el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) no le da el mantenimiento adecuado y de su usufructo no se generan beneficios para las comunidades de la zona.

Días antes, habitantes de Santa Rita, Ojo de Agua, Nuevo Porvenir, Venustiano Carranza, Antela, San Nicolás, Tierra Blanca y Nueva Rosita, del mismo municipio, se posesionaron del parque nacional Lagunas de Montebello. Planeaban administrar ambos lugares en forma comunitaria y los mantenían abiertos al público.

En respuesta, autoridades del INAH y la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas demandaron penalmente a los campesinos, por el delito de despojo.

La averiguación previa que dio lugar a la orden de desalojo de los tojolabales acusados no consideró ni por asomo que éstos tienen derechos y con base en ello pueden sustentar la decisión que tomaron.

La Declaración de la Organización de las Naciones Unidas sobre Derechos de los Pueblos Indígenas, en su artículo 11, señala que “los pueblos indígenas tienen derecho a practicar y revitalizar sus tradiciones y costumbres culturales. Ello incluye el derecho a mantener, proteger y desarrollar las manifestaciones pasadas, presentes y futuras de sus culturas, como lugares arqueológicos e históricos”. Por su parte el convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo señala en su artículo 4º:

“a) 1. Deberán adoptarse las medidas especiales que se precisen para salvaguardar las personas, las instituciones, los bienes, el trabajo, las culturas y el medio ambiente de los pueblos interesados.

“b) 2. Tales medidas no deberán ser contrarias a los deseos libremente expresados de los pueblos interesados.

“c) 3. El goce sin discriminación de los derechos generales de ciudadanía no deberán sufrir menoscabo alguno como consecuencia de tales medidas especiales.”

En su artículo 5º señala que al aplicar las disposiciones del presente convenio:

“a) Deberán reconocerse y protegerse los valores y prácticas sociales, culturales, religiosos y espirituales propios de dichos pueblos y deberá tomarse debidamente en consideración la índole de los problemas que se les plantean tanto individual como colectivamente”.

En contraste, veamos que la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos de 1972 establece el patrimonialismo de Estado sin consideración alguna a los pueblos originarios. Basta observar un testimonio de la visión predominante en la hegemonía jurídica e ideológica en el artículo 28 de la ley, cuando da cuenta de un pasado que no parece tener descendientes vivos, persistentes y resistentes, como han sido los pueblos indígenas: “Son monumentos arqueológicos los bienes muebles e inmuebles, producto de culturas anteriores al establecimiento de la hispánica en el territorio nacional –nótese establecimiento en lugar de invasión–, así como los restos humanos, de la flora y de la fauna, relacionados con esas culturas”.

Ya existía hacía 24 años un Instituto Nacional Indigenista destinado a promover la integración de los indígenas vivos, pero, ante todo, existían los pueblos, y lo habían hecho contra ésta y muchas más disposiciones que los ignoraban, como el resto de la legislación, donde el Estado mexicano daba cuenta una y otra vez de la desaparición oficial de los pueblos indígenas; sólo se les permitía ser parte de nuestros antepasados. De ese tamaño es la confrontación de los últimos años entre los pueblos vivos y luchando que simbólicamente se expresaron en la voz del movimiento zapatista. Se ha dicho que sería una locura y un enorme riesgo dar intervención directa a estos pueblos, porque no tienen condiciones ni conocimientos técnicos e infraestructura para conservar los bienes patrimoniales, pero jamás se ha planteado un proyecto específico para que los pueblos puedan acceder a la formación de sus cuadros de alto nivel.

Así tenemos que el caso de Chinkultic amerita un enfoque más allá de la mesa de negociación donde el gobierno del estado se lava las manos frente al resultado de la intervención policiaca y “generosamente” ofrece indemnizaciones y proyectos y se ufana de que todo volvió a la “normalidad”: el INAH puede seguir administrando “las ruinas”, como llaman a los que fueron lugares sagrados. Ya es hora de que se defina si, tratándose de derechos indígenas, se abren espacios de justiciabilidad más allá de la criminalización.

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1 comentario:

BCASARINZ dijo...

Pero si el mozalbete sinverguenza ese bien que recibió el premio del espurio, ESO SI ES TENER COHERENCIA , CARAY!!